Santuario del Milagroso Niño de Gaviotas en Mazatlán Está Abandonado

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*Los vecinos no saben nada

*Hay gente con fe y esperanza

 

Desde hace unas par de semanas nos hablaron de hacer un reportaje del “Milagroso Niño de Gaviotas” porque hay gente de “fe y de esperanzas” que había acudido a la casa de Cerrada de Ibis, en el Fraccionamiento Gaviotas, para “pedir favores al milagroso”, pero los comentarios de algunos vecinos es que está abandonada desde hace meses, aunque alguien dijo que desde el tiempo de inicio de pandemia, de marzo del pasado año.

Lo cierto es que esta mañana corroboramos que hace semanas nadie visita el santuario y los fieles devotos para que ya perdieron la esperanza de que reabran este lugar. Qué pasó?, tampoco lo sabemos.

Lo que pudimos observar con nuestras cámaras es que la casa está cerrada, hermética, polvo a la entrada, maleza crecida por las lluvias en los patios y jardines; no hay rastros de personas que cuiden el lugar, sólo algunos juguetes, presentes florales viejos descoloridos, un barco de un eventual pescador que lo dejó como pidiendo que le fuera bien en la temporada de zafra. Afuera, en el andador, sillas rotas y también plantas y maleza crecida.

Según las crónicas el “Niño Jesús” o “Niño Milagroso” fue traído desde Roma, de la misma Santa Sede Vaticana en donde un Papa, allá por los años de 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, lo bendijo.

Y fue el párroco de Catedral de Mazatlán, Antonio Ramos, quien lo trajo y lo tuvo muchas años en este lugar religioso y en donde Chuyita Valdez, una mujer muy devota, lo atendía y a veces se lo llevaba su casa de cerrada de Ibis con la venia del padre Ramos, quien al morir se lo deja en custodia.

Años después, el “Niño Jesús” inició una serie de milagros, según muchos devotos. Luego doña Chuyita murió en 2006 y la familia se quedó al cargo de la casa y las tareas de atender al “Niño Milagroso”.

Algunas historias dicen que en un tiempo el niño era visitado hasta por 300 personas diariamente, pero los actuales problemas, que se agudizaron con la pandemia, parecen perder el fervor y la esperanza de nuevos milagros para gente local y personas que llegaban de otros estados de la República.