*Que nos caiga el machete en la cara
*Es un “estilo de vida, no de guevón”
Alberto Moreno y Ricardo se sienten malabaristas por hacer actos circenses con tres machetes afilados y que tiran al aire para cacharlos y volverlos al espacio de nuevo. Dicen no ser viciosos y que es un “estilo de vida” que los lleva como “trotamundos” por ciudades de la República Mexicana, aunque Alberto tiene esposa e hijo que mantener en la Laguna, Durango.
En la plática con Alberto señala que para el manejo de los machetes, como arma filosa que es, tiene sus riesgos y peligros, pero hay que empezar a manejarlos y controlarlos con mucho cuidado y medir la distancia y tiempo de lanzamiento al aire. “Prefiero estar en la práctica del machete, darle movilidad al cuerpo que ante un celular pegado todo el día”, dice el joven moreno y con rastas en el pelo que lo hacen ver como centroamericano.
Dijo que pudo haber sido enfermero de profesión, pero que este “estilo de vida es libertad y no lo ata a nada”, a pesar de tener esposa y un hijo. “Hago lo que me gusta que es el malabar y con ello mantengo a la familia”. Dice que no es un “oficio de huevones”.
Nuestro trabajo en las esquinas es sacar una sonrisa, una distracción y qué mejor con un malabar con machetes que implica riesgos y tensión por ser un arma blanca.
Alberto tiene 23 años y no sabe a dónde va, aunque advierte que seguirá varios años en este “arte del malabar”.
Mientras, Ricardo quien dice que es de Parras, Coahuila, también se siente malabarista y dice que Alberto es su maestro. Le gusta viajar y conocer y que Alberto le dio el impulso para ir de una ciudad a otra.
A la pregunta, Ricardo rechaza ser vicioso y lo que gana es para él, está soltero, y gana al día hasta 300 pesos. Coincide en que andará otros años en el malabar de los machetes. Apunta que es un trabajo de peligro y que a veces la gente se queda con el morbo de en qué momento les cae “el machete en la cara” o les corta parte del cuerpo.
https://youtu.be/ZDu2uO8km3M
