Para los que no lo conocen, Hof se ha bañado en hielo durante más de una hora y ha corrido una maratón en el desierto sin agua. Además, en marzo de 2000, el atleta extremo que habla de las bondades de bañarte con agua fría, estableció el récord mundial Guinness de natación bajo hielo, transitando sumergido con una distancia de 57.5 metros.
Así es que su método de respiración ha conquistado al mundo y, según él, “una ducha de agua fría al día mantiene alejado al médico”, por esto no hay que desestimar los métodos del Wim Hof debido a que estamos en plena temporada de gripe y el clima frío, que no ayudan a aliviar nuestros dolores y molestias, ya sean óseas o musculares.
Los beneficios de bañarse con agua fría
Es preciso un poco de historia para hablar de los fundamentos del método Hof, que nació cuando el atleta extremo tenía tan solo 17 años y como pasatiempo pasaba el rato en agua helada.
Rápidamente se dio cuenta de que podía controlar su respiración de tal manera que le permitió superar las sensaciones, lo que dijo que lo acercó más a su alma.
En este sentido, “el frío es indudablemente una gran fuerza. Es despiadado, pero justo”, explica Hof, por eso se conoce que la “terapia de frío” o crioterapia ayuda a reducir la inflamación, mejorar el sueño, aliviar el dolor, la ansiedad y la depresión.
Aquí deviene la recomendación, ya que una ducha de agua fría puede lograr efectos similares, cuyos beneficios respaldados por la investigación incluye alcanzar un sistema inmunológico reforzado, un mejor estado de ánimo y alerta, y una recuperación más rápida, a posteriori de una lesión.
Es lógico que en épocas como éstas, bañarte con agua fría puede ser algo difícil, pero hay que saber que el esfuerzo vale la pena: benefician por igual a cuerpo y mente.
La mejor opción, según Hof, es aumentar gradualmente la duración de sus baños, y en principio podemos ir añadiendo una leve cantidad de agua caliente, para no hacer tan brusco el cambio térmico.
Claramente no será muy cómodo, pero puede que resulte estimulante y eventualmente el cuerpo se acostumbra y tal vez algunos, requieran hasta su dosis diaria de bajas temperaturas.
En el sentido atlético y mental, Hof sostiene que cuantas más duchas frías tomes, más inquebrantable se volverá nuestra mente y ayudará a “no sentirnos infelices debido al estrés que no podemos regular”, dice.
Por eso es que cuando aprendemos a lidiar con un factor estresante como el agua fría, podremos aplicar esa fuerza y concentración a otras áreas de nuestra vida. Vale la pena intentarlo.
Información por FORBES