“Personalmente, yo soy de Ecatepec, quien guste estar conmigo, me puede comentar el primer comentario que es mío”, escribió.
Hasta las 4 de la tarde llevaba 217 comentarios y la publicación había sido compartida 71 veces, en el grupo de más de 54 mil miembros.
Le escribieron de Texas, Estados Unidos; Tabasco, Chetumal, Tijuana, Veracruz, Torreón, Querétaro, Chiapas, Monterrey, San Luis Potosí, Atizapán, Mérida, Izcalli, Ciudad de México, Cuautitlán, Aguascalientes, San Francisco del Rincón, San Miguel de Allende, Tonalá, Mexicali, Alvarado, entre otras ciudades.
Bertha Ocaña, la hermana del actor, publicó unas palabras en sus historias de Instagram, sobre esta convocatoria.
“Gente hermosa, por favor mucha organización desde cada estado del cual decidan realizar la marcha ese día. Es el cumpleaños de Octavio. De corazón muchas gracias por su tiempo y sus ganas de que se haga justicia. No cabe duda de que unidos somos más fuertes”.
La muerte de Octavio
El 2 de noviembre, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) informó que Ocaña murió después de recibir un impacto de bala de manera accidental cuando chocó su camioneta, tras huir de policías de Cuautitlán, Izcalli, Estado de México, el 29 de octubre pasado.
“Durante su huida, el conductor perdió el control, salió de la cinta asfáltica y se impactó sobre la parte delantera derecha. En ese momento y, a consecuencia de la dinámica de este percance, el conductor presumiblemente accionó el arma de fuego que portaba en su mano derecha”, señaló la fiscalía.
Agregó que, según sus peritajes, el joven de 22 años conducía alcoholizado y había consumido marihuana.
Informó que entrevistó a los dos hombres que viajaban con Ocaña. Quien iba en el asiento del copiloto declaró que habían consumido bebidas embriagantes, y cuando circulaban por calles de ese municipio, los policías municipales les marcaron el alto, pero el difunto decidió acelerar en lugar de detenerse.
Su padre, Octavio Pérez, por el contrario, denunció que los dos acompañantes de su hijo de 22 años fueron torturados y obligados a firmar su declaración ante la FGJEM.
“La gente que estaba con mi hijo eran amigos míos y amigos de él, que quede claro y los torturaron hasta que se cansaron. Uno de ellos se comunicó conmigo y me dijo: ‘perdóname, amigo, pero me hicieron firmar esto, esto y esto. Me madrearon tres, cuatro días y hasta hoy me soltaron y me hicieron firmar esto”, señaló el padre del difunto actor.
Sostuvo que su hijo no era alcohólico ni drogadicto y que los policías municipales lo habían matado, pues el calibre del disparo que tenía en la cabeza no era de su arma, sino de una .9 milímetros.
Información por PROCESO