Oxigenación y ejercicio son dos elementos relacionados entre sí por la forma en que obtienes energía y la cantidad de oxígeno que utilizas.
Oxigenación y ejercicio son dos conceptos que están mucho más vinculados entre sí de lo que te imaginas. Y es que últimamente hablamos de oxigenación casi siempre en el contexto de la enfermedad y los problemas respiratorios, pero ¿sabes cómo afectan otras actividades en tu vida diaria a esta medida?
Comencemos por definir qué es la oxigenación. Este concepto hace referencia a la saturación de oxígeno o concentración de oxígeno en determinado medio. En el caso de las personas, se refiere a la cantidad de oxígeno en la sangre. Por eso, cuando enfermedades como el covid-19 se presentan en las personas, es muy importante monitorear constantemente que la cantidad de oxígeno en la sangre sea mayor a 90 puntos porcentuales, ya que si baja más de esto, puede significar que el cuerpo no tiene suficiente oxígeno para mantenerse saludable, y es momento de pedir ayuda de un doctor (incluso si algunos métodos como el CBD pueden ayudar a reducir síntomas).
Sin embargo, aunque inevitablemente asociamos el concepto de oxigenación con la pandemia, lo cierto es que esta unidad de medida del oxígeno en la sangre siempre ha sido parte de nuestra vida y existen maneras de mantener números más saludables y de monitorearlos.
Guía para medir tu oxigenación
Puedes medir tu oxigenación a partir de las siguientes cifras:
- Del 95 al 100 por ciento son normales
- 91 al 94 por ciento indican hipoxia leve (pérdida de oxígeno)
- 86 al 90 por ciento indican hipoxia moderada
- Cualquier cosa por debajo del 85 por ciento indica hipoxia grave que requiere atención médica inmediata
Oxigenación y ejercicio
La relación de oxigenación y ejercicio depende directamente de la intensidad con la cual hagas actividad física. Cuando el ejercicio es de intensidad moderada, los números de oxigenación suelen mantenerse en el rango de lo normal: por lo general, entre 95 y 100 puntos porcentuales. Sin embargo, cuando el ejercicio comienza a adquirir mayor intensidad, es probable que estos números bajen, lo cual significa que estás respirando más rápido y, por lo tanto, tomando más oxígeno.
Entre más vigoroso sea el ejercicio, más podrás notar una pequeña caída en los niveles de oxígeno en la sangre, aproximadamente de dos a tres por ciento si tu respiración no es estable o no continúa trayendo suficiente oxígeno a tu cuerpo para satisfacer las necesidades actuales de tu cuerpo bajo las exigencias del deporte.
Este no es motivo para asustarse, es parte normal de un proceso en el cual puedes incluso notar niveles tan bajos como 92 puntos porcentuales. En esos casos, solo hace falta verificar que cuando dejes de hacer ejercicio, estos niveles vuelvan a su lectura normal. Entonces significa que se trató solo de un efecto natural de la actividad física y no de un problema respiratorio. Además, cuanto más en forma estés, más rápido verás que estos niveles regresan a su rango normal y poco a poco podrás recuperarte mejor. Parte de lo que compone el ir teniendo cada vez mejor condición y convertirte en un maestro de la actividad física (incluso en el sexo).
Otra razón por la cual es importante monitorear tu oxigenación y ejercicio (puedes hacerlo mediante un oxímetro, un smartphone o un smartwatch) es que también podrás aprender sobre cuánto oxígeno ocupa tu cuerpo para quemar calorías y para obtener energía. Si tus niveles de oxígeno permanecen altos durante el ejercicio, esta es una buena señal, pues tu cuerpo está bien adaptado y puede continuar trayendo y procesando suficiente gas, incluso cuando está trabajando a altas intensidades.
Si tu doctor no te ha dicho que te toque monitorear tu oxigenación, entonces no es necesario hacerlo constantemente, se trata más bien de un ejercicio de curiosidad que puedes probar.