FLACO, OJEROSO, CANSADO Y ¿SIN ILUSIONES?
ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ
Madero, Pablo Emilio, por supuesto, ofreció hoy una conferencia de prensa. Esa mini apenas duro unos diez y siete minutos y medio; vaya, ni siquiera terminaron de acomodar las sillas del salón donde ametrallaríamos a preguntas al dirigente nacional del PAN, cuando intempestivamente un “tercero” nos dijo, mirando hacia un no lugar: “Muchas, gracias por asistir. La conferencia de prensa ha terminado”. Algunos periodistas se quedaron de seis. Alguien cercano al PAN, nos dijo a manera de disculpa, que su dirigente se marchaba porque tenía otras alhóndigas que destruir. Algo parecido expresó el Che en su viaje sin retorno a Bolivia: “Otros lugares del mundo reclaman mis modestos esfuerzos”.
Y aunque era Madero el que estaba entre nosotros, no era el mismo Madero que había visto en otras conferencias de prensa. Se le notaba distraído, sus respuestas eran cortas y llenas de lugares comunes. Vaya, ni siquiera su respiración era la misma, que por lo general suena con un ritmo valseado, con sus corchetes y sus bemoles; pero este día respiraba al ritmo del masiosare, rápido y relativamente furioso. Vaya, tan desconcentrado estaba que ni siquiera nos dijo batos. Primero me saqué de onda por su semblante, pero después comprendí el porqué de su agitada respiración: es que desde ayer las cosas se le están poniendo color de hormiga, pues el fuego amigo se ha agigantado por la azotaina que les propinaron sus amigos/enemigos que se acuerpan y se desacuerpan en el Pacto por México, artificio que ha mostrado ser tan indestructible como López Obrador cuando era Jefe de Gobierno de la región más transparente.
MADERO CON UN OJO AL GATO Y OTRO AL GARABATO.
En la conferencia a Madero le llovieron los que querían preguntarle. Y por supuesto la pregunta que primero logró filtrarse hasta los oídos fue de una periodista que no se dejó ganarse la palabra. Como no hay primera sin segunda, después las preguntas le cayeron en cascada: Que si la reforma hacendaria, que si el Pacto por México, que si Vázquez Mota era su caballo negro, que si esto, que si lo otro, que si el gobierno de Peña Nieto, que si el PAN había roto con MALOVA; por cierto esta pregunta cimbró a Marentes, el líder estatal del PAN, y de inmediato puso una cara de yo no fui. A esas y otras interrogaciones, Madero las respondió con lugares comunes, con cierta ausencia, como si su pensamiento hubiera estado en otro parte, o tal vez en ninguna. Quizá su parquedad se debió a que esa noche se amaneció, primero oyendo el debate en la Cámara de Senadores y seguramente después en un posdebate donde él y los maderistas de hueso colorado columbraron un largo recuento de daños.
Seguramente este habilísimo pastor de los blanquiazules tenía su pensamiento clavado en un asunto en el que puede perder hasta la camisa, ya no digamos la reelección que busca, con mismo furor con el que buscaron los conquistadores la fuente de la juventud. La noche del debate los senadores panistas cansados perder las votaciones por una pingue diferencia de más/menos 10 votos, decidieron abandonar en tropel la “Cámara Alta”, circunstancia que si sólo hubiese ocurrido esa estampida, sin lugar que le hubiera servido a Madero para intentar negociar, a propósito de la reforma política, la segunda vuelta electoral que el PRI no quiere soltar. Pero las cosas fueron más allá: Ernesto Cordero y Ramón corral, sus enemigos jurados y postulantes para sucederlo a como dé lugar, amenazaron con romper el Pacto por México, que es la rama donde está sentado don Pablo Emilio. Pero no solamente amenazaron con romper ese acuerdo que ahoga a los panistas radicales, también advirtieron que no votarían la reforma energética con el PRI. Y por extensión también quedaba prendida del aire la reforma política.
MADERO DE REPENTE SE QUEDÓ COLGADO DE LA BROCHA.
Y por supuesto todos estos escarceos y devaneos del “calderonismo” y de los anticalderonistas radicales, son un racimo de dardos envenenados que puedes atravesar el corazón reeleccionista del prócer de Coahuila. Por eso el pariente de don Indalecio, supongo, andaba cabizbajo y meditabundo. Pero no solamente él era y es presa de esta posible catástrofe que se avecina, sin lugar a dudas a también Peña Nieto trae mariposas anaranjadas en el estómago, pues de concretarse las amenazas de los panistas disidentes se conformaría un frente que iría desde López Obrador, el PRD radical, el PAN, hasta la suma de un variopinto movimiento social contra la reforma energética y todo lo que huela a reformas. Tal vez si esta hecatombe ocurre, los chuchos tendrían que exiliarse en Miami hasta donde los perseguiría el Señor de las ligas.
Esta hipótesis es sólo eso, pues cabe la peregrina posibilidad de que el pobre don Pablo Emilio Madero andaba caricompungido porque simplemente le dolía una muela o porque a la una de la tarde es la hora en que toma la siesta. Pero de que se veía mal, se veía mal; pero vaya usted a saber porqué….