Paola Schietekat Sedas señaló que la embajada mexicana desconocía las leyes y le pareció poco empática con la situación que enfrentaba
La economista, politóloga y antropóloga, Paola Schietekat Sedas, quien trabajaba en el Comité Organizador del Mundial de Futbol en Qatar, explicó que sufrió una agresión por parte de un compañero, pero las autoridades de ese país le daban como opción siete años de prisión y 100 latigazos o casarse con su atacante.
En entrevista para Heraldo Media Group en el programa “Sergio y Lupita” con Sergio Sarmiento y Guadalupe Juárez, detalló que se sintió sola, ya que las autoridades de la embajada mexicana no conocían las leyes, no hablaban árabe y jamás la asesoraron, de que al haber hecho la denuncia podría ser usada en su contra.
«En Qatar a veces se administran castigos corporales, pero no me he querido meter en ese tema, porque sé que no voy a cambiar eso. Me ha sorprendido la indiferencia de las autoridades mexicanas, que sí podrían haber hecho algo, pero me hicieron sentir que estaba sola», expuso.
Negó que haya sufrido una agresión sexual, como se ha dicho en otros lados, ya que el 6 de junio de 2021 la persona que consideraba su amigo, ingresó a su departamento y la atacó físicamente, lo que ella denunció ante las autoridades de Qatar, pero cuando su agresor se presentó a declarar dijo que sostenían una relación, «motivo por el que le terminaron dando la razón».
Sin mentiras, @EmbaMexQatar @SRE_mx va? https://t.co/qa4jfVFvJZ
— Paola Schietekat ????? (@paola7kat) February 18, 2022
Relató que tras una investigación, tuvo que contratar una abogada, quien le dijo: «si quieres terminar con esto rápido, cásate con el agresor», ya que las autoridades le habrían puesto una condena de siete años de prisión y 100 latigazos.
Schietekat Sedas esperaba a que la embajada mexicana le ayudara, pero con el paso de los días y con el avance de la investigación, le dijeron que ya no había fondos y no podían seguir apoyándola, por lo que todos los gastos tenían que correr por su cuenta.
Comentó que se sintió sorprendida por la normalización de la violencia en ese país. A pesar de que se sentía sola, la organización Supreme Committee fue la única que le ayudó y le permitió salir de Qatar, a pesar de que ella era la víctima.