El centro histórico está lleno de música. La hay en los restaurantes, en el kiosco de la Plazuela Machado, en los antros, en las pulmonías que lo cruzan, por supuesto, y ahora también en el suelo.
Los cruces peatonales de sus principales vialidades fueron traducidos de las monótonas líneas amarillas a las caprichosas formas del pentagrama, o teclados de pianos que recuerdan la cercanía del Día de la Música, que en el mes de junio se celebra con todos los ritmos y todas las tendencias musicales importantes.
El director de Obras Públicas, Sergio Wong Ramos, señala que se trata sólo de una forma de dar variedad a la información urbana, aunque advierte jocoso que probablemente alguien encontraría ahí las notas de los papaquis, para beneplácito del área del Instituto de Cultura.