CIEN AÑOS DEL BOMBARDEO AÉRO A MAZATLÁN

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*1914    6 DE MAYO    2014

*FRANCISCO CHIQUETE

El seis de mayo de 1914, mientras la ciudad era sitiada por el Ejército al mando de Álvaro Obregón, Juan Carrasco, Ángel Flores y Ramón F., Iturbe, el biplano Sonora, de las fuerzas obregonistas, sobrevoló Mazatlán para atacar el cuartel que estaba en el Cerro de la Nevería. Con  tan mala suerte, que la bomba se le cayó accidentalmente al copiloto y fue a estallar en la esquina de Carnaval y Canizales, donde mató a cuatro personas y heridas a unas diez más. Mazatlán se convirtió así en la primera ciudad en el mundo, que fue bombardeada desde el aire, con víctimas fatales.

El bombardeo es uno de los asuntos más importantes en la historia bélica de la ciudad, aunque por tratarse de un error de los operadores, ninguna autoridad revolucionaria dejó constancia formal de los hechos, de modo que los antecedentes, según plantea el cronista de la ciudad, Enrique Vega Ayala, quedan guardados en la tradición oral de los mazatlecos, pero también en los partes médicos y forenses de las cuatro víctimas, entre las que se encontraba un menor de edad, una joven y dos hombres.

Al cumplirse cien años de estos acontecimientos, Sinaloa enlínea le presenta un video con los detalles del caso.

El bombardeo tiene un antecedente: días antes de estos acontecimientos de produjo la primera batalla aeronaval en la historia. EL biplano Sonora, de los constitucionalistas, atacó a un barco de la Marina Armada de México, que estaba al servicio del gobierno de Victoriano Huerta. Los hechos ocurrieron en la bahía de Topolobampo.

En Mazatlán, el biplano Sonora había hecho varios vuelos, durante los cuales arrojaba propaganda revolucionaria, lo que hizo que ante su aparición, mucha gente se concentrara en espera de los papeles sediciosos, sobre todo para ganárselos a las fuerzas policíacas, que inmediatamente aparecían para decomisarlos.

El sitio a Mazatlán fue especialmente largo y doloroso, nos especifica Vega Ayala. El asedio a la ciudad inició a finales de 1913, pero fue durante el mes de febrero de 1914 que se concretó el cierre de los accesos, tanto por tierra como por mar, pues el puerto fue bloqueado por el buque Potrero del Llano, de los constitucionalistas.

Esto hizo que se agudizaran los problemas de abastecimiento. La gente se amotinó para obligar a las grandes compañías de víveres a que soltaran la mercancía que tenían almacenada, en parte por especulación y en parte por previsión personal de los dueños. También hubo motines para abrir el ojo de agua que corría hacia debajo del Cerro de la Nevería, pues al estar cerrada la entrada principal de la ciudad (hoy Avenida Gabriel Leyva) tampoco podían pasar los aguadores, que se abastecían de los arroyos de los alrededores.

El bombazo motivó la intervención de los cónsules, quienes hablaron con los generales revolucionarios para pedir garantías de que no se repetiría un hecho así, ni siquiera por accidente.

No hubo más bombardeos. El capitán Gustavo Salinas, que estaba al mando de la nave, y el copiloto Teodoro Madariaga hicieron nuevos vuelos, pero sin artefactos peligrosos, hasta que el avión perdió el motor y tuvo que ser dejado fuera de uso. Vega Ayala señala que el aparato se encuentra en la Escuela de Aviación de la Sedena en Guadalajara.

El accidental bombardeo fue parte de las novedades en el uso de la fuerza aérea. Más adelante se crearon sistemas de alarma contra esas acciones bélicas y se generó toda una cultura de autoprotección, pero entonces todo era nuevo. La propia bomba era un artefacto elaborado con dinamita, recortes de fierro, miel y una restirada piel de cerdo que bien apretada, daba la consistencia necesaria para potenciar la explosión.

El sitio a Mazatlán terminó hasta agosto. El hambre, que provocó grandes inconformidades, y el riesgo de nuevos bombardeos, fueron minando la resistencia de las fuerzas federales, que terminaron por intentar una costosa fuga a través del mar.