*El “trovador callejero” gana 300 a 400 pesos
*61 años y vive en la Jaramillo
Don Juan se siente un trovador callejero y se gana la vida cantando con aguardentosa voz y peor tocando la guitarra, aunque no le importa su timbre con tal de llevarse unos pesos a la bolsa y seguir sobreviviendo en estos tiempos tan complicados y con sus 61 años a cuesta.
Vive en la colonia Rubén Jaramillo y en la breve entrevista saca de entre sus ropas una carta enmicada y con logos de la Secretaría de Salud donde le diagnostican debilidad visual, pero eso le sirve de pretexto para que los inspectores de Oficialía Mayor lo dejen laborar en la calle y sin pagar derecho de piso o algún permiso por ser “vendedor” de canciones rancheras.
Dice que en las últimas semanas su “fuente de trabajo” es al pie del monumento a Pedro Infante, en uno de los extremos de Olas Altas y casi al inicio del Paseo del Centenario, desde donde hay una vista maravillosa de este paseo y una parte de la bahía hacia la zona hotelera de Mazatlán.
Le gusta vestir de blanco, aunque ya con ropa percudida, y una gorra de oficial de tránsito, para parecerse más a Pedro Infante y de quien canta canciones a los turistas mientras se toman la foto del recuerdo al lado o abrazando (las mujeres) al popular artista sinaloense.
El “trovador callejero” es medio iletrado, pero muy vivo para llegarles al corazón de los turistas que le regalan unas monedas. Don Juan no deja el día por menos de 300 a 400 pesos, incluso hasta algunos dólares.
El “cantante”, pese a todo, es ya un personaje urbano.