*Se le ve confiado, más saludable
*Nada que pueda “usarse en su contra”
El químico Luis Guillermo Benítez Torres se muestra confiado, tranquilo, muy repuesto, pese a estar delgado, y no se le escuchó la voz apagada como en otras ocasiones. No acepta la entrevista, pero dice que enfrentará primero el proceso y después ya verá si regresa a la política.
Esta mañana desayunó huevo en salsa roja y compartió una mesa con sus viejos amigos en el restaurante de su gusto, la Fonda del Chalío; es cliente frecuente y llega al filo de las nueve de la mañana; convive una o hasta dos horas y luego se va, como siempre, sólo sin guardaespaldas, salvo su chofer que está muy pendiente de él.
Hoy se mostró amable, nada desconfiado con el reportero con quien un tiempo tuvo diferencias, pero no quiso la entrevista por petición de sus abogados para que “nada que exprese pueda ser usado en su contra”. Sin embargo, Benítez Torres ya no es el mismo como alcalde, a quien le seguía un séquito de empleados y cuando transpiraba y sudaba poder.
En la breve charla informal dijo que se siente mucho mejor, que lo operaron de la vista y le retiraron un quiste en la sien izquierda.
El llamado químico se muestra sereno, quizá porque ya asumió el golpe mediático de no tener poder y ser un humilde mortal; ahora se muestra relajado en la espera de un proceso que no viene fácil y que, en el peor del caso, pagar una parte de los daños y evitar la pena corporal. Los buenos abogados seguramente ya le dijeron los mejores y peores escenarios.
Y aunque eventualmente haya condena, librarla en libertad no tiene precio, siempre será mucho mejor…
Benítez Torres es acusado de abuso de poder y compra irregular, sin licitación, de miles de lámparas por un costo superior a los 400 millones de pesos.