Zacatecas y Guadalupe.

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Luis Antonio Martínez Peña.

Cuentan que en 1546 cuatro personajes que vivían en la villa de Guadalajara tenían urgencia por obtener riquezas e iniciaron exploraciones por el cañón de Juchipila; una vez salvados los escollos geográficos y humanos de aquella agreste región del centro occidente de México,  llegaron a la zona de poblamiento de los indios Zacatecos,  y ahí se toparon con una elevada  montaña de frente rugoso  con las entrañas llenas  de plata. 

Se presume que el 8 de septiembre de 1546 como fecha de fundación del viejo  real de minas de Zacatecas y en el centro de aquella ciudad existe una fuente y monumento a la memoria de los españoles Juan de Tolosa, Diego de Ibarra, Cristóbal de Oñate y Baltasar Termiño de Bañuelos, reconocidos como descubridores de minas de plata y fundadores del primer asentamiento español sobre las aldeas del antiguo Zacatl o Zacatal de  los indios zacatecos.

 Extraída la plata de las entrañas  de aquella región las riquezas  colmaron las arcas del monarca español Felipe II.  La abundancia de plata circulante en Europa alteró los precios de las cosas y sirvió de impulso primario a la manufactura europea;  y en correspondencia,  el gran monarca le concedio el título de Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas y el lema en latín “Labor Vincit Omnia” que literalmente  significa “El trabajo lo vence todo”. Titulo y lema fueron concedidos  en 1588. Los zacatecanos ostentan con orgullo su titulo de ciudad primigenia en el septentrión de América,  al igual que el titulo de Patrimonio Cultural de la Humanidad que les concedió la UNESCO en 1993.

El pasado miércoles 23 de julio y de diversas poblaciones de Sinaloa partimos a Zacatecas una delegación de cronistas e historiadores para participar en las labores del XXXVII Congreso Nacional de la Asociación de Cronistas de Ciudades Mexicanas A.C.  Este 2014 se escogió como sede a Zacatecas con motivo del centenario de la toma de Zacatecas por las Divisiones del Norte y del Centro encabezadas por los generales  Pancho Villa, Felipe Ángeles  y Pánfilo Nateras, durante el mes de junio de 1914.

Debido a éste acontecimiento de resonada trascendencia los temas de las mesas  de trabajos del citado congreso giraron en torno a la batalla de Zacatecas, la figura de héroes revolucionarios y hechos de la revolución de 1913-14 en las distintas comunidades y ciudades del país.

Así cómo acudimos los  de Sinaloa también llegaron cronistas de Chiapas, Quintana Roo, Baja California y Tamaulipas, por mencionar a nuestro estado y a los que conforman las cuatro  lejanas esquinas de la geografía mexicana.

Estas reuniones tienen un elevado carácter cultural por el encuentro de personas que dominan distintos temas y con todos los acentos con los que se habla el idioma español-mexicano. Pero también se da una elevada participación artística local y muestras de gastronomía regional aportadas por el anfitrión.

Zacatecas en julio goza de  un clima envidiable. Para nosotros que  subimos desde las poblaciones costeras y de los valles sinaloenses y de soportar temperaturas de 38 grados, llegar allá  y sentir los 22 o 24 grados a la máxima, pues fue gozar de la primavera en pleno julio.

El primer día de actividades, se ocupó la mañana en las tareas de registro y de la inauguración  del congreso en   el ex templo de San Agustín, contando con la presencia del alcalde de Zacatecas, Carlos Peña Badillo, el Sr. Melchor Olguín presidente saliente de la Asociación de Cronistas y el presidente entrante, Lic. Manuel González Ramírez, cronista del estado de Zacatecas., a quien se le tomó protesta en esa reunión.

En esa ceremonia  el rasgo emotivo lo dio el niño Azael González  estudiante del quinto año de primaria que declamó el poema Revolución Traicionada, causando admiración por su elocuencia y carácter. La parte magistral del evento la dio el maestro Oscar González Azuela al dictar una conferencia  sobre la vida y muerte del general Felipe Ángeles, estratega y artillero en la toma de Zacatecas.  Una charla llena de detalles y experiencias de vida del ilustre general artillero que nació en Zacualtipán, Hidalgo en 1868 y murió fusilado en Chihuahua en 1919 cuando a Carranza y a Obregón les dio por apagar con balas  toda luz que opacara el astro de sus gobiernos.

Oscar Gónzález  Azuela es nieto del gran escritor de novela revolucionaria Mariano Azuela, autor de  “Los de Abajo” uno de los textos primordiales que todo mexicano debe leer.   González Azuela tuvo la gentileza de acompañarnos en toda la secuencia de trabajos de nuestro congreso.

Después de la inauguración el ex  templo de San Agustín se convirtió en sede da las cuatro mesas de trabajo en las que se dio muestra oral, gráfica y escrita de los trabajos que presentaron los cronistas en el transcurso de la mañana que sin sentir se hizo tarde y al punto de las catorce treinta nos fuimos a disfrutar los alimentos.

