TODOS A TRABAJAR POR UN GRAN ACUERDO PARA MODERNIZAR A SINALOA

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ

En días pasados el director de la interesante revista Politeia, César Velázquez, escribió cuatro artículos en  El Debate que pueden titularse de la siguiente manera: Un Acuerdo por Sinaloa: Cambiar lo que haya que Cambiar. Me pareció muy pertinente  su iniciativa, sobre todo porque están dadas las condiciones para este pacto pueda fructificar. Volver después a ellas. Primero vayamos a algunos de sus planteamientos generales:   

                 1.- Sinaloa requiere de un nuevo pacto político, un gran acuerdo o de una propuesta global compartida para dar cauce a las transformaciones estructurales que exige su modernización económica y social. Una auténtica reforma del Estado que prepare a Sinaloa para los próximos 25-30 años. Sacudir el andamiaje legal que corresponde al Sinaloa del pasado y prepararlo para el futuro.

2.- Sinaloa necesita mejorar sus sistemas de representación y de competencia por el poder político, así como establecer nuevas reglas del juego, es decir nuevas instituciones, para regular y dar certidumbre a los intercambios entre los actores económicos, políticos y sociales.

3.- Se trata de recuperar, pues, rescatar el impulso reformista y la vocación de cambio. Romper la letargia social y construir nuevas mediaciones entre política y sociedad para evitar dislocamientos sistémicos, como dicen algunos no sin cierta pedantería. Tal es el sentido de un pacto para y por Sinaloa.

DIAGNÓSTICO ECONÓMICO GENÉRICO QUE JUSTIFICA EL PACTO.

4.- El desempeño económico de Sinaloa experimentó una drástica caída hasta el puesto 29 entre las entidades federativas, perdiendo 20 posiciones en el lapso de apenas dos años, explicable en gran medida por la crisis del aparato productivo, como consecuencia de las heladas de los dos años precedentes, y que se tradujo en un pobre crecimiento económico, una de las razones que da cuenta en la sensible baja de la recaudación actual, según lo han explicado especialistas en la materia.

5.- En economía y política, no tenemos  las mejores calificaciones, y los sinaloenses estamos urgidos de que se diseñen y pongan en marcha una nueva generación de políticas públicas que expresen las coincidencias estratégicas de los actores económicos, sociales y productivos, para abrir una etapa de crecimiento sostenido que rompa con la mediocridad de estos años, y que también creen y recreen un clima de confianza y certidumbre en las reglas del juego que definen la competencia por el poder político.    

DIAGNÓSTICO SOBRE LA VIDA POLÍTICA QUE HACE NECESARIO EL ACUERDO

                6.- En el ámbito de la política (…) las cosas no andan bien en Sinaloa. Los datos que arroja el Índice de Desarrollo democrático 2012, dan cuenta de la urgencia de que todos los actores de la vida política estatal encuentren un campo común de entendimiento para encaminarse hacia un nuevo arreglo institucional que clarifique las reglas del juego en la lucha por el poder político, en el marco de una auténtica Reforma del Estado.

            7.- Con todos los defectos que tienen los índices, no pocas veces elaborados como trajes a la medida, sí debe constituir motivo de preocupación de todos, la pobre calificación que tiene nuestra vida democrática. Se reconoce un desempeño por encima de la media nacional en gestión del desarrollo social (8) y económico (16), pero se ubica muy por debajo del promedio tanto en su desempeño institucional (29) como en derechos y libertades (31).

            8.- La investigación del Índice…, al evaluar la dimensión respeto a los derechos políticos y las libertades civiles, la dimensión de la calidad institucional y la eficiencia política, señala uno de los grandes déficits de la agenda estatal: es la reforma electoral. Es, indica, «un tema pendiente que ha quedado estancado en las negociaciones políticas», y justamente ahí está la enorme posibilidad de impulsar las iniciativas de reforma que requiere el estado para enfrentar los desafíos de los años venideros.

HASTA AHORA MUCHO RUIDO Y POCAS NUEVES

            9.- Estas orientaciones sin duda forman parte sustantiva de la transformación que requiere el andamiaje institucional de Sinaloa, tema sobre el que se ha ido conformando un considerable consenso, pero que requiere de un impulso audaz del conjunto de nuestra clase política. Cada gobierno hace profesión de fe reformista, y de su firme decisión de impulsar la Reforma del Estado, pero la realidad es que los cambios son a cuentagotas, aislados y dispersos para responder a coyunturas y no con un horizonte de visibilidad más amplio.

            10.- Las necesidades de reconversión del aparato productivo sinaloense y de modernización de la vida política estatal han sido planteadas desde hace años desde el mundo de la academia, desde el ámbito de los partidos, y desde el propio poder se ha reconocido la urgencia de cambiar un estado de cosas que se advierte incapaz de generar un desarrollo sostenido y garantizar entre nosotros una convivencia respetuosa, civilizada y racional.

11.- Sin embargo, el asunto no ha logrado pasar a formar parte de la agenda pública. No ha estado entre las prioridades del quehacer institucional, aunque su mención recurrente en el discurso oficial forma parte de lo políticamente correcto. Sólo si se logra escalar ambos temas a la condición de prioridades que nos permitan no quedar anclados al pasado o a un presente insatisfactorio, estaremos en posibilidades de advertir mejores horizontes de futuro.

LA SENDA PARA ARRIBAR A BUEN PUERTO

12.- Ello sólo puede lograrse a condición de recuperar el impulso reformista y pensar en nuestros problemas con una perspectiva distinta. El cortoplacismo sólo conduce a atender lo urgente descuidando lo importante. De ahí que sea indispensable ampliar los horizontes de visibilidad, pensar nuestros problemas con una perspectiva más amplia, y decidir cómo queremos vernos en el horizonte de una generación. Como se ha dicho: el futuro no se adivina, se construye.

                13.- En tiempos más recientes, es posible encontrar propuestas que apuntan a una transformación global de la economía y la política en Sinaloa. En la campaña electoral de 2012, desde Nueva Alianza se lanzó el documento Una Gran Propuesta para Transformar a Sinaloa; en la pasada campaña local, el PRI denominó Transformemos Sinaloa a su oferta programática, el propio Congreso local en su programa de desarrollo institucional, enlista un conjunto amplio de iniciativas que no pueden ni deben desdeñarse.

14.- No debería, entonces, haber dificultad alguna en construir convergencias estratégicas para romper los círculos viciosos que traban el desarrollo de la entidad. El propio gobernador ha reconocido que más que la obra material, el énfasis en la segunda parte de su mandato estará en la obra política y humana, y ambas corresponden al ámbito de las relaciones sociales, a los intercambios entre los actores, y a las reglas que regulan esas interacciones.

15.- Uno de esos mecanismos, un poco a la manera como se estructuró el Pacto por México, es el establecimiento de una mesa de diálogo con la participación de todos los partidos, la representación del mundo laboral, empresarial y productivo, de las instituciones de cultura, de las asociaciones gremiales, que podrían empezar a discutir las prioridades de esta agenda de reformas.

                16.- A esta tarea estamos, en efecto, emplazados todos, pero sin duda quienes deben tomar la iniciativa son los poderes Ejecutivo y Legislativo, definiendo iniciativas de reforma para un aparato productivo que necesita transformarse cualitativamente, mejorar la capacidad de atracción de inversiones, generar empleos de calidad y crecer de manera sostenida.

ALGUNAS CONSIDERACIONES PERSONALES

            1.- Me parece que la iniciativa de César Velázquez no debe convertirse en un llamado en el desierto. Primero porque el viejo cascarón de “acumulación de capital” centrado en las actividades primarías está a punto de colapsar, pero afortunadamente puede concretarse nuevo régimen  económico que, además de negar, conservar y superar aquéllas formas de producción, se plantee la industrialización y la puesta en operación de empresas de servicios complejos aprovechando el Corredor Económico de Norte,  que nos conectará con los estados que producen el 22% por ciento de nuestro país. Al respeto nadie ignora que Sinaloa no se ha preparado para aprovechar este flujo de dinero, mercancías y de los más diversos intercambios con la Unión Americana y Asia. Este sólo asunto amerita la convergencia de los sinaloenses para ponerse al día en este rubro, porque además podremos ser focos de atracción de inversiones con la concreción del gasoducto que se tiene proyectado.     

            2.- El Pacto por Sinaloa, además, tendrá un techo de reformas de gran calado que se están concretando a través del Pacto Por México. Seguramente se contaría con el apoyo del Presidente y los partidos que convergen en ese acuerdo, toda vez que seríamos de los primeros estados que no se quedaran impávidos mirando cómo se concretan las reformas sino haciendo lo propio en nuestras fronteras, haciendo una labor de acompañamiento de la  gran tarea que se realiza para transformar a México.

            3.- Seguramente las convergencias de los partidos sinaloenses continuarán, a pesar de los diferendos que se crearon al calor de la elección pasada, toda vez que sus miembros de mayor roce político están en una especie de cogobierno en la administración de Malova, podrían uno de los eslabones que convocaran a un gran acuerdo por Sinaloa.

            Las condiciones están puestas para empezar a ponerle los cimientos a lo que sería este acuerdo por Sinaloa. Felicito a mi gran amigo César Velázquez por su propuesta y por su permanente lucidez.