QUEREMOS AGUA; NO SALIVA.

0
66
escasez-agua-altamira.jpg

ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ

¿Escasez de agua en mi niñez? Nunca. Nunca, jamás. Ni en los peores días de mis tiernos me faltó un buche de agua. Tal fue así porque en ese tiempo se hizo popular el mandato bíblico: “Dad de bebed al sediento….” Sí la memoria no me falla teníamos agua a rabiar en estanques, ríos, lagunas y pozos. Recuerdo por cierto que de los pozos sacábamos agua con una mula, tal vez por eso a esas atribuladas ánimas nuestros abuelos les llamaban mulas de noria. Pero además: justo donde tomábamos agua también nos bañábamos bichis, como Dios nos echó al mundo sin pecado concebido. Pero aún más: ahí mismo la señoras lavaban la ropa cubiertas apenas con un simple refajo, las canoas danzaban haciendo caracoles y los muchachos y muchachas en edad de merecer se perdían y se encontraban debajo del agua sin perjuicio de ninguna res flaca. Dicho de otro modo: había en mi niñez una extensa alfombra líquida que era vida y salud.

El mundo, nuestro pequeño mundo, era un edén bañado por el agua. De este tiempo eran aquellas canciones salpicadas de agua por todos lados, como aquella que decía: “Y después en la piragua/nos fuimos a navegar/que lindo se movía el agua/cuando yo la empecé a besar”. O aquella de don Gabilondo Soler: “Ahí va lo hormiga con sus paraguas/ va recogiéndose la enaguas/ porque el chorrito la salpicó/ pobre chorrito tenía calor”…En esos santos años la poesía popular tuvo un repunte espectacular, veamos solamente unos cuantos versos y algunos dichos: Nunca digas de este agua no beberé/ Agua que no has de beber, déjala correr/ El que se pierde en aguas pequeñas se ahoga en la grande/ Algo tendrá el agua cuando la bendicen/ En la abundancia de agua, el tonto tiene sed/ Toma consejo en el vino, pero decide después con el agua/ Si dejas que el agua turbia se asiente, se volverá clara/ Si dejas que tu mente turbada se asiente, tu rumbo se hará claro también.

NADIE PUEDE BEBER AGUA DE UN ESPEJISMO.

Pero esta Jauja se acabó. El desmedido aumento de la natalidad y la creciente inmigración forzada de los campesinos, se conjugaron con el crecimiento exponencial de una mancha de políticos irresponsables, para configurar ciudades que tienen un asombroso parecido con el mítico gato que tenía pies de trapo y los ojos al revés. Sin que los elementos anteriores hayan seguido el mismo patrón tanto en el tiempo como el espacio, hoy la escasez de agua en el mundo adquiere un rostro aterrador. Según los organismos internacionales cerca de 1.200 millones de personas, casi una quinta parte de la población mundial, vive en áreas de escasez física de agua, mientras que 500 millones se aproximan a esta situación. Otros 1.600 millones, alrededor de un cuarto de la población mundial, se enfrentan a situaciones de escasez endémica de agua, donde los países carecen de la infraestructura necesaria para transportar el agua desde ríos y acuíferos.

Según la Organización de las Naciones Unidas la escasez de agua acarrea un sin fin de problemas: sequía, falta de alimentos, hambre, pobreza, enfermedad y migración. Año tras año el mundo debate sobre el tema y en cada encuentro el panorama no es muy halagüeño. Al conmemorarse este 22 de marzo el Día Mundial del Agua una de cada tres personas del planeta enfrenta escasez del vital líquido y cada vez más regiones padecen escasez crónica de ese recurso. El problema es más agudo en las zonas más secas del mundo, donde viven más de 2,000 millones de personas de las cuales la mitad son pobres. De frente a este mundo espectral no pocos estudiosos predicen que el siglo XXI será el siglo de las guerras por el agua, como el anterior lo fueron las guerras por el petróleo.

CADA UNO QUIERE LLEVAR EL AGUA A SU MOLINO Y DEJAR SECO EL DEL VECINO.

Sí, sí, este diagnóstico está muy bien para el resto del mundo, pero en Mazatlán la escasez de agua nada tiene que ver con ninguna de las variables indicadas: porque tenemos agua, tenemos dinero y tenemos pueblo, que chinga’os. ¿Qué ocurre entonces? Para decirlo rápido: nuestros

políticos chicharroneros solamente han sacado raja política del problema del agua en vez de resolverlo. Desde antaño han montado estridentes campañas electorales prometiendo que resolver la falta de liquidez del vital líquido, pero sólo les ha servido como cortina de humo para conseguir huesos que les permiten conquistar un tren de vida realmente resplandeciente. En esas “gestas” electorales, en efecto, han gastado carretadas de saliva, pero nada han hecho para construir un sistema agua potable suficiente…El discurso mentiroso de los políticos configuró una catástrofe en materia de escasez de agua que no sabemos cómo podrá resolverse.

Nuestro insigne periodista, Francisco Chiquete, pone el dedo en la llaga sobre los causantes de esta tragedia, al señalar: “El problema de fondo es que en las (últimas) siete administraciones (municipales) nadie tuvo la ocurrencia de ver como venía evolucionando el asunto del agua. Todos los alcaldes (Humberto Rice García, Martín Gavica Garduño, Alejandro Camacho Mendoza, Alejandro Higuera Osuna, el innombrable y sus sucesores (…), y otra vez Alejandro Higuera y Jorge Abel” (y de nuevo Alejandro Higuera), aumentaron las tomas domiciliarias (…) pero a ninguno se le ocurrió que el plazo iba corriendo y que el sistema de agua tenía asignaturas pendientes”.

Estoy de acuerdo en que jamás se les ocurrió a los presidentes municipales tal cosa; pero cómo iba a ocurrírseles a nuestros próceres, ay, tan ocupados en ganar elecciones. Cómo iba a ocurrírseles si su noble gestión apenas tenía aliento para medio “administrar el desmadre que les había heredado la gestión anterior y en llevarse en su alforjas todo lo que pudieran llevarse.

EN POCA AGUA, POCO SE NAVEGA.

Para no ir más lejos, recordemos cómo ganó Jorge Abel la presidencia municipal: simplemente se paseó por ranchos y colonias mostrando un calcetín y una botella de agua “chocolatoza”, denunciando que los panistas iban convertirnos en aves de desierto. Reynosa e Higuera, en un acto de legítima defensa, en el pleamar de su campaña, juraron y perjuraron que había agua suficiente y transparente en las arcas de la JUMAPAM. Pero en este Mazatlán espectral el que mata a golpes de agua chocalatoza, a golpes de agua chocolatoza muere: Jorge Abel fue derrotado con el sambenito nada había hecho por resolver el problema del agua y, claro, Alejandro Higuera profetizó que él sí resolvería ese enojoso problema.

Pero don Alejandro Higuera sólo trajo agua Rodada de Siqueros y puso, junto con MALOVA, la primera para construir el Acueducto, que hoy duerme el sueño de los justos, mientras nosotros no podemos dormir porque tenemos el oído pegado al tinaco para semblantear si alguna noche cae un poco de agua para lavarnos de perdida los sobacos para ir al trabajo sin oler a mucho guano sabor. Pero Higuera se fue o, mejor dicho, los fueron. Y llegó Felton a la Presidencia Municipal, que al parecer ya le explotó en las manos este herencia maldita, a tal grado es la magnitud del problema del agua, que el gerente de la JUMAPAN, ha expresado con la candidez que le caracteriza: “La gente no debe pensar que no estamos haciendo nada…” Debió haber explicado además que nuestro sistema de agua y alcantarillado se encuentra destrozado.