La  comida la hicimos al aire libre en la placita de Miguel Auza, un rinconcito zacatecano,  anejo al templo de San Agustín y nos deleitamos con el tradicional “asado de bodas”.   Lo compartimos con la compañía del presidente municipal Carlos Peña Badillo,  quien recibió del Congreso la distinción a Zacatecas ciudad como  Capital Nacional de la Crónica. A su vez el presidente municipal fue portavoz de un acuerdo de su cabildo e hizo el reconocimiento de visitantes distinguidos a la delegación de cronistas de ciudades mexicanas.

Pasada la comida y el primer vaso de agua con  alka seltzer, por aquello de las agruras y los condimentos no reconocidos y nos trasladamos en pleno a la vecina ciudad de Guadalupe.

Visitar la ciudad de Guadalupe es toda una experiencia. En primer lugar, porque forma parte del área  metropolitana de Zacatecas, pero  conserva en sus calles, plaza y mercado los rasgos de un pueblo tradicional con venta de birria y tunas cardonas que se presumen como la crema y nata de la tuna mexicana y una personalidad municipal única.  Su plazuela está renovada con adoquines y áreas peatonales exclusivas, alrededor hay cafés al aire libre y puede uno saborear las delicias de la repostería local en una tarde apacible y provinciana. Un busto de Benito  Juárez en la plaza como prueba de civismo y laicidad, nos informa que el jardín de Guadalupe está dedicada al benemérito  y a un costado de la misma plaza existe una  casa donde naciera el sacerdote Miguel  Agustín Pro. Así lo dice una placa sobre la misma. El padre Pro fue  un sacerdote católico que durante la Guerra Cristera de los años veinte hacia críticas sarcásticas o bromas  sobre el gobierno federal y eso le acarreó que fuera acusado de terrorismo y sabotaje por el gobierno del general Plutarco Elías Calles; quien al modo autoritario  y sin claridad de pruebas en su contra ordenó el fusilamiento de Miguel Agustín Pro en 1927,  en el patio de una comandancia de policía de la ciudad de México, para terminar con este cuento, el papa  Juan Pablo II lo declaró mártir y lo beatificó en 1988. El Estado mexicano apechugó y calladito sufrió  todas las beatificaciones  de mártires cristeros mexicanos por el papa Juan Pablo II.

Guadalupe es célebre y reconocida a nivel mundial por su templo consagrado a la Virgen de Guadalupe.  A un costado del templo se encuentran las instalaciones del ex convento de propaganda de la fe de la orden de San Francisco. Este convento se fundó a instancias de Fray Antonio Margil de Jesús, un misionero  de la orden seráfica quien  se consagró a la expansión del evangelio por tierras de gentiles en todo el norte de México y  Tejas.  En ese convento se formaron los misioneros que durante el siglo XVIII fueron evangelizando  por todos los rumbos de México. Desde las sierras de Nayarit y Jalisco hasta las llanuras tejanas. Muchas poblaciones actuales de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Tejas y el Nuevo México  reconocen su origen en las reducciones o pueblos de misión que se fueron creando con los indios nómadas del altiplano norteño a instancias y tezón de los padres franciscanos que egresaron del colegio de Guadalupe.

Cruzar el umbral del ex convento es entrar a un recinto consagrado al estudio, la oración y  meditación trascendental. Sus instalaciones y la infraestructura conventual  imponen respeto y nos revelan un centro de gran actividad, practica e intelectual tanto  en sus celdas, claustro, coro, oratorio  y biblioteca. Por el gusto a la lectura nos sorprende una bien organizada  biblioteca de aproximadamente 10 mil volúmenes;  y se nos informa  que en su momento de esplendor llegó a contener el triple de libros.

 Uno de los guías nos comenta que en una de esas celdas pernoctó el cura Miguel Hidalgo en 1811 cuando  huía de las fuerzas realistas, una vez derrotada la insurgencia  en Puente de Calderón en Guadalajara.

 De manera permanente se encuentra expuesta una gran colección de pintura con motivos sagrados con detalles sobre la vida y pasión de Cristo y de San Francisco e imágenes de motivos religiosos. Todo con el propósito de explicar y hacer iconográficamente entendible el evangelio y las tradiciones católicas en la vida de mártires y santos. La pinacoteca de arte virreinal de Guadalupe es una de las más importantes y antiguas de México. Después de haberse cerrado en 1908 El edificio abrió sus puertas desde 1917 como el primer museo de antigüedades del estado de Zacatecas y en 1939 fue declarado monumento nacional y por supuesto que está en manos del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En las instalaciones del convento de Guadalupe se llevó a cabo la segunda jornada de lectura en cuatro mesas de trabajo de los participantes del congreso nacional de cronistas y en su jardín tuvimos una excelente velada artística con la participación de la banda sinfónica juvenil de Guadalupe y la soprano Sheila López interpretó bellas melodías de música popular mexicana y sin faltar la interpretación de la Marcha de Zacatecas. Pieza musical compuesta por  el maestro Genaro Codina,  marcha que los mexicanos consideramos un segundo himno nacional.  Los cuadros artísticos y bailes regionales estuvieron a cargo de la Compañía Estatal de Danza a cargo del maestro César Lara. La velada en Guadalupe incluyeron reconocimientos al presidente municipal Roberto Luévano Ruiz  y a la ciudad de Guadalupe se le concedió el titulo de Capital Nacional de la Crónica.