+ Análisis por Memorándum subieron de tono
+ ¿Sólo lo justo puede ir por encima de la Ley”
+ Todo por querer complacer a la radical CNTE
+ Respuesta clásica para salir por la tangente
Por Heriberto Millán G.
heribertomillang@gmail.com
Los señalamientos, todos en contra, subieron de tono durante la semana Santa; el ahora famoso memorándum de quien ya se parece a un dictador, López Obrador, fue analizado sin misericordia desde el punto de vista legal, social y político, tema en que todavía no se han puesto de acuerdo quienes han dedicado su tiempo en los casi últimos cinco meses a vigilar con lupa el desempeño de quien dirige al país desde el púlpito mañanero.
Usted lo sabe, un memorándum en el que se ordena a los titulares de las Secretarías de Gobernación, Educación y Hacienda, implícitamente, hacer caso omiso de lo que dicta la Constitución en materia educativa.
La primera de las preguntas que se hicieron y que, al modo, respondió con sus razones, “con el derecho que me da el poder que ostento”, fue el recordatorio que le plantearon de que “nada por encima de la ley”, pero ahora resulta que la “justicia puede estar por encima”.
López Obrador empero, no puede decir si algo es justo o no; legalmente solo los tribunales y el análisis derivó entonces de que primero se tiene que cambiar la ley establecida en la constitución para hacerla justa. Un digno caso para los abogados, para los juristas y constitucionalistas y desde luego, para quienes observan el desempeño de López Obrador.
No se trata de si el famoso memorándum es correcto o incorrecto, tampoco si es justo o no. Tampoco se trata de definir si la orden es válida, lo que evidencia es que se trata de una total y absoluta irresponsabilidad de quien dicta, en ese tono, las órdenes al gabinete presidencial.
Entonces, ¿nada por encima de la ley, sólo lo justo?
Veamos los orígenes.
En campaña, López Obrador aseguró que echaría abajo la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, que era injusta, punitiva, no equitativa y quién sabe qué tantas cosas más. Alcanzó con ese solo señalamiento el apoyo magisterial en conjunto, pero el de la CNTE fue total y ahora le están cobrando de tal manera que parece su rehén, aunque no haya sido aceptado.
Para la CNTE, el memorándum trata solamente de establecer una posición política del gobierno de López Obrador.
Lo cierto es que de entre todos los conflictos a que ha dado lugar el tabasqueño, éste parece ser el de mayor relevancia, aunque de suyo es complicado, las ocurrencias dictadas desde el púlpito mañanero la colocan en el centro de la atención nacional, para beneplácito de los abogados que entre sus últimas conclusiones advierten que es motivo de cárcel.
También tiene que ver la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por supuesto, en tratándose de un derecho, la educación, que se vulnera con la orden dada a los titulares de tres secretarías.
Bajo esas consideraciones, Derechos Humanos plantea a López Obrador que rectifique el documento firmado y que establece suspender la reforma educativa de 2013. En primer lugar porque se trata de un mal llamado decreto que lesiona no solamente los derechos humanos de los educandos en este país sino que es totalmente ilegal.
Una violación más, es que se vulneró con esa orden el principio de la división de poderes en México. Cierto, tiene derecho de ordenar a su gabinete, pero pasa por encima del legislativo y el judicial.
Son actitudes dictatoriales. Sigue en ese camino conformándose el término. Todo por quedar bien con la CNTE, la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, en sentido más amplio, conformándose de esa manera como el grupo social más influyente en México y que le tiene bien tomada la medida a López Obrador.
Por esa razón el memorándum que ordena a sus subordinados ignorar los efectos de una ley vigente, que deriva de una norma constitucional. Comprometedor para el gobierno de México la ocurrencia. Y debe decirse, no es la primera vez que, desde la presidencia, se ignoran obligaciones constitucionales, con relación a la CNTE, basta recordar los bloqueos de ferrocarriles en enero pasado, acto tipificado como un ataque a las vías de comunicación.
Siendo un ilícito, no se les aplicó ninguna pena y tenían que ser aplicadas, pero fue omiso el gobierno al no aplicar la ley bajo el argumento que “en mi gobierno no habrá represión”. Con ello, siguen violando leyes.
Y López Obrador a cuenta de mantener esa filosofía al instruir no cumplir la ley, de vuelta a lo que señala el memorándum.
“Mientras el proceso de diálogo no culmine con un acuerdo, las otras instancias del Poder Ejecutivo Federal involucradas dejarán sin efecto todas las medidas en las que se haya aplicado la llamada Reforma Educativa”, reza textualmente.
Lo hizo conscientemente, porque el tiro que se aventó es crear una crisis constitucional. Sabía de antemano, no le importó y lo peor, solamente está planteando algo que luego puede eliminar, es todavía más complicado. Está metido ahora en un pantano; sin embargo, no deja de ser un asunto político que en esta misma semana podría echar abajo desde el púlpito mañanero.
Como acostumbra hacerlo, echó mano de sus socorridos argumentos, para dar respuesta a los análisis de toda la semana santa. Lo dijo en su Twitter.
“Callaron como momias cuando saqueaban y pisoteaban los derechos humanos y ahora gritan como pregoneros que es inconstitucional hacer justicia y desterrar la corrupción. No cabe duda de que la única doctrina de los conservadores es la hipocresía. Son como sepulcros blanqueadores”.
Así de fácil se salió por la tangente.