Mejor pagar que lamentar
Ismael Estrella Guerrero
Primero le insisten, casi le ruegan para que acceda al crédito que le ofrecen en cualquier casa comercial, haciéndole creer las bondades que obtendrá en caso de acceder favorablemente.
Sin embargo, en cuanto se pasa un día para el pago de la mensualidad o abono correspondiente, casi de inmediato le hacen llegar un estado de cuenta en el que le hacen ver el atraso de su cuenta. Esto es en primera instancia.
La segunda vez ya es más ríspido, incluso lo amagan con llevarlo hasta el jurídico si no cumple con sus obligaciones.
Hasta aquí puede ser razonable el actuar de la empresa, “que de buena manera” le proporcionó el crédito “para que compre lo que quiera”, siempre y cuando haya firmado algún convenio que establezca los parámetros de los cobros.
De ser así, el firmante ya se fregó porque tiene que cumplir a pie juntillas lo que se obligó a realizar.
Lo que nunca le dicen y que usted jamás pregunta- como suele ocurrir-, es el asunto de los intereses, recargos y demás cosas que acostumbran cobrar, que al final de cuentas es lo que duplica o triplica, según sea el caso, el costo inicial.
Y es que finalmente, con el propósito de comprar algo a crédito uno se embarga con cualquier cosa, total, en esos momentos no se resiente ningún cargo económico en el bolsillo.
Los problemas comienzan cuando por cualquier distracción o necesidad, no se pueden efectuar los abonos en su momento.
Hay empresas que antes de vencer el plazo correspondiente le hablan a su “cliente distinguido” para recordarle que le quedan tantos días para pasar a liquidar la parte correspondiente.
Esto lo hacen a cualquier hora del día.
Si los que realizan tales llamadas entran a las 7 de la mañana, desde esa hora comienzan a marcar el teléfono para estar recordándoles lo que ya saben que tienen que hacer.
Imagínese nada más si usted es de los afortunados que salen sorteados para recibir tal telefonazo a tales deshoras de la madrugada, seguramente que ya tienen para pasar un día agradable y de lo mejor, ya que le quitan las ganas de estar pensando en lo que debe. Y ya pa´que recordarlo si con la evocación tuvo más que suficiente.
Repito, hasta cierto punto el que firma el crédito es el responsable, aunque hay que tomar en cuenta algo fundamental en estos menesteres, cosa que tampoco es muy común efectúen:
Leer las letras más chicas del contrato en referencia.
Ahí viene todo explicado, por ley así tiene que ser.
Sin embargo, son caracteres que por lo regular nunca se toman en cuenta por diferentes razones.
La primera, porque no se alcanzan a distinguir y uno se traga el orgullo para no decirle al despachador que no puede hacerlo ya sea porque se le olvidaron los lentes o por cualquier motivo.
La segunda razón es que no entiende ni tiene la mínima idea de lo que le están explicando en esos renglones
Podemos mencionar una tercera; que no nos damos cuenta de ese apartado y lo pasamos por alto, pensando que como la atención fue rápida y cómoda no hay porque sospechar nada.
Craso error.
Nada más alejado de la realidad por que la pretensión de los empleados de las tiendas es precisamente tendernos la cama para caer redonditos. Para eso fueron ilustrados.
“Todos por igual, que nadie se les vaya sin sacarles algo”.
Pero aparte de todo el merequetengue que reviste el caso de las firmas de contratos, hay otras que se realizan por medio de Internet, que muchas veces, sin darnos cuenta, caemos en el garlito de alguna supuesta promoción en la que tendremos mejores dividendos. Otra gran falsedad y tremendo fraude si lo vemos desde el punto de vista de que la empresa le venderá lo que ellos quieran y no lo que uno desea.
Aquí no se firma ningún contrato, por lo tanto legalmente no hay ninguna obligación, sólo que la astucia sicológica de quien vende entra en acción cuando el cliente se le atrasa con los pasos “de algo que nunca pidió” y le empiezan a enviar recados de que “en caso de no saldar la deuda a la que hacemos referencia constituye una violación a su obligación de pago adquirida al momento de solicitar su pedido y hacemos de su conocimiento de la política de esta compañía es insistir en su cumplimiento. Por ello, le conviene saldar esta cuenta hoy mismo, si desea evitar acciones futuras”.
¿Amenaza? Más claro ni el agua.
ismael.estrella@live.com.mx