Milagros es una invidente de 39 años que se levanta a las cuatro de la mañana para iniciar su día y luego de convivir temprano con sus tres hijos: 2,5 y 14 años de edad, y su madre, se desayuna y sale a “trabajar” a través de su canto frente al centro comercial Liverpool, del Centro, en busca de las monedas para el sustento.
No canta mal las rancheras, aunque le gustan las románticas y algunas hasta de dolor, pero ella dice que pocas veces pierde el ánimo y rasgando la vieja guitarra y un pesado micrófono, deleita a los paseantes, turistas y locales que pasan hacia el mercado “José María Pino Suárez” a tomar el camión o que asisten a Catedral, ahí frente a Palacio Municipal.
Sin aclarar, Milagros dice que estos días “son difíciles” y que siempre está de buen humor y más porque siente que hay gente que le muestra cariño, lealtad y respeto a pesar de su problema de falta de la vista. Dice que la buena vibra la percibe en la gente.
En la breve entrevista dice que quiere en la vida ser una gran cantante y ayudar a la gente humilde. Informa que tiene un grupo de aportaciones, muchos son “fans de ella” y que desde hace cinco años ayudan a las personas adultas mayores a quienes les entregan cosas en especie, no dinero. Dice que se llama “Fans de Milagros” y funciona y opera a través del WhatsApp.
Hace un llamado a la gente para si quieren contratarla para cantar en alguna fiesta o lugar.
