Ser bombero implica sacrificio, entrega y valentía. Pero para César Octavio Pineda Soto, Teniente del Departamento de Bomberos de Mazatlán, ese compromiso va más allá de apagar incendios: también es un padre orgulloso que ha sabido equilibrar su vocación con el amor y la presencia en su hogar.
“Entramos como voluntarios, y desde el inicio sabes que tienes que aprender a compartir tu tiempo entre la familia y la profesión”, expresó. Con emoción, recuerda cómo sus hijos lo vieron siempre como un héroe. “Nunca me reprocharon nada. Al contrario, me tomaron como ejemplo. Yo siento que para ellos fui siempre un orgullo”.
Pineda Soto envía un mensaje claro a otros padres: “Échenle muchas ganas. No es fácil, pero vale la pena. Ser papá y servir a tu comunidad es una doble bendición”.
Por su parte, el bombero Gamaliel Valentín Tirado también comparte esa visión. Él trabaja bajo un sistema de turnos de 24 horas de servicio por 24 horas de descanso. Cada momento libre lo dedica plenamente a su familia.
“Es una satisfacción muy grande. Me llena de orgullo pensar que, cuando le pregunten a mi hijo qué hace su papá, él pueda decir con orgullo: ‘Es bombero’”, comentó.
Ambos reflejan que ser padre y bombero no solo es posible, sino una fuente de inspiración para sus hijos y para toda la comunidad. En sus historias, el amor paternal y la vocación de servicio se entrelazan para formar verdaderos héroes de carne y hueso.
