* la casa del migrante
* hasta 300 migrantes por día
Con la llegada hace más de 20 años de un migrante que pidió ayuda a las puertas de la Iglesia de San Francisco de Asís, en la colonia Allende, inició nuestra labor en beneficio de estos hermanos que van de paso a los EU en busca del “sueño americano”; antes eran “trampas”, ahora son migrantes, dijo fray Agustín García, que atiende en esta parroquia.
Dijo que antes de la pandemia, en varias caravanas de “hermanos centroamericanos” llegaron a ayudar hasta 300 personas en un día, hoy ha bajado de manera importante y apenas las atenciones llegan a unos 10 migrantes o connacionales que van rumbo a la frontera, pocas veces llegamos a las 50 0 60 personas, puntualizó.
Dice que los apoyos son con alimentos calientes y una despensa para el camino con latas de atún, sardinas, galletas, pan y frutas de temporada, agua y suero oral para hidratarse, sobre todo en tiempos de calor. Agregó que en la parroquia cuenta con una pequeña cocina y una área para el aseo personal como regaderas y excusados; aclaró que no ofrecen alojamiento y las ayudas son durante el día, pues no pueden quedarse a pernoctar.
El franciscano Fray Agustín informó que también dan apoyo a personas que llegan con enfermedades menores o con heridas leves que solamente requieren los primeros auxilios. Dijo que antes de la pandemia tuvieron un médico del Sector Salud con un dispensario médico, pero con la contingencia y la necesidad de médicos se lo llevaron.
Fray Agustín, quien se confesó laico, dijo que en los “grandes picos” de atender a mucha gente se tuvo la solidaridad de la sociedad civil, de diferentes empresas y negocios, además de iglesias hermanas.
Admite que la parroquia de San Francisco de Asís es pobre, pero tiene el apoyo de mucha gente, del DIF municipal con despensas y que los mismos religiosos tienen un bazar en donde aceptan todo de donaciones que luego se “comercializan”.
Finalmente ante la pregunta de que siendo laico, no ciento por ciento un sacerdote “casado con la iglesia”, afirma que su satisfacción es colaborar para una sociedad
y un mundo mejor; mi aportación es gratuita y no gano ni un peso, busco que se instaure el reino de los cielos; ayudar al prójimo…”
Su mensaje a los mazatlecos es que sigan apoyando a la parroquia de San Francisco de Asís, sobre todo en esta pandemia, porque al final “todos vamos en el mismo barco”.