El sexenio local pasado, el PAN fue formalmente el ganador de la elección estatal, en coalición con otros membretes. Este domingo renovó su dirigencia en Sinaloa con poco menos de cinco mil votos. La incógnita sin embargo no viene de la baja militancia, sino de una duda reiterada: irán a dejar que los ganadores trabajen?
Nadie quiere recordar ya los tiempos de vino y rosas en que la cúpula panista arropaba al gobierno de Malova y éste hacía y deshacía con la franquicia que le prestó Felipe Calderón, y al que todos, todos los grupos y grupúsculos blanquiazules se arrimaron.
José Carlos Estrada fue lo suficientemente habilidoso como para cerrar el paso a la continuidad de Adolfo Rojo Montoya, cebado en el manejo personal de las estructuras. Bastaron dos mil 756 votos, según el recuento inicial, para que Rojo se quedara en el camino,con dos mil ochenta y cuatro.
Cuando el exalcalde de Salvador Alvarado hizo ganar al concordense Sebastián Zamudio, sus contrincantes se las arreglaron para que no hiciera nada, primero con recursos legales, luego haciéndole el vacío a las juntas de consejo, y al final por inanición, por mera inoperancia y falta de autoridad.
De acuerdo con las primeras expresiones internas de los derrotados, “ésto no se ha acabado” y en última instancia “ahora les tocará a ellos sentir el vacío”. Las maniobras en efecto, tienen cabida ante la indiferencia de casi la mitad de la militancia. Pese a la reducción sustancial del padrón de militantes, apenas acudió a votar un 56 por ciento.
Estrada ofreció una renovación de su partido. Tendrá que cargar con muchos vicios y taras. La mínima representación en el Congreso habla de poca fuerza, y la presencia de Jorge Villalobos como coordinador de la minibancada, es un dolor de cabeza por sus tristes antecedentes: él y Rojo Montoya fueron el contacto que mantuvo tranquila a la dirigencia nacional respecto del gobierno de Malova (Martín Heredia era parte también, pero al final se fue haciendo berrinche).
Por cierto que el resultado no es sólo una derrota para los personajes internos también lo es para fuerzas externas como la de Gerardo Vargas Landeros, quien por años fue el verdadero factor de decisión sobre Rojo Montoya. Al ex secretario general de gobierno le habría caído muy bien disponer de un aliado como Popo Rojo en el PAN, para tener carnita qué ofrecer al gobierno de la cuarta transformación.
Desde el cierre de la votación, la gente de Alejandro Higuera pregona que recuperó la plaza de Mazatlán porque ganaron la dirigencia local y tuvieron una ventaja de 78 votos en la estatal. Rosario Torres, de la corriente feltonista acumula su segunda derrota consecutiva.
Como se ve, por estos rumbos los nombres, las corrientes y las perspectivas no cambian.