Todo terminó en derroche, fotos y sospecha de corrupción: Pemex cierra su astillero en España

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Madrid, 6 de octubre (ElDiario.es).– Poco después de las nueve y cuarto de la noche del 24 de mayo de 2012 el informativo de la Televisión de Galicia interrumpió su ritmo habitual para conectar con el salón noble del Pazo de Raxoi, que la Presidencia de la Xunta reserva para sus recepciones más solemnes. Las cámaras del canal público mostraron en directo al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, rubricando documentos con el entonces director general de la petrolera estatal mexicana Pemex, Juan José Suárez Copell. El Gobierno gallego y los medios públicos dieron a aquellos anuncios dieron a la cita tratamiento de alta política, un acuerdo “de país”. Siete años después, uno de los emblemas de aquel acuerdo, el astillero vigués Barreras, acaba de solicitar el preconcurso de acreedores.

Lo que acababan de firmar, dijo Feijóo en el anochecer de aquel día en lo peor de la crisis, era “una de las mejores noticias de economía y empleo de los últimos tiempos”, una “alianza estratégica” para la construcción de 14 remolcadores de la mano de astilleros gallegos, siete íntegramente en Galicia y otros siete en colaboración con empresas mexicanas. El primer paso de un gran acuerdo que, de entrada, supondría “más de 2.6 millones de horas de trabajo” y dos mil 500 empleos entre directos e indirectos”, prometió.

Pocos meses después, en septiembre del mismo año, Feijóo bordeó la Ley electoral para solemnizar los que fueron presentados como dos primeros encargos derivados del acuerdo. Dos floteles (barcos-hotel auxiliares de las plataformas petroleras), uno para el astillero público Navantia y otro para el privado Barreras, cuya mayoría accionarial acabaría siendo comprada por la propia Pemex en 2013 mientras los barcos prometidos ascendían hasta prácticamente a la veintena.

Durante los meses siguientes, el Gobierno de Feijóo celebró algunos titulares que anunciaban la instalación de Pemex en el puerto exterior de A Coruña, una infraestructura prometida por el Gobierno de Aznar que ha consumido más de mil millones de euros y que apenas ha concentrado empresas.

En realidad, de todos aquellos anuncios grandilocuentes sólo se concretaron dos pedidos de barcos, que acumularon fuertes retrasos y problemas en su construcción y posterior colocación en el mercado. Mientras, otros dos astilleros gallegos -Freire y Armón- participaron con contratos de diseño y componentes para otros buques construidos en México. Fueron encargos relevantes en un momento de fuerte crisis del sector, pero con un peso muy inferior al que anunciaba la Xunta y su aparato propagandístico. Los problemas financieros de Pemex aceleraron la retirada de promesas mientras Feijóo admitía que, en realidad, aquellos proyectos nunca habían dependido del Gobierno gallego.

Fuente: Sin embargo