LA GLORIA DE MARIA TRANQUILINA SE QUEDA EN MAZATLÁN.
HOY ES EL ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE ANGELA PERALTA.
Alfredo Ramírez.
Muchas veces tienes que morirte para obtener un sitial en la historia; aún y cuando en muchos casos deambules en la gloria.
Tal es el caso de María de los Angeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta Castera, quien a pesar de haber gozado de los dinteles de la gloria a lo largo y ancho del mundo, hubo de llegar a Mazatlán para morirse y ocupar un sitial en la historia de esta marisma, tan llena de enfermedades del ayer producto de la insalubridad de las marismas y las faltas de higiene, las cuales en estos tiempos del dengue, pareciera no haber cambiado mucho.
Hace 130 años, en un día como hoy, se murió.
Y el Instituto de Cultura y ni el Ayuntamiento; quienes tanto se vanaglorean de contar con un Teatro y un Panteón que lleva su nombre, han organizado memorial ni homenaje alguno.
Mejor conocida como Angela Peralta, nacida un 6 de julio de 1845 en la Ciudad de México, muere en Mazatlán a la edad de 38 años producto de un contagio de peste; ahh, pero eso sí, luego de cantar al llegar a este puerto plagado de españoles, alemanes y otros extranjeros de oficio comerciante; Il Trovatore y Aida.
El mito se recrudece al casarse in articulo mortis con su amasio Julian Montiel y Duarte, un sujeto a quien hoy se le llamaría padrote; con la complicidad de conocido imbofido que derramó los frutos de su picarez a generaciones actuales.
Dice la historía, a veces tan plagada de fantasias; que La Tranquilina provenía de una familia de origen humilde y recibió una buena educación, mostrando un especial talento para el canto desde su infancia. Fue alumna de Agustín Balderas quien fuera miembro del jurado del concurso para musicalizar el Himno Nacional. A los ocho años fue muy aclamada cuando cantó la cavatina Belisario de Gaetano Donizetti. Continuó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música de México, a los quince años personificó a Eleonora de Il trovatore de Giuseppe Verdi, debutando así, en el Teatro Nacional. Animada por el éxito y por su padre, emprendió un viaje de gira a Europa.
El 13 de mayo de 1862 debutó en la Scala de Milán con Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti con gran éxito. Cantó La sonnambula de Vincenzo Bellini ante Víctor Manuel II y su esposa, saliendo en treinta y dos ocasiones al palco escénico para agradecer las ovaciones , comenzando un éxito rotundo en giras por Roma, Turín, Florencia, Bolonia, Lisboa, Alejandría, Génova, Nápoles, San Petersburgo, Madrid, Barcelona y El Cairo durante 1863, 1864 y gran parte de 1865.
El emperador Maximiliano I de México le pidió a regresar a México para cantar en el Teatro Imperial Mexicano y en octubre de 1865 aceptó la invitación. El 20 de noviembre fue recibida por los artistas del Teatro Imperial, por los alumnos de la Academia de San Carlos, intelectuales, músicos y por la población en general que la vitoreó en los barrios de San Antonio Abad, Portales, Mexicaltzingo e Iztapalapa.
Entre su repertorio favorito cantó La sonnambula, I Puritani de Bellini, Martha de Friedrich von Flotow, Il barbiere di Siviglia de Gioachino Rossini, Lucia di Lammermoor, La fille du régiment, L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti, Il trovatore y La Traviata de Giuseppe Verdi. Compartió créditos con Enriqueta Sulzer, César Limberti, y Mariano Padilla bajo la batuta de Carlos Bosoni. La temporada se prolongó hasta abril de 1866. Durante el mes de febrero estrenó la ópera Ildegonda del compositor mexicano Melesio Morales.
En 1866 cantó para los emperadores Maximiliano I de México y Carlota de México y se le nombró «Cantarina de cámara del imperio» provocando la repulsión del escritor Ignacio Manuel Altamirano ya que un año después la cantante cantó I Puritani de Vincenzo Bellini «a beneficio de la guerra contra los invasores» en el puerto de Veracruz.
Realizó presentaciones en Guanajuato, León, San Francisco del Rincón. En Guadalajara inauguró el Teatro Juan Ruiz de Alarcón (hoy Teatro Degollado). Ante la caída inminente del régimen imperialista, se trasladó al puerto de Veracruz y se embarcó a Europa.
En 1867 partió de nuevo a Europa, y se presentó en Italia y España. En Madrid, contrajo matrimonio con su primo hermano y literato Eugenio Castera lo cual significó su declive dedicándose a componer pequeñas piezas.
Después de cuatro años y medio, regresó a a la Ciudad de México el 6 de mayo de 1871. Ahí estrenó la ópera Guatemotzin de Aniceto Ortega de Villar el 13 de septiembre de 1871. El Teatro Nacional de México había recuperado su nombre, alternó con Enrique Tamberlick, con el francés Gasseier, la Visconti, la Tomasi, Verati, Testa y Mari, bajo la dirección de Enrique Moderatti y Melesio Morales. Justo Sierra, impresionado por su voz le dedicó un poema. En esta época la prensa escribe de ella:
La Sra. Peralta, como de costumbre, entusiasmó á la concurrencia, y este entusiasmo llegó á su colmo cuando Ángela cantó la aria del delirio. Nuestro Ruiseñor se hace cada día más digno de la fama que ha conquistado, y el público mexicano encuentra en ella á su artista más querida (…) Un inmenso número de ramilletes fué arrojado á la escena, y los mas entusiastas bravos y los aplausos mas justos fueron el homenaje tributado á la artista.
En 1872 / 1874 realizó una tercera gira por Europa, Inició sus presentaciones nuevamente en Italia y prolongó su estancia por más de tres años. Regresó a México en 1877, y cantó en el Teatro Nacional Aída de Verdi, y Gino Corsini de Melesio Morales. Se enamoró de su administrador Julián Montiel Duarte, y fundó su propia compañía operística. Cuando el público se enteró se su amorío dejó de apoyarla. la enfermedad de Castera estuvo impedida de seguir realizando giras en 1876 recluyéndolo en un hospital en París donde murió en el mes de marzo. Después de un periodo de luto se dedicó en México a organizar el estreno del Requiem de Giuseppe Verdi y de la ópera Gino Corsini de Melesio Morales. En esa época, su amante, el escritor Julián Montiel y Duarte, publicó su Album Musical de Angela Peralta, que contiene 15 composiciones de ella.
Viajó por el norte de la República mexicana. Se presentó en Querétaro, Celaya, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato, San Luis Potosí y Morelia, en el Teatro Progreso de Monterrey, en Saltillo, Durango y La Paz. Al llegar a Mazatlán cantó Il trovatore y Aída, pero fue víctima de una epidemia de fiebre amarilla. Contrajo nupcias in articulo mortis con Julián Montiel y Duarte, falleció el 30 de agosto de 1883 a la edad de 38 años. Sus restos mortales fueron trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres en abril de 1937.
El caso es que, a pesar de los datos escuetos que nos da la Wikipedia; y los adornos que uno quiera hacerle; la figura e imagen, historia y mitismo de Angela Peralta ya ha quedado privatizada en los adentros de los mazatlecos y sus regentes.
Eso si, dice la chismografia que trasciende los calendarios que, eñl matrimonio que don Julian Montiel y Duarte efectuose con El Ruiseñor Mexicano no fue por el amor y su belleza, ya que era más fea que un coche por debajo o la conciencia de un político palurdo; sino por el amor a un costal de alhajas debidamente repartido. ¿Será?.