Dicen quienes buscan señales en cada detalle como quien busca su destino en los posos del té, que la portada del libro de las memorias de Michelle Obama que sale a la venta en Estados Unidos este próximo martes ya es en sí una noticia. Ninguna mujer que aspire a ser candidata, por ejemplo a la Casa Blanca, hubiera posado con un top blanco enseñando generosamente un hombro desnudo. Ah, además, su mirada es centelleante. En él hay confesiones como que sus dos hijas Malia y Sasha nacieron por fecundación in vitro.
Los que han tenido el volumen en sus manos y hablan sobre él cuentan que Michelle Obama ha sabido caminar con elegancia sobre esa delgada línea que divide lo que se oculta -por privado- y lo que se deja ver -muy íntimo-, porque al fin y al cabo son unas memorias. Y no cualquier memoria. Becoming (título en inglés) es la historia de la tataranieta de un esclavo que llegó a ser primera dama del país más poderoso del mundo (y que mantuvo la segregación racial en su sociedad hasta la década de los sesenta del siglo XX).
En las 426 páginas del libro, Michelle Obama deja claro como el agua su aversión por el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. «Nunca le perdonaré”, escribe tajante. La que en otro tiempo fuera una abogada de Harvard de reconocido prestigio expone el daño que Trump hizo -y pudo hacer más- a su familia al propagar rumores sobre la legitimidad de la presidencia de Barack Obama basados en que el expresidente no había nacido en Estados Unidos.
«Todo aquello [la partida de nacimiento de Obama] fue una locura llena de mala intención, bajo la que había intolerancia, fanatismo y mucha xenofobia escondida”, explica. “Pero es que, además, era muy peligroso porque estaba dirigido a azuzar el odio de todo tipo de chiflados y locos”, escribe. «¿Qué hubiera pasado si alguien mentalmente no muy estable hubiera conducido hasta Washington con un arma cargada? ¿Qué hubiera sucedido si esa persona hubiera ido directamente a por nuestras hijas?”, se pregunta la ex primera dama. “Donald Trump, con sus vociferantes e insensatas insinuaciones estaba poniendo a mi familia en peligro. Y por eso, nunca le perdonaré”.
Sus hijas son un capítulo importante del libro ya que Michelle Obama cuenta, por primera vez para el público, que sufrió un aborto involuntario y posteriormente se sometió a tratamientos de fecundación in vitro para quedar embarazada de Malia y Sasha.
De aquello hace 20 años. “Me sentí perdida y sola» tras la pérdida del feto, escribe. “Entonces no era consciente de que era algo que sucedía con relativa normalidad, tener un aborto espontáneo”, ha adelantado Michelle Obama en una entrevista este viernes en el programa Good Morning America de la cadena televisiva ABC, que se emitirá completa este domingo. “Sentí que había fallado, entonces no sabía que eran tan comunes los abortos espontáneos porque no hablamos de ellos», explica la esposa de Barack Obama.
La ex primera dama menciona la crudeza de ser consciente como mujer del llamado reloj biológico. “La producción de óvulos es limitada”, dice. «Me di cuenta de eso cuando tenía 34 y 35 años. Tuvimos que recurrir a la fecundación in vitro«, señaló Michelle Obama, cuyas hijas, Malia y Sasha, tienen ahora 20 y 17 años, respectivamente. Entrando en confesiones, Obama admite que por aquel entonces su esposo y ella debieron de recurrir a la terapia de pareja.