Ismael Estrella
De plano, no hay por dónde.
Los candidatos que buscan una diputación federal deben tener bien puesta la mira en el rival de enfrente, el que consideran más fuerte, para tratar de contrarrestar los efectos que pudieran serles favorables en el gusto de la raza.
Le tienen que buscar y encontrar las estrategias que les de la preferencia del populacho,
Pero no es el todo.
Existe un fenómeno que hasta el momento no han podido erradicar y que deberán pensarle para considerarlo como un fuerte enemigo:
El abstencionismo.
En las últimas décadas existe una baja regulada en el número de votantes que acuden a sufragar, como el derecho ciudadano que tienen.
Es cierto que este asunto no se debe exclusivamente a una sola razón.
Podemos señalar como punto de referencia la falta de confianza y decepción que tiene la población con quienes detentan un cargo de elección popular.
Sobre todo por aquellos que ganaron una posición y ya no regresaron a visitar a sus electores. Ejemplos a seguir hay muchos.
Por ello, sin llegar a determinar o querer analizar de manera directa para llegar al fondo de las cosas, puede advertirse que el desgaste propio de los partidos políticos, aunado al descubrimiento o denuncias de tantos actos de corruptela, enriquecimientos ilícitos, prepotencias, abusos, nepotismo y demás linduras de esta naturaleza, han provocado la reducción tan significativa de su captación de votos.
Como causa de tal resquebrajamiento de ese enlace partidario- votante y partido- se da el distanciamiento entre el elector y las urnas por que ya tiene el estigma de considerar que los elegidos no reúnen en algunos casos las condiciones para gobernar.
Llega a considerarlos como un todo sin distinción partidaria. En algunos casos por aquellos que cambian de partido luego de que el suyo propio, en el que “nacieron”, no les dio la candidatura que deseaban o en su defecto, aquellos que no terminan un periodo para el que fueron elegidos y andan buscando otros puestos.
Desde luego que el castigo es sintomático:
La abstención.
Por eso lo hemos repetido en innumerables ocasiones que aún y cuando los mismos candidatos, sus partidos políticos, sus agoreros, mercachifles y demás fauna de acompañamiento intenten ponerle una venda en los ojos a la población, esta difícilmente se dejará engañar y lo demostrará a la hora de emitir su voto.
Es muy común escuchar frases que descalifican a los que buscan continuar colgados de los presupuestos que emanan del pueblo.
Los menos son “changos mecateros”, o aquella de que “todos los políticos son lo mismo”, sin dejar de lado aquella que refuta que “no hay por quién votar”.
En punto al denominado “abstencionismo político”, hay que advertir que en la última elección realizada en el país para escoger a los diputados federales, se dio una marcada línea de privación por el sufragio.
Cabe destacar que a comienzos de la década de los noventa se empezó a denotar este “fenómeno” como algo que anteriormente no era muy común.
La inhibición por el voto no era tan visible como después se empezó a reflejar.
La causa principal se dio por la molestia y coraje que la ciudadanía tenía con la política y desde luego sus políticos.
Pero saben qué… los resabios aún siguen.
En el caso de los electores, la ausencia en las urnas se constituye en una expresión de la disconformidad con la dinámica que ha adquirido la política, pero mantienen un relativo interés en esta, de ahí que una posible reestructuración partidaria y cambios en la dinámica político-electoral puedan atraer de nuevo a estos sujetos a las urnas y ante la crisis que los partidos políticos afrontan, considerando que representaban la única vía para acceder a cargos de elección popular, surgieron diversas propuestas tendientes a eliminar el monopolio que ostentaban los partidos políticos, y permitieron la presentación de candidaturas independientes a cargos de elección popular.
En Sinaloa existen 5 –de 21 en el país- de los cuales, uno se encuentra en el sexto distrito, en este caso Víctor Corrales y otro en el octavo con Giova Camacho.
En resumidas cuentas, “las naves” deben dirigirlas a puntos que les permitan obtener un mayor número de votos, es la consigna.
Pero realmente ¿convencerán al grueso de la población para que los acepten?
Dicen los analistas que dependen del tipo de campaña que realicen.
Eso sí, a la gente ya no se le engaña.
ismael.estrella@live.com.mx