Debido al crecimiento de la pobreza y la marginación entre los jornaleros agrícolas emigrados de otros estados de la República Mexicana, el lider social Fernando Pucheta Sánchez instó a los políticos a armar estrategias de gobierno en los que realmente se canalicen recursos para atender los rubros de salud, educación y alimentación para nuestros indígenas, ya que también son mexicanos.
El presidente de la agrupación «Pucheta, Una Mano Amiga», junto a su equipo de profesionistas y civiles visitó a a los trabajadores del campo provenientes de Chiapas, Guerrero y Michoacan, entre otras entidades, que diariamente se reunen en una explanada de la sindicatura de Villa Unión, del puerto de Mazatlán, para ser llevados por algun patrón a trabajar en la cosecha de tomate y chile.
Ahí conoció a Mario Lopez López, quien es originario de Chiapas y que junto a su esposa Martina, de 27 años, durante más de seis años han estado viajando por temporadas a esta región para emplearse en el campo. Llegaron este lunes a Villa Unión, a rentar un cuartito por 2 mil pesos con sus hijos de 9, 5 y 3 años.
Los niños se van con ellos a trabajar la tierra, no tienen internet para recibir sus clases virtuales debido al covid, no hay guarderías y muchas veces no tienen ni para desayunar.
Entre la pareja, si bien les va, ganan $400 pesos por día, comen tortillas y sopas de pasta. Mario y Martina ya no desean tener más hijos, a diferencia de otras parejas que tienen hasta 15 hijos y viven hacinados. Martina es de Guerrero, allá tiene a sus padres y su anhelo es verlos pronto, porque tardan hasta un año sin volver a verlos, el viaje es caro y a veces solo sacan para comer y medio atender alguna enfermedad de un niño, pues se exponen mucho al llevarlos con ellos a trabajar.
El sueño de esta pareja es darles educación a sus hijos para que no sean como ellos, que tengan una vida más decorosa y que no se expongan a la segregación que sufren al recorrer el país en busca del sustento.
Pucheta Sánchez conminó a los diputados a legislar a favor de los jornaleros, pues también son mexicanos. En medio de varios grupos de campesinos, la mayoría hablando diferentes dialectos, el ex alcalde de Mazatlán se dirigió a quienes tienen la capacidad y obligación de decidir políticas de protección a quienes también pagan impuestos, trabajan honradamente y que también son mexicanos.
No hay que ir muy lejos para darse cuenta de las necesidades que hay en la población, así como Mario y Martina, hay centenares de familias que viajan hasta Sinaloa para trabajar, pero se enfrentan también a la falta de empleo, a la marginación y racismo propiciada por nosotros mismos los mexicanos.
