La señora Eustacia alertó a Protección Civil que «día y noche caían piedras» dos semanas antes del derrumbe, además de advertir la presencia de grietas; sin embargo, las autoridades mexiquenses le respondieron que «tenían una reunión».
Eustacia, de 52 años, tiene el número uno en el censo de las autoridades después del derrumbe del cerro del Chiquihuite, en Tlalnepantla, Estado de México, pero antes del desastre ella puso en alerta a las autoridades, aunque fue subestimada.
La hoy damnificada aseguró que al menos 15 días antes del deslave del cerro, diario caían rocas de grandes dimensiones en su propiedad.
“Diario, día y noche, se caían las piedras”, dijo la señora, quien vivió los últimos 29 años en la parte alta del cerro y que denunció que tras la lluvias y el sismo del 7 de septiembre, notó fracturas en la pared de piedra por lo que vivía con miedo e incertidumbre.
“Yo ya no dormía bien, porque día y noche se caían las piedras, y cada piedra me asomaba y era otra y otra”, dijo.
Al notar las grietas, la señora, oriunda de Oaxaca, llamó a Protección Civil para denunciar lo que estaba sucediendo.
“Me dijeron que estaban ocupados, que tenían una reunión y que mandaban a los bomberos, entonces llegaron, subieron y tomaron fotos y me dijeron que me esperara, que cuando se cayera otra piedra les hablara, y ahora ya hubo un derrumbe”, dijo.
Al recordar la caída de rocas en su patio, azotea y su calle, dijo que el derrumbe se veía venir, por lo que una noche antes del accidente salió de su domicilio y durmió en la casa de su hijo, lo que le salvó la vida.
“La piedra avisó, porque para mí avisó, porque fueron 15 días antes del derrumbe. Tengo mucho coraje porque las autoridades no me hicieron caso cuando yo reportaba y reportaba las piedras”, dijo.
Desde el derrumbe pasa sus días en el albergue la parroquia del Sagrado Corazón, donde pide ayuda ya que no tiene a dónde ir pues su domicilio está bajo los escombros del cerro del Chiquihuite.
Información por MILENIO
