*Ante la emotividad del homenaje se le salieron las lágrimas
*Dos gobernadores les agradecieron la paz para sus gobernados
Moisés Melo García, comandante de la III Región Militar, general de mil batallas, el hombre de hierro y de la dura estampa, se quebró y no aguantó la emotiva despedida de más de 500 soldados, la mayoría de rango y de élite, parados frente a él; las palabras de dos gobernadores y los mensajes de su “Estado Mayor”, pues las lágrimas afloraron en el granítico rostro del recio militar, más aún cuando agradeció a su esposa, Alicia, todo el apoyo brindado a lo largo de una vida.
Fue una mañana histórica dijo un reportero gráfico, porque nunca había visto llorar a un general, menos en público y ante tanta gente. Y es que las palabras de cada uno de unos de los que usaron el micrófono reconocieron el valor, el temple, al amigo, al estratega y al valor de un hombre que enfrentó lo mismo la montaña y la selva, que la dureza de las ciudades con su violencia de las bandas del narcotráfico.
Pero también la marcialidad, la elegancia y la sonoridad de una banda de guerra –la mejor en el país, por cierto dijo el general Melo en su mensaje-, con ese redoblar de tambores y sonar de cornetas para recibir al lábaro patrio como inicio del merecido homenaje y reconocimiento a quien fue el comandante de la III Región Militar en Sinaloa y Durango.
Seguramente al sonar de ese redoble se le enchinó la piel al general Melo García; luego vendrían las palabras de sus oficiales y después las del gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, quien se refirió del militar como el hombre que le regresó la paz al estado, que le sirvió a Sinaloa a pesar de ser del Distrito Federal; que se enojaba cuando no había el éxito en los operativos del combate a la delincuencia; el general Melo supo hacer equipo, a coordinar la seguridad y también supo hacer amigos.
“Sinaloa lo va extrañar y su amigo Malova también; a nombre de la sociedad sinaloense y de los alcaldes de los 18 municipios le damos las gracias por los niveles de paz alcanzados”, enfatizó el gobernador López Valdez.
Enseguida uso los micrófonos el mandatario de Durango, Jorge Herrera Caldera, para reafirmar el respeto al general, al militar, al hombre que salvó muchas vidas,
y que sin descanso enfrentó la inestabilidad y el miedo que infundía la delincuencia. Durango hoy está tranquilo, gracias al general Melo García, puntualizó el mandatario del estado vecino.
Después vinieron las palabras y agradecimiento del militar y también del reconocimiento al trabajo conjunto, en coordinación, para trabajar por Sinaloa y Durango; “sin el apoyo de los gobiernos, no hubiéramos hecho muchas cosas, sobre todo con unas policías que tuvimos que activar y que ahora son diferentes”.
Con la emoción a flor de piel siguió el general de mil batallas en su improvisado mensaje, pero se fue ablandando y no aguantó más al hablar de su esposa Alicia y a quien el gobernador López Valdez se refería como “La Generala”, hasta allí llegó el duro general, de 60 años. Fue en ese momento cuando se quebró y dejó ir las lágrimas rebeldes al pronunciar: “Gracias Alicia por tu paciencia y por los hijos que me has dado…”
Las fotos y los videos van a mostrar que los generales, por más duros, también son humanos y tienen corazón y nobleza.
La despedida del general Melo García concluyó con el desfile militar, allí en esa explanada de la III Zona Militar, con los redobles de tambores y sonar de cornetas, de honores a la bandera y de cerrar con el himno nacional cantado voz en cuello por 500 gargantas.
El martes llegó el nuevo comandante de la III Región Militar, Eduardo Emilio Zárate Landeros.