La petrolera coloca 1.500 millones de dólares en deuda en los mercados internacionales a tasas históricamente altas, un incremento en sus costos de financiamiento que resta flexibilidad a las finanzas públicas del país
En contra de todos los esfuerzos que el Gobierno mexicano está haciendo para no endeudarse más, la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) tira en la dirección opuesta, incrementando sus costos de financiamiento y, por ende, la deuda de los contribuyentes mexicanos. En este sentido, Pemex colocó este jueves 1.500 millones de dólares en bonos en el mercado internacional a tasas históricamente altas, lo que refleja no solo una baja en la demanda del petróleo a nivel global, sino también la poca confianza que tienen los inversores en la visión de la empresa pintada por la Administración de Andrés Manuel López Obrador.
Para saber si una tasa de interés es alta, es necesario tener un referente y el de Pemex siempre ha sido el bono del Tesoro de Estados Unidos, explica Luis Gonzali, estratega de deuda y macroeconomía de la firma Franklin Templeton en la Ciudad de México. Actualmente, las tasas de interés en EE UU y en países desarrollados están en cero como medida de estimulación de la economía y el bono del tesoro estadounidense, de la misma duración que los bonos emitidos por Pemex ayer, es de 0,3%. Eso se compara con las tasas de 6,95% y 7% que pactó Pemex en esta colocación.
“Nunca, y estoy hablando de los últimos 30 años por lo menos, habíamos visto un diferencial tan grande”, dice Gonzali. Esto responde a varios factores, cuenta el especialista. El primero es que el confinamiento, la pérdida del empleo y la fuerte recesión económica vista a nivel mundial a partir de la pandemia por el coronavirus han reducido dramáticamente la demanda por petróleo. Y segundo, es la baja calificación crediticia de Pemex, la cual, en abril, sufrió un segundo recorte para pasar de “grado de inversión” a “basura”. De acuerdo con Fitch Ratings, una de las dos agencias que califican a Pemex como “basura”, los fondos de la colocación esta semana se utilizarán para cubrir su capital de trabajo y para refinanciar deuda anterior.
“Están sustituyendo deuda vieja por deuda nueva”, apunta Gonzali. “Y seguramente la deuda que están refinanciando la están haciendo a una tasa muchísimo más alta. Si esa misma deuda la hubiera sacado hace seis meses, hubieran pagado alrededor de 4% menos en intereses, ese diferencial representa cerca de 60 millones de dólares al año en servicio de deuda extra”.
La calificación crediticia de Pemex muestra el continuo deterioro de su perfil como deudor, señaló Fitch en un comunicado, lo cual, a su vez, “refleja la flexibilidad limitada de la compañía para navegar la recesión del petróleo y el gas dada su elevada carga fiscal, alto apalancamiento, aumento de los costos de extracción por barril y altas necesidades de inversión para mantener la producción y reponer las reservas”. La empresa registró pérdidas por 44.000 millones de pesos en el segundo trimestre de este año.
Pemex es la petrolera más endeudada del mundo con cerca de 108.000 millones de dólares en deuda. Si bien esta colocación no aumenta la totalidad de su deuda, los nuevos bonos sí aumentan el pago por el servicio de la deuda, asegura Gonzali. Los impuestos y las ganancias de Pemex se van a ir cada vez más a pagar intereses de la deuda pública y cada vez menos en el gasto social, asegura el analista. “El servicio de la deuda se está volviendo un problema que le está quitando flexibilidad a las finanzas públicas”, dice Gonzali, “y la solución que está proponiendo este gobierno no lo está llevando por el saneamiento”.
Una de las obras emblemáticas de la Administración de López Obrador es una nueva refinería, en Dos Bocas (Tabasco), que costará, por lo menos, 8.000 millones de dólares, un proyecto que analