Desestima el alcalde la lucha contra el Covid 19
FRANCISCO CHIQUETE
Un Papa del Siglo XVI determinó que aquellos quienes cruzaren las puertas de la iglesia de la Hacienda de Guadalupe, quedarían librados de todo pecado. Más de cuatrocientos años después, un alcalde, Luis Guillermo Benítez Torres, decreta que Mazatlán no entra en la bolsa del coronavirus, que aquí no se cierran bares, cines ni restaurantes.
Aquel antiguo Papa estaba investido de la representación divina. Y si no funcionaba la bula, ya se vería cuando el pretenso beneficiario entregara el equipo y viese por el futuro de su alma. Pero el alcalde no está armado por nada, ni siquiera por una estampita del “Detente” lópezobradorista, y su afirmación de autoridad puede costar vidas, muchas vidas.
Esta historia de magias y voluntarismos arranca como reacción a los anuncios del gobierno sinaloense, que dio a conocer el cierre de antros, cines y gimnasios entre otras actividades económicas. Mazatlán entra en otro costal, dijo el munícipe, quien luego rindió un homenaje a Don Perpetuo del Rosal diciendo que nada se suspenderá mientras él (el alcalde) no se reúna con los empresarios.
El alegato es materialista. En otros municipios (mencionó a Navolato y Culiacán) no pasa nada en la economía si cierran los restaurantes, sostuvo.
El turismo es, en efecto, la gran palanca de la economía mazatleca y en algún momento llegó a desplazar a la agricultura como porcentaje mayor de aportación al Producto Interno Bruto del Estado.
Pero hoy estamos hablando de una pandemia, una enfermedad viral que se contagia sin mostrar mayores signos en el portador, y a veces llega a ser asintomática, de tal suerte que la única manera encontrada por la humanidad entera para cortar los contagios, es la distancia social, el aislamiento en los casos de mayor vulnerabilidad.
El señor alcalde está invocando sus potestades sobre el territorio que le toca gobernar, sin detenerse a ver que en esta tarea titánica de detener al coronavirus se necesita la participación de todos, incluyendo los que creen ejercer poderes chamánicos.
Mazatlán se mete en otro costal, dijo con la misma frescura con que días antes había aseverado que no habría afectación económica para nuestro destino turístico.
En realidad el gobierno estatal no incluyó a los restaurantes en el cierre obligatorio, pero sí ha recomendado en consonancia con el gobierno federal, que haya medidas de protección a los comensales.
Pese a eso y a los repelos del alcalde, la sociedad va por delante de él y de otras autoridades como él. Hoteles, cadenas restauranteras y otros negocios han empezado a cerrar temporalmente sus puertas, tanto porque saben que de lo contrario podrían ser parte del problema, como porque la sociedad o buena parte de la sociedad ha decidido defenderse con el aislamiento, y ha dejado de hacer vida social y consumo. Hasta una cadena nacional de salas de cines anunció la suspensión de actividades.
No han faltado los abusos ni las deslealtades de quienes descuentan salarios para que la crisis la paguen los empleados, pero en general la respuesta ha sido positiva.
Es una pena que por tozudez, por mal enfoque o por ignorancia, haya autoridades que se quedan a la zaga en momentos como estos.
La sociedad sabrá salir adelante a pesar de estos que se transforman con un puesto modesto y se sienten tocados por la divinidad.