Mazatleca entre las tres mejores novelistas de México

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Samuel Parra
Fotos: Cortesía

La Escritora Karina Castillo está a un paso de ganar el Premio Filiberto 2025, que distingue a la Mejor Novela Negra del 2024.

Tras recibir 423 postulaciones, la autora mazatleca participa con su novela «Alma Fría». Junto a ella están nominados también Magali Velasco (Cocodrilos) y Alfonso Orejel (Dios no escucha el chillido de los cerdos).

«Estoy emocionada, esto representa no sólo el interés de seguir escribiendo, sino el compromiso y la disciplina que representa, pero también refirma lo que hace mucho venía haciendo, escribir, ese deseo apasionante de compartir, de hacer literatura, de crear y de caminar por espacios que voy descubriendo mientras se me ocurre la idea», explicó.

Este galardón, que rinde homenaje a Filiberto García (protagonista de El complot mongol). En ediciones anteriores lo recibieron Vicente Alfonso (La sangre desconocida) e Hiram Ruvalcaba (Todo pueblo es cicatriz).

El fallo se dará a conocer en la Semana de la Novela Negra (6 al 11 de octubre, Biblioteca de México).
«Siempre hay que aportar para que terminen las pesadillas. Hay que inyectar pasión y un reencuentro con las letras para que siempre tengamos la oportunidad de viajar y expresarnos para compartir lo que nos inquieta», agregó.

¿DE QUÉ TRATA ALMA FRÍA?

Mazatlán es una ciudad de contrastes, un escenario fascinante para la novela negra. La ironía y la acidez de este puerto coexisten en las tinieblas donde la Escritora Karina Castillo explora los aspectos más repulsivos de la condición humana a través de su nueva novela «Alma fría», un texto mordaz, sucio, soez e invita a reflexionar sobre la soledad.

La obra fue presentada en la Feria Internacional del Libro del Instituto Politécnico Nacional, en la Ciudad de México, bajo lo comentarios de Oscar Manuel Quezada.

En medio de las torres relucientes sobre el paseo costero (Avenida del Mar), los lujosos yates en La Marina, existen barrios donde el crimen, el narcotráfico y la desesperanza dibujan un paisaje muy diferente al de las campañas turísticas. Esta tensión entre lo visible y lo oculto es el combustible que impulsa las historias más crudas y realistas del género.

«En Alma fría inventé los personajes en su totalidad, pero mi reto fue relacionar los nombres con su personalidad y su físico, sobre todo para crear personajes entrañables, difíciles de olvidar, con una serie de sentimientos y emociones que los llevara al borde del abismo, asumieran los retos y buscaran la solución. Quería personajes fuertes, que le mostraran al mundo sus inquietudes, pero también sus perversidades y sus sentimientos más íntimos, sus debilidades. Mis personajes están inmersos en una serie de frases que los caracteriza y que les asigna una vida propia muy cerca de la realidad», explicó.

El Licenciado Óscar Mondragón es el personaje principal. Abogado de profesión, cocainómano, sátiro, criminal, corrupto, misógino, machista, mal padre y aberrante esposo son los adjetivos que lo califican. Pero cuando conoce a Vanessa una bailarina exótica, pone a descubierto las inseguridades de nuestro protagonista que confunde el poder con sostener una pistola.

«Alma fría», es producto del taller de novela en línea «Escribir en tiempos de pandemia», organizado por El Colegio de Sinaloa, el Instituto Sinaloense de Cultura, el Cntro de Vinculación y Desarrollo Regional Unidad Culiacán del Instituto Politécnico Nacional y apoyado por la Dirección de Bibliotecas y Publicaciones y la Dirección de Difusión Cultural del IPN. Este taller fue impartido por el escritor Elmer Mendoza.

Karina Castillo es una escritora versatil, camina sobre la poesía, cuento, ensayo, micro ficciones y enseñanza pedagógica. Ha tomado talleres con escritores como Felipe Garrido, Élmer Mendoza, Mónica Lavin, Eduardo Antonio Parra, César López Cuadras, Enrique Serna, Guillermo Arriaga, Liliana Blum, David Toscana, entre otros.

«Desde pequeña, siempre me gustaba crear atmósferas diferentes. Me aburría lo común, inventaba noticias en donde las víctimas eran animales, lo escribía en servilletas, nunca imaginé que esa parte de mi vida sería el inicio para escribir mi primera novela criminal. Lo más difícil era controlar mi voz, porque algunas personas se cansaban de escucharme y ante esa necesidad empecé a escribir; primero, jugando a ser periodista, y después di el salto a la poesía. Fui descubriendo el ritmo, las figuras retóricas, su estructura, pero después de varios años incursioné en la narrativa un ente que me atrapó y me dejó hipnotizada. A pesar del proceso creativo y las atmósferas que envuelven a los personajes, escribir siempre es una oportunidad de manifestarse, pero debes escribir una línea que nadie ha escrito, deseos cotidianos, pensando cosas que nadie ha pensado, imaginar cosas distintas», explicó.

La génesis de «Alma fría» maneja un telón de fondo para construir tramas que exponen las entrañas de una ciudad donde la riqueza, la miseria, el poder y la debilidad,coexisten en un equilibrio precario. Castillo utiliza el humor negro y la sátira para desmenuzar las corruptelas políticas y los delitos que asolan a Mazatlán.

Mazatlán es un personaje en sí mismo, su clima tropical, que parece aumentar la tensión en cada página, y su multiculturalidad, que ofrece una rica paleta de personajes y situaciones, hacen de esta ciudad un imán para los problemas. El área turística bautizada como Zona Dorada, Cerritos, la Avenida del Mar y Olas Altas se convierten en escenarios donde se despliegan tramas llenas de intriga, violencia y redención.

«En Alma fría abundan los miedos, pero también la esperanza, siempre hay algo qué hacer, qué buscar y proponer. La vida misma es un caos que nos representa a muchos y es precisamente eso, el miedo, el impedimento a la realización de nuestras metas. La depresión nos asoma al insólito mundo de la tristeza persistente, nos conduce a lo desconocido, por eso nos da miedo», señaló.