– Treinta minutos tardó en saludar a todos los que lo vitoreaban entre el callejón con alfombra negra de asfalto.
– El primero en partir plaza fue el arzobispo primado de México, el duranguense Norberto Rivera Carrera.
– “Peña te saluda la Guille”, fue el grito que desde gayola arrancó las carcajadas del Presidium.
– Empresarios, políticos, periodistas y hasta secretarios de despacho se quedaron fuera.
El hecho, el acto lo ameritaba. No importaba que la desorganización haya caracterizado el evento; que guaruras segreguen casi a golpes a algunos representantes de medios de comunicación; que muchos no entraran porque no contaban con el stiker. Había que darse la maña. Algunos se enfadaron pero muchos no cejaron en su empeño y es que empresarios, políticos, periodistas y hasta un secretario de despacho del gobierno del Estado de Sinaloa no pudieron pasar los filtros.
Eso no importo, muchos bajaron por una ladera ubicada al costado izquierdo del lugar del evento; rodearon un largo trecho entre la majestuosidad de pinares añosos; nomás faltaba que llegaran a alguna cañada. Una vez ahí, subieron por el empinado. Entre ellos el doctor Francisco Frias Castro, secretario de Educación Pública y Cultura de Sinaloa. Otros decidieron irse. Adentro ya estaban los que alcanzaron a entrar. Así de sencillo. Había diputados locales estrenándose en esto de estar en los grandes eventos.
No les importaba estar de pie; por ahí se apreció al joven Robespierre Lizárraga. Mas allá a un costado de uno de los pasillos estaba Ernesto Pérez Virgen, paladín de muchas causas, varias de ellas perdidas. Empresarios, políticos; un secretario de Turismo, Francisco Córdova Celaya que de pie disfrutaba de la parafernalia al igual que uno de los artífices de la transformación que se avecina para Sinaloa: Francisco Labastida Gómez de la Torre. DE QUE HAY niveles los hay; como ya es costumbre en este tipo de actos: se armaron un templete bajo el sol donde fueron colocados los compañeros de la lente y las cámaras; en otro extremo en diez filas de diez asientos cada una los compañeros de la prensa escrita: ¡prohibidas las dos primeras filas porque son para la gente de prensa de Presidencia!.
El guarura Antonio Álvarez Santos cumplió su papel a la perfección, no permitió que ni dos vacas dizque sagradas del periodismo culichi, por más que patalearan, echaran espuma por la boca y apelarán a la igualdad de todos los que ejercen la profesión; le valió al individuo. ¿Por qué nos hacen esto? Gruño alguna; ¿Por qué no se van? Dijo otro. Ahhh no si yo más que a la nota vengo a ver a Peña Nieto.
LA PASARELA Fue iniciada por el duranguense Arzobispo Primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera; quien ataviado de blanco prístino recibió una ovación de parte de sus paisanos, como que lo quieren mucho o como que le agradecen que haya bendecido hace casi once años el inicio de la carretera que hoy se inaugura. Algunos funcionarios menores pasan. De repente se escucha el barullo y una ovación impresionante; el Luis Miguel de la Política, el que todos quieren ver, que les sonría, que les salude que les toque la mano; Enrique Peña Nieto.
A los gritos de neuróticos queda bien, nadie hace caso, y las personas se suben en las sillas para captar la imagen histórica: la que presumir a nietos y extraños: la foto de Peña Nieto; quien sonriente avanza, lento pero avanza. Treinta minutos dilató en recorrer el pasillo de escasos ciento veinte metros por sobre del cual se colocaron dos impresionantes estructuras de 10 por seis por 5 metros. Algunos especulaban en que ahí había hasta tres mil personas.
Quizá la cifra sea corta. Contamos tan sólo 48 unidades de autotransporte en los espacios aledaños al lugar del evento, en ese poblado del Coscomate. La cantidad de unidades motrices era impresionante, como impresionante fue el despliegue de helicópteros, patrullas y elementos federales. Antes de llegar a la zona del evento, luego de atravesar el tercer filtro tres personas se dejaban sobre aquellas personas que llevaban algún periódico, alguna carpeta: No querían que llevaran peticiones. Asi de sencillo.
En el desfile de discursantes, desde un inicio se notó que al gobernador de Durango se le quiere; sus porras eran entusiastas; hasta el gobernador sinaloense se llevó su salva de aplausos cuando dijo la frase: “con esto se da un círculo virtuoso de crecimiento”; la porra se alborotó cuando una dama le gritó: “!!!!QUE CHIDOOOO!!!”. Sin embargo a Peña Nieto nadie le discute su lugar en el aplausometro y en la euforia que provoca su sola presencia, más que cualquier estrella de rock. Una espontanea, grito desde el fondo de la carpa: “Peña te saluda la Guille”, y el Peña soltó estruendosa carcajada, festejando la ocurrencia doblándose las mangas de su camisa. Hasta entonces supimos que la encargada de los gritos jubilosos que alegraron la larga jornada se llama Guillermina, o a menos que haya sido una Celestina de otra admiradora más reservada. Sabe que es un rock star, por eso se da el lujo de repetir frases en su discurso.
Una vez concluido el suyo, la salida fue como una estampida de búfalos para luego toparse con una larga espera para poder acudir a los baños atiborrados de suciedades y luego abordar las unidades que lentamente trataban de alcanzar esa carretera sobre la cual se han fincado tantas y tantas esperanzas para la región. ¡¿Y Peña Nieto?! Sabrá Dios en cual de todos esos helicópteros ira volando.