Luis Antonio Martínez Peña.
Amigos, familiares, personas que me conocen. Durante los días 17 al 19 de septiembre se sintieron en Sinaloa los efectos de la tormenta tropical Manuel. En la casa de ustedes había realizado algunas compras preventivas por si el ciclón o las lluvias nos ocasionaran algún problema. Afortunadamente Mazatlán no sufrió más que los trastornos que inevitablemente ocasionan las lluvias en nuestra ciudad. Fuera de eso, que para nosotros es cotidiano durante la temporada, no sufrimos en realidad más que la angustia y el miedo de que nos tocara.
Qué bueno que no fue así, pero al sur de nuestra ciudad algunas comunidades de los municipios de Escuinapa y El Rosario sufrieron por las inundaciones; luego al centro de nuestro estado le tocó vivir en carne viva los embates delas lluvias y el desborde de sus ríos y arroyos. En Culiacán, Navolato y Angostura hay miles de personas en refugios y ellos necesitan alimentos, medicinas, ropa y calzado. Cuando veo en las imágenes de la prensa a las mujeres mayores en sus refugios pienso en mi madre y doy gracias de que ella tenga su casa en terreno firme y un techo a prueba de lluviass; veo a los niños en situación de necesidad; pienso en mis hijos en sus casas y los más pequeños durmiendo tranquilos en sus recamaras de mi casa. Doy gracias por no ser el hombre desesperanzado que piensa cómo satisfacer las necesidades de su familia en éste día y cómo va a recuperar sus pertenencias bajo el agua y el lodo, como va a reconstruir su casa y volver a empezar, a comprar la estufa, la cama, y el refrigerador. Doy gracias por no ser él, pero inevitablemente pienso en él.
Los mazatlecos pudimos tener un fin de semana extraordinario gente que se divirtió y turistas que estuvieron disfrutando de las playas y de hoteles, infraestructura turística que no sufrió ningún daño.
Hoy nos toca a los mazatlecos extender la mano a las personas que necesitan ayuda y de nuestros esfuerzos, quiero pedirte amigo, amiga, que si tienes algo que compartir lo des; y que no sea otro sino el interés por aportar tu grano de arena en la construcción de un poderoso capital social que a lo largo de la tierra de los once ríos se viene construyendo y está en movimiento. Son muchos los jóvenes, las mujeres, los profesionistas y las manos solidarias que levantan andamios y construyen puentes hacia los demás, cara a cara y hombro con hombro; hay muchas manos generosas que tejen redes solidarias y tendrán como resultado una pesca abundante, generosa y habrá riqueza en nuestros corazones y la felicidad será nuestra. Los sinaloenses somos un gran pueblo que necesita el impulso para superar sus límites; pero cuando extendemos la mano el débil siente la fuerza que lo levanta de su postración y, el fuerte se convierte en un ser humano que recibe la gratitud del necesitado. Ser generosos en esta ocasión y siempre, será una experiencia para toda la vida, una enseñanza que nos humaniza.
Acude a los centros de acopio y aporta algo que sea digno como si fuera para ti o para tu familia.