Entre dos amigos. En realidad, son tres los personajes de esta anécdota. Desde 1977 los comencé a conocer. Corría el sexenio de Alfonso Genaro Calderón Velarde. Uno de ellos era Juan Sigfrido Millán Lizárraga, en ese entonces Director General de Transito y Transportes en Sinaloa. El otro era Abraham Velázquez Iribe, inseparable de Juan. El tercero era Jesús Aguilar Padilla, siempre ligado a Juan. Los tres eran como hermanos. Poco a poco, primero con Juan y posteriormente con Abraham y Jesús se fue dando una amistad con este reportero, que creció con el paso del tiempo.
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Los entretelones que nos toco vivir de cerca para que Millán Lizárraga llegara la gubernatura, es otro tema. El de hoy se trata de cuando Millán Lizárraga asumió el cargo de Gobernador (1999-2004) y cuando Aguilar Padilla también lo era (2005 al 2010).
A Millán Lizárraga le tocó vivir de cerca la salida del PRI de Los Pinos. Tras la derrota de Francisco Labastida Ochoa candidato presidencial del PRI, asumió la presidencia el panista Vicente Fox. Millán Lizárraga, inteligente y con una destreza única en política, se creo las condiciones para mantener una buena relación institucional con Fox y al mismo tiempo fortalecer su proyecto en Sinaloa. Ya con Fox de Presidente y en una ocasión cuando Millán Lizárraga se encontraba en Mazatlán, nos fuimos a comer mariscos al restaurante de La Puntilla. Ahí platicamos sobre el futuro político de Sinaloa. Ingenuamente yo le compartí a Juan que era una buena oportunidad de trabajar para lograr poner a un buen relevo suyo como candidato. La respuesta fue: “Y porque uno…Vamos por dos y si se puede por tres”.
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El tiempo le dio la razón a Millán Lizárraga. Solo había una incógnita. ¿Por cual de sus dos hermanos se decidiría para su relevo?. ¿Sería Jesús Aguilar o Abraham Velázquez?. Para este reportero le resultaba difícil la decisión que tomaría Juan. Porque tanto Jesús como Abraham eran sus cercanísimos. Jesús y Abraham me dispensaban con su amistad que era y siempre fue reciproca.
En una comida en el restaurante La Casa Country en Mazatlán, Juan comenzó a platicar de la sucesión. Se cuidaba de no soltar nombres. Abordaba generalidades. Pero yo con la confianza de siempre le lance la pregunta: “Haber, haber. Por quien te decidirás, por Jesús o por Abraham”. Juan guardo unos segundos en silencio. Luego me dijo: “Mira Jesús se ha preparado. Ha creado un buen grupo en el que incluyó a empresarios. Y ha operado muy bien en el Congreso del estado”. -Y Abraham le pregunte-. “Mira Abraham yo se que tu lo quieres mucho. Es el hombre más leal que conozco. Pero no se preocupó por prepararse”. Yo lo quiero mucho, pero vamos a ver”. Para este reportero quedó claro que Jesús Aguilar sería el relevo. Y así fue.
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Ya resuelta la propuesta de Jesús para candidato a Gobernador, hubo otra reunión que sostuvo con Juan Millán. Ahí le comenté que el problema de Jesús era su falta de carisma, es muy sangrón, ¿Cómo le harás para que gane?. Al no ser que lo meta a un curso intensivo de “dale Carnegie”, le dije en broma. En el camino para formalizar la candidatura de Jesús Aguilar, en el PAN se guardaban su definición.
En otra ocasión que Millán estuvo en Mazatlán nos fuimos platicando a bordo de su camioneta hasta la primera caseta de cobro en la Mazatlán-Culiacán. Ahí comentamos lo que andaba circulando. Que su Secretario de Economía Heriberto Félix podría convertirse en candidato del PAN a la gubernatura. Millán en todos los tonos lo negó. “No, no se lanzará”. Tal vez Millán fincaba su esperanza de que había apoyado en todo a Heriberto como Secretario de Economía. Y hasta en lo personal. Por eso sostuvo en esa ocasión que no se iría al PAN. Y se equivocó. Heriberto Félix no solo se convirtió en candidato del PAN a la gubernatura, sino que creció de tal forma que a punto estuvo de ganarle la elección a Jesús Aguilar.
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Ya como Gobernador Jesús Aguilar Padilla apenas arrancó su sexenio y comenzaron a darse los primeros roces entre él y Juan Millán. Los amigos de ambos lo sabíamos. Los amigos de ambos veíamos venir una inminente separación. Para mi me parecía imposible. Y siempre rechace esa posibilidad cuando alguien me lo preguntaba. Los conocía. Eran como hermanos. Podrían tener diferencias. Podrían hasta pelearse por algo. Pero el cariño y respeto de hermanos jamás se rompería. Por nada, ni por nadie.
El sexenio de Jesús Aguilar corría. Poco después de llegar a la mitad del sexenio ya constante algo. Comiendo con Juan Millán me comentó que Aguilar se estaba equivocando. Está perfilando como su candidato a Jesús Vizcarra. “Es su amigo, lo se. Pero se lo lanza será una equivocación”. Esto lo tomé como un mensaje. La situación me colocaba entre mis dos amigos. Tomé el teléfono y hablé con Jesús Aguilar. ¡Vente a la oficina!, me dijo. Y me arranque a Culiacán.
Apenas entre al despacho del Gobernador, este se levanta del sillón y me dice: “Ves la silla…Ahí solo cabe una persona”. Entonces entendí cuál era la molestia de Juan Millán. Le dije que Millán me había comentado que sería un error que lanzar a Jesús Vizcarra como candidato. Y vino la confirmación de lo que yo siempre supuse. El plan era que después de Jesús Aguilar quien seguiría como Gobernador sería Abraham Velázquez. Como se recordará Abraham se mantuvo los dos sexenios el de Juan y el de Jesús como Secretario de Obras en Sinaloa. Pero Abraham comenzó a tener problemas de salud. Vino la perdida de su hijo y empeoró.
Pero para Juan esa era una excusa de Jesús para sacar del juego a Abraham. Al final Jesús se decidió por Jesús Vizcarra que se convirtió en candidato a Gobernador. Y Juan Millán decidió apoyar al disidente del PRI que era el entonces Senador Mario López Valdez (Malova). La historia ya la saben. Malova logró ganarle a Vizcarra. Los panistas creyeron que con él habían ganado la gubernatura, pero pronto se dieron cuenta de que estaban equivocados. Millán en ocasiones me reclama sutilmente haberle creído a Jesús Aguilar.
Las diferencias entre Juan y Jesús se terminaron. Los hermanos siguieron juntos como siempre. Hasta el final del camino en esta vida de Jesús Aguilar que falleció el 30 de enero del 2023. Ese día cuando me avisaron del fallecimiento de Jesús, mi primera reacción fue hablarle a Juan Millán y lo hice. Cuando escuche a Millán al otro lado de la línea, con una voz quebrada que reflejaba el gran dolor de haber perdido a un amigo, a su hermano, no hubo más que decir. El dolor de Juan era compartido con todo, por este reportero. Las diferencias entre hermanos son hasta cierto punto normales. Porque al final prevalece el cariño, el respeto y la admiración que se profesan mutuamente. Así fue con Juan Millán y Jesús. Amigos, hermanos hasta el final.