El periodista y escritor Alejandro Páez Varela presentó su más reciente novela “Los vendedores de almas” en el Museo Casa del Marino, evento organizado por el Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán con apoyo del H. Congreso de Sinaloa. La cita fue este sábado a las 4:00 p.m., con entrada libre, y reunió a lectores, promotores culturales y público en general.
En un ambiente cercano y afectuoso, el autor de “Los vendedores de almas” reafirmó su vínculo con el puerto al declararse “muy mazatleco, aunque no lo sepan”, y compartió con el público el trasfondo íntimo de su más reciente obra literaria.
Páez Varela confesó que la novela estuvo guardada durante ocho años. La consideró una obra no apta para el momento en que la escribió, llegando incluso a dejar instrucciones para que fuera publicada póstumamente en caso de que algo le sucediera. Sin embargo, un impulso lo llevó a rescatarla y ahora, para su sorpresa, la gente la ha leído con avidez, rompiendo récords de lectura en un fin de semana.
“Hace dos años algo me dijo que era tiempo de sacarla”, relató el autor, quien incluso narró cómo trajo consigo una maleta llena de libros debido a la alta demanda de ejemplares.
La novela, publicada por Alfaguara, es una travesía histórica y emocional que inicia en 1666 en Salónica, dentro del Imperio otomano, con la figura de Sabbatai Zevi —el Mesías— y avanza hasta 1904 en Cracovia, donde Yago Galante y Hans Bauer desarrollan el negocio de la “compraventa de almas”, metáfora que retrata el desplazamiento de trabajadores y la manipulación de sociedades bajo el poder y la tecnología.
Páez Varela ofrece un relato profundo sobre la gestación del mal y la fuerza redentora del amor entre padres e hijos, amigos y amantes.
En la presentación el Cronista de Mazatlán, Enrique Vega Ayala, destacó cómo la novela de Páez Varela utiliza la música y la tecnología como hilos conductores para ilustrar la evolución social, subrayando cómo estos elementos aportan verosimilitud y reflexión sobre la forma en que el poder moldea los gustos sociales.
Puso como ejemplo el gramófono, el primer aparato que permitió repetir una idea musical una y otra vez, demostrando cómo la tecnología puede moldear la forma en que pensamos y actuamos.