¡PARANOICOS, UNÍOS!

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ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.
Así como existen personas que se integran a organizaciones de ayuda en grupo; por ejemplo, alcohólicos, neuróticos, drogadictos y un largo etcétera que se anidan en el anonimato, también debíamos fundar una sociedad de auxilio para nosotros los paranoicos. Cierto, el horno no está para bollos, la violencia se ha vuelto el pan nuestro de cada día y nos trae más cabreados que bonitos.

Pero una cosa es cuidarse bien para que nos vayamos a quedar convertidos en víctimas colaterales, como dijera un clásico, y otras es andar inventando peligros sin ton ni son: asustándonos hasta de la sombra que nos persigue a dónde vamos o cuando nos arrinconamos en alguna zona de seguridad en nuestra casa, agobiados por el pavor que nos ahoga y nos agobia, que no pocas veces nos hacemos pis y con menos frecuencia pos.

PRIMERA PARTE.
A veces pienso que para integrar la Excelsa Asociación de Paranoicos tendríamos que hacer exámenes admisión muy meticulosos para aceptar a la primera hornada de miembros que vivimos encerrados en nuestro cotarro, por aquello de que no te entumas.
Pero en esta primera camada “usuarios” no deberían aceptase a los que se fingen paranoicos, por ello deben ser careados por psicólogos de a de veras, para evitar que esos charlatanes se nos cuelen; porque son legión, pero por falta de espacio se enumerarán 5 ejemplos:
1.- Las personas que mientan que están en sus casas encerrados porque les tiembla occipucio del susto, cuando en realidad se la llevan chateando en sus adminículos electrónicos todo el día y gran parte de la noche.
2.- A quiénes se han “abandonado” a su suerte y usen como pretexto que son perseguidos para no ir a trabajar, ni hacerle mandados a la esposa y menos aún para llevar a sus hijos a la escuela.
3.- A quien se la pasa en casa porque tiene una empleada doméstica de “rechupete” y su mujer trabaja todo el día.
4.- A los imitadores de Narciso que se (la) llevan viendo en el espejo día y noche y cuando los cachan haciendo esas rarezas, se tiran al suelo simulando un temblor de las corvas y las pantorrillas y más arriba.
5.- A los güevones seudointelectuales que son enemigos jurados del trabajo, y que se la llevan desimulando que están leyendo a Freud para curarse la paranoia que puede causarles una parálisis del corazón con sólo asomarse por la ventana.

SEGUNDA PARTE.

Y aunque no será fácil distinguir a los simuladores de paranoia que a los verdaderos paranoides, será mucho más complicado separar a los que viven encerrados y hasta tienen horribles pesadillas porque vieron o vivieron un acto de violencia, de los paranoicos “auténticos” que suelen inventar mil fantasías sobre agresiones que aún les persiguen.

Y no será fácil porque ambos poseen los mismo síntomas. Quizá en esta fase los psicólogos se quebrarán dos o tres veces la mollera, quizá su estudio para que de frutos tendría que alargarse en en tiempo y tendrían ponerle mayor calidad a su trabajo de selección; por ejemplo.

6.- Hacer una investigación pormenorizada del historial de cada persona, aunque sean 10 mil, preguntándoles, por ejemplo, si su papa les pegaba mucho, si fue agredido por sus compañeros o si fue victima de una de las tantas formas de violencia que ahora nos azotan en Mexico, entre otras 75 preguntas.

7.- Conseguir entre los escombros FGR algún detector de mentiras para utilizarlo como un primer cedazo para tener las primeras respuestas, no las definitivas, porque esos aparatos ayer, hoy y mañana convierten a los inocentes en criminales, pero a veces le atinan.

8.- Interpretar de nueva cuenta -segundo sedazo- los resultados del detector de mentiras, porque es seguro que los paranoicos querran ocultar su enfermedad, asegurando que vienen enteleridos de Uruapan, Michoacán o de Veracruz, donde las balas y los balazos suelen alumbrar las noches y deslumbrar los días con las matanzas más viles.

9.- Hacer una interpretación profunda cara a cara y mirándolos a los ojos -tercer sedazo- para corroborar que las primeras y segundas respuestas son verdaderas. Si se le ponen blanquitos los ojos y tartamudea, es inequívocamente una persona que debe pertenecer a la Excelsa Asociación de paranoicos.

10.- Si al final del tedioso y arduo trabajo los examinadores tienen dudas sobre algunos de ellos, por favor nos los vayan a “calentar” como los hacía la PJR en los tiempos canallas de Miguel Nazar Haro, en aquella época en que creíamos que la luna era queso, sin agraviar.

Todo este ardoroso trabajo para formar la Excelsa Asociación de paranoicos, no es nada si de veras logramos edificarla, sobre todo porque ella nos ayudará a expulsar nuestros miedos inventados por la mollera, para sentir los miedos que la gente en sus cabales siente en la calle, en su casa, en su trabajo, en las fiestas y cuando se anda por ahi, por ahi….

Si usted puede ayudarnos formar la excelsa Sociedad de paranoicos se lo agradeceremos infinitamente. Estaremos muy pendientes de sus sugerencias.

LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS.

Paranoia: trastorno de la personalidad caracterizado por un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de estos son interpretadas como maliciosas y sobre todo peligrosa.