Jorge Zepeda Patterson en un columna del dos de agosto, intitulada Qué hacemos con Gatell, vuelve a buscar aciertos y errores en la gestión de gobierno de Andrés López Obrador, en cuya sumatoria de errores y aciertos es el presidente el quien gana la partida. Eso ya lo sabíamos: en una sus columnas de definió como un lopezobradorista crítico. Nada tendría de criticable que así lo hiciera un “intelectual orgánico” del prócer de Macuspana y de sus funcionarios. El problema estriba es que desfasa y disloca los niveles de análisis al comparar los hechos y dichos que poseen distinta densidad, y por general hierra en sus conclusiones, ya sea que las deje abiertas o las cierre.
En la primera parte de su columna señala a quiénes quieren que renuncie López-Gatell, entre ellos los nueve gobernadores y quienes lo sostienen, fundamentalmente el presidente y sus huestes. Una vez que localizado a tirios y troyanos, se pregunta y pregunta: “¿Quién tiene la razón? ¿Ha sido un desastre la estrategia seguida por México en contra de la pandemia, como afirman los críticos? O por el contrario, ¿ha salvado al país de una tragedia que pudo haber sido más brutal, como aseguran los defensores de la 4T?” (SinEmbargo. Jorge Zepeda Patterson. 02/ 08/ 2020).
La pregunta es tramposa. Es claro que la gestión de la pandemia es un desastre y por supuesto pudo haber sido un desastre mayor; pero la primera respuesta que produce el enojo es real, refiere al número decesos oficiosos y los oficiales, cuyos subregistros orbitan en más de 80 mil personas que han dejado este valle de lágrimas, según los datos de la mismísima Secretaría de Salud. La respuesta del poder es hipotética, toda vez que sin bien pudo habernos salvado de una tragedia mayor, asimismo su hubiera mejor la gestión tendrían quizá una tragedia mucho menor que la actual. Pero en ambos caso es una manchincuepa especulativa.
JUSTIFICACIONES SIN JUSTIFICACIÓN.
Zepeda Patterson hizo de su balanza y una vez que peso los los hechos y los dichos de la oposición y del gobierno, señala: “Probablemente hay un poco de verdad en ambos planteamientos, por absurdo que parezca esta fusión de argumentos opuestos. Hay aciertos y errores en la concepción, desarrollo y evolución de la campaña de salud pública impulsada por el Gobierno. Antes de hacer un juicio categórico, habría que repasar puntualmente algunos de ellos (SinEmbargo. Jorge Zepeda Patterson (02/ 08/ 2020).
A favor de la 4T, afirma que el estado de la secretaría de salud en México carecía de infraestructura, personal, medicinas y demás etcéteras y todo producto de la maldita corrupción. Esta herencia del pasado -hay que pesado es el pasado- Pero en contra T4, afirma: “Pero también hay alguna responsabilidad en el actual Gobierno; la pandemia los sorprendió al inicio de un replanteamiento para buscar salud gratuita con carácter universal y una refundación del sistema de adquisición y distribución de medicinas. No había desaparecido el viejo sistema pero tampoco había nacido el nuevo” (Id). Ambas afirmaciones son ciertas, pero no pueden poderse en el mismo nivel, veamos el porqué?
Puesto así, como dice Patterson, donde lo viejo había muerto y los nuevo no nacía, en materia se salud, pero además el nuevo gobierno, sin ojos y sin oídos, incapaz de percibir lo que estaba pasando en Asia y Europa con la pandemia, al punto de subestimar los efectos mortales de la pandemia; Por ello no fue casual que empezaran tarde la reestructuración sistema de Salud para alinearlo a los requerimientos de la sociedad en tiempos de la pandemia.
Dicho esto, me parece que la balanza de Patterson flaquea al afirmar del notable esfuerzo que el zar anticoronavirus para crear el andamiaje para combatir al virus, sin admitir que ese notable esfuerzo fue producto de no aprender de los estragos que la pandemia estaba causando en Asía, Europa y Estados Unidos, hasta tal punto de desestimar la letalidad del virus.
OTRA DE PATTERSON.
Después de señalar que fue un acierto de Gatell rediseñar la instituciones de Salud de salud en tiempo récord, que en realidad fue un desacierto, Indica que “El manejo del tapabocas ha sido desafortunado por parte del funcionario. No sé si la desestimación de López-Gatell al uso de tapabocas se debió al principio a una legítima convicción de que no hacía diferencia en el contagio o de plano al deseo de que el contagio continuase a una velocidad moderada y la población alcanzase la inmunización de rebaño” (Id). Precisamente esta revoltura de estrategias, es la que ha generado que la gestión de la pandemia se le haya salidos de las manos y aún hoy, “López-Gatell mantiene aún una posición innecesariamente ambigua” (Id).
Pero Patterson de queda corto: “Olvido” que otro error garrafal fue no hacer pruebas, pruebas y más pruebas, impidió hacer una “trabajo de campo” para detectar a los contagios y poder aislarlos para evitar los contagios, como lo hicieron en Asia casi desde el principio y poco más o menos a la mitad de la pandemia en Europa. A ello se tiene que agregar que el confinamiento fue frágil, sobre todo porque las familias no tuvieron el apoyo recursos económicos del gobierno para que la gente se quedara en casa. Y así podríamos sumar graves errores, como una reactivación económica cuando todos los semáforos mostraban que el pico de la pandemia no se había aplanado.
LA ÚLTIMA DE PATTERSON.
López-Gatell, como responsable de organizar los esfuerzos de los mexicanos en contra de la pandemia, debió haber sido más firme ante la desinformación del Presidente y sus mensajes equívocos. López Obrador seguramente actuaba de buena fe cuando señalaba ya tan tardíamente como el 2 de marzo: “¡Eso de que no se puede abrazar; no! Hay que abrazarse, no pasa nada!”. Obviamente el mandatario aún no estaba consciente de lo que se nos venía encima, pero un experto en epidemiología como López-Gatell para entonces lo tendría muy claro.
En Estados Unidos su equivalente, el doctor Fauci, reconvino a su Presidente, Donald Trump, por lo errores de sus mensajes al público, desautorizando sus afirmaciones. Gatell no se atrevió. La salud de los mexicanos tendría que haber sido más importante que no hacer quedar mal a su jefe.
En esas lides López-Gatel ha sido un vasallo fino. Un día le preguntaron sobre el porqué no se ponía la mascarilla el presidente, y Gatell contestó: “La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio. Gattel está en una proceso de aprendizaje político, y aún va en la primera fase en ese proceso, que consiste en cargar el Maletín del jefe. Para qué seguirle. Jorje Zepeda Patterson obra se parece al fiero Sicambro: «Adora lo que quemó y quema lo que adoró. Pero es menester decir que es un excelente prestidigitador.