*En El Nivel, don Porfirio Díaz *En el Opera, Pancho Villa disparó
José Quintero, enviado especial
En la historia de la gran ciudad de México, los restaurantes bar y cantinases han sido centros de reunión de todos los grupos sociales; muchos artistas, escritores, pintores, cineastas y hasta políticos han creado sus obras en torno a una mesa de cantina, a veces solos o acompañados.
Algunas cantinas y bares de la ciudad de México tienen su historia, como la cantina El Nivel, sobre la calle de Moneda, en contra esquina del Palacio Nacional, donde don Porfirio Díaz siendo Presidente de la República, llegaba a cruzarse a tomarse sus tequilas o los vinos de la época. Este bar lo están remodelando para ampliarlo como centro de cultura.
Otro bar muy famoso es sin duda, el Bar Opera, donde al término de la Revolución, Pancho Villa en una pequeña reyerta de cantina soltó un disparo al aire. Hay muchas historias y crónicas sobre las cantinas y bares de la gran ciudad.
Se habla de que hay unas 500 cantinas más o menos reconocidas, como el Salón Corona, La Polar, La Universal, centros de tradición donde se puede comer, tomar y vivir tardes y noches llenas de emociones en compañía de familiares y amigos.
La Castella, una de las más antiguas de México. Se inauguró en 1892 y desde entonces se ha convertido en un auténtico símbolo para la ciudad. Pero que sea tradicional no la convierte en vieja, pues en sus instalaciones cuentan con 17 pantallas planas para ver un nbuen partido de futbol o una pelea de box.
También la cantina La Ribera, en donde los fines de semana se puede apreciar música mariachi en vivo Más de 77 años respaldan a esta cantina, que es reconocida por platillos como el cabrito.
El restaurant bar La Coyoacana es uno de los establecimientos más reconocidos en el corazón de Coyoacán. Cuenta con una terraza en donde suelen tocar distintos músicos, interpretando desde canciones típicas mexicanas hasta lo más nuevo del rock en español.
Y, La Universal, es una de las cantinas que refleja más lo que es la cultura mexicana. Desde la entrada se puede apreciar una entrada con puertas tipo salón adornadas con vidrio emplomado. Al ingresar a este establecimiento el ambiente cambia automáticamente, se aprecia claramente un cuidado de la limpieza impecable y el olor a comida invita al cliente a sentarse inmediatamente en las sillas de cualquier mesa.