La primera muerte de Marisela Escobedo fue cuando le asesinaron a su hija, que solo tenía 16 años. La segunda, cuando la justicia mexicana decidió absolver al asesino. La tercera, cuando en diciembre de 2010 le dieron un balazo en la cabeza que terminó con su vida.
En 2008, esta mexicana tuvo que pasar de ser una madre que lloraba la muerte de su hija, Rubí Marisol Frayre, a convertirse en una activista de derechos humanos que buscaba justicia ante la inacción de las autoridades para esclarecer el caso.
La historia de Escobedo se reflejaba ahora, casi 10 años después de su asesinato, en el documental «Las tres muertes de Marisela Escobedo», dirigido por Carlos Pérez Osorio, y que se acaba de estrenar en Netflix.
Búsqueda de justicia
Rubí Marisol Frayre, hija de la activista, fue asesinada en agosto de 2008 en Ciudad Juárez, en el norteño estado mexicano de Chihuahua. El asesino fue Sergio Rafael Barraza, quien era su pareja.
Barraza se deshizo de los restos de la joven en un tiradero de restos porcinos, donde fueron hallados meses después del crimen.
Ante la pasividad de las autoridades, Marisela Escobedo se convirtió en investigadora y emprendió sola una lucha para ubicar y traer ante la justicia a Barraza.
Lo encontró en el estado de Zacatecas y consiguió que fuera encarcelado en 2009.
Barraza se declaró culpable. Sin embargo, fue liberado meses después porque la fiscalía de Chihuahua no pudo comprobar el delito.
Un tribunal superior cambió la sentencia que permitió la liberación de Barraza, pero el agresor ya había escapado.
Escobedo entonces pasó a ser activista y símbolo de la lucha contra la impunidad en México.
Símbolo
Escobedo inició una serie de protestas para exigir la recaptura del asesino de su hija. Participó en marchas e hizo peticiones a las autoridades. En una ocasión se paseó por las calles de Ciudad Juárez con una foto del asesino de su hija pegado a su cuerpo.
Y tras haberlo intentado casi todo el 8 de diciembre de 2010 inició un plantón frente al palacio de Gobierno de Chihuahua.
Fue allí donde, el 16 de diciembre de 2010, un desconocido se acercó a Escobedo mientras esta colocaba unos carteles de protesta. Tras intercambiar unas palabras, la mujer empezó a correr. El hombre la alcanzó y la mató con un disparo en la cabeza, antes de huir en un auto que le estaba esperando.
Nunca llegó a ver al asesino de su hija entre rejas.
Barraza murió el 16 de noviembre de 2012 en un enfrentamiento con militares en el estado de Zacatecas, donde Escobedo había señalado una y otra vez que se encontraba el asesino de su hija.
Desde el 2010, la fiscalía de Chihuahua estaba en coordinación con la Interpol, y otras organizaciones como el ejército y la Policía Federal mexicana, para capturarlo.
El hombre también había sido señalado como autor intelectual del asesinato de Marisela Escobedo.
Por su parte, José Enrique Jiménez Zavala, presunto autor material de la muerte de Marisela Escobedo, murió en una cárcel, presuntamente estrangulado por su compañero de celda.
10 mujeres asesinadas al día
Para los creadores de Las tres muertes de Marisela Escobedo, el documental resulta un ejemplo de las fallas de la justicia en México, un país donde son asesinadas 10 mujeres al día y en el que la impunidad en este tipo de casos es del 97%.
«Sin duda, este documental muestra cómo el sistema de justicia en México está completamente podrido y lamentablemente sigue así», dijo la productora Laura Woldenberg, en una entrevista con la agencia Efe.
«Si el feminicidio (de Rubí se hubiera atendido en ese momento, si se hubiera investigado con perspectiva de género, ahí habría acabado la historia».
Rubí fue reconocida como una de las «muertas de Juárez», que engloban a las más de 700 mujeres que fueron asesinadas entre la década de 1990 y la de 2000, pero hoy ya reconocidos como feminicidios, asesinatos por violencia machista o de género.
«Diez años después la situación cambió: ya tenemos el término feminicidio, ya entendemos que esto es un problema nacional, que es un tema de violencia de género pero tenemos 10 asesinatos violentos a mujeres al día», describió Woldenberg.
La historia de Escobedo es una fotografía de lo que sucede en México, donde muchos cuestionan las fallas del sistema judicial, que a veces lleva a las víctimas de crímenes a buscar justicia por cuenta propia.