Enrique Vega Ayala
Cronista oficial de Mazatlán
“Encima de padecer la pandemia y el encierro, resulta que ahora nos está
temblando”, leí en un comentario en las redes sociales, el viernes pasado, respecto
a la nota sobre el segundo sismo registrado cerca del puerto la semana pasada. No
fueron dos, fueron tres los temblores en días continuos. El primer movimiento se
presentó el jueves 21, hacia el mediodía, con una intensidad de 4.2 y a una distancia
de 182 km. El del día siguiente fue en la madrugada y alcanzó una magnitud de 6.1,
su epicentro se localizó a 200 km. al sureste de San José del Cabo. Todavía
después de la acotación mencionada, el sábado en la madrugada se sintió uno más,
de 4.4, a 176 km de nuestro puerto. El Servicio Sismológico Nacional (SSN) ubicó
los más cercanos al puerto a 16 km de profundidad, mientras el próximo a los cabos
fue a 10 km.
Aquí nos quejamos habitualmente del calor y de los ciclones. Los sismos no forman
parte de nuestras conversaciones. Sabemos de la falla de San Andrés y de las
alarmas sísmicas en la Ciudad de México. Mazatlán, incluso es sede desde 1910,
de una Estación Sismológica, parte de la red nacional. Con todo, nos suele pasar
de noche este asunto; aunque lo relacionamos con las alertas de Tsunamis. No lo
tenemos presente, pero vivimos en zona sísmica.
La historia local nos muestra en muy raras ocasiones terremotos de rangos
superiores a una magnitud de 6. De dos catálogos, el del SSN
(http://www.ssn.unam.mx/) y el del portal Earthquake Track
(https://earthquaketrack.com/) he podido extraer una relación de 31 sismos con
epicentro cercano a Mazatlán. Algunos de ellos, en efecto, se han sentido en la
ciudad; muchos, ni por asomo.
El primero de esta lista es el registrado el 30 de septiembre de 1953, a las cinco de
la tarde con cuatro minutos, de 6.8, se localizó a 116 km frente al puerto. Es,
además, el de mayor intensidad en 67 años. La prensa de la época lo refiere. El de
menor energía en el listado fue uno de 3.6, del 5 de abril de 2001.
El seguimiento señala a 1982 y 1989 con uno cada cual. Las memorias
institucionales de estos fenómenos son más precisas a partir de los noventa del
siglo pasado. Nos permiten por ejemplo conocer claramente la frecuencia con que
se presentan estos movimientos cerca de Mazatlán.
Tenemos 1994 como caso especial. Ese año se observaron siete temblores. Tres
ocurrieron en menos de 24 horas entre los días 26 y 27 de julio, con 4.3, 3.9 y 4.6
respectivamente, a las 21:42 del día 26, a las 04:54 y a las 12:32 del día 27. Todavía,
a las 6:28 de la mañana del 28 se sintió un cuarto, de 3.8. Cuatro sacudidas en tres
días. El 1 de agosto volvió a temblar (4.0). El 2 de septiembre nos trajo, con 53
minutos de diferencia, dos temblores de 4.5 y 4.2, entre las 7:46 y las 8:39 am.
Hasta el 12 de marzo de 1999 se repitió la experiencia con uno de 5.3.
En el año 2000 sucedieron cinco, todos en el mes de diciembre. De nueva cuenta,
dos sacudieron la ciudad el mismo día, el 5, el inicial en la madrugada y el segundo
a media mañana (a la 01:21 y a las 11:37, con 4.6 y 4.7 de magnitud), ambos fueron
noticia. El día 8, uno de 5.5, fue el más fuerte de esa racha. Los del día 22 y del 30
de ese mes sucedieron los más leves, de 3.8 y 4.4.
En 2001 siguió temblando frente a Mazatlán. El 15 de febrero también tuvimos dos,
pero en menos de 15 minutos. A las 15:58 fue el primero, de 3.9; catorce minutos
después, a las 16:12 vino el otro, de 4.5. Más el del 5 de abril, ya comentado por su
levedad. No está consignado en relación directa con Mazatlán uno del 13 de
noviembre de 2001, de 6.1, porque ocurrió más al sur, a 110 km al suroeste de Los
Pozos, en Rosario.
Durante once años, de 2002 a 2012, los registros no marcan nada significativo en
este materia en la región. En 2013, de nuevo, hubo uno de 4.7, el 22 de junio. El
2015 se resintieron tres de menor fuerza, dos de 4.1, en mayo, junio; y, uno de 3.7
en octubre. El 2017 no pasó en blanco, el 19 de agosto con uno de 4.0.
En el 2019 supimos de uno muy estridente el 4 de julio a las 20:18. Fue el del
epicentro más próximo al casco urbano, justo bajo las escolleras del canal de
navegación. Sólo llegó a una magnitud de 3.8; empero, en esa ocasión se sacudió
el piso y, casi simultáneamente se escuchó el estruendo en buena parte del centro
histórico, producto del reacomodo acontecido a 5 km de profundidad, según el
informe del SSN. Otros tres temblores, un poco más intensos, de hasta 4.1,
sucedieron ese año.
El acontecimiento reciente de sismos tres días seguidos es parte de las condiciones
naturales del área. No los sentimos la mayoría de los mazatlecos. A diferencia de
antes, ahora nomás nos enteramos de ellos por los medios y las redes. No hay nada
exótico en su recurrencia. En todo caso, estar conscientes de su intermitencia
impredecible debería llevarnos a promover como tarea colectiva, para las
autoridades y los ciudadanos, la gestión de una cultura de prevención ante este tipo
de eventualidades.