Chris Gardner, y el reflejo del triunfo

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Fue el conferencista de la XLII Asamblea nacional del AMPI

“Si tienes un sueño, tienes que protegerlo; si quieres algo, ve y tómalo”, fácil decirlo, ¿Sencillo hacerlo?

Así describe Chris Gardner, el que escribió el libro “En Busca de la Felicidad”, (fuente en la que se basaron para la película del mismo nombre, con Will Smith, nominada al Oscar de la academia), la vida.

Ante cientos de integrantes de la AMPI que participaron en su XLII Congreso Nacional, el invitado de lujo de este día, narra su experiencia, de las cosas tan difíciles que tuvo que afrontar en la década de los ochenta cuando Estados Unidos vivió una crisis económica más, y todo lo que él hizo para poder levantarse luego de tener una vida cómoda y caer en el pozo de la angustia y necesidad, al extremo de dormir en baños de aeropuertos, o en la calle, según donde se le hacía noche con su hijo, y que cuando dormían en un hotel y lograban comer los dos, era por que había vendido su sangre.

Dicho así se oye desangelado quizá y más cuando las cuenta de manera chusca en ocasiones, pareciera que estamos viendo la película, pero nos hace aterrizar cuando enseguida toma la seriedad para decirnos.

“Todo es real”.

No es tan sencillo simplificarlo de esa manera, desde luego, pero los argumentos que esgrime hace que el más necio entre en razonamiento y realmente busque en su interior ese yo al que muchos le tienen miedo que aflore.

Y lo analiza desde su punto de vista, de alguien que sabe lo que dice por que lo vivió:

“Tu puedes escoger quién quieres ser; tu concibes a Dios como quieras, pero tu no puedes ser derrotado, es lo que te hace ser tu”.

Y llega al trasfondo de sus cosas y lo encapsula en algo que para él es crucial:

“Es la genética espiritual, es algo que está más allá de la ciencia, los médicos, la tecnología. Todo eso pasa a un segundo término para llegar a a ser lo que tu puedes ser y hacer lo que quieras, y todo se pondrá en su lugar”.

El motivador utiliza frases cortas para tocar las fibras sentimentales y hacer razonar a los que se encuentran en el salón del Centro de Convenciones:

“Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacerlo; si tienes un sueño protégelos y si quieres algo, ve y tómalo”.

O cuando menos, argumenta, eso fue lo que su madre le decía cuando era un niño.

“Pero hay que tener cuidado al decirlo”, esgrime.

Y añade otras cortas:

“Se el mejor del mundo lo que quieras ser, así seas barrendero, hazlo con pasión”.

Se trata, dijo, de no tener miedo de apretar el botón que detone todo lo que traemos dentro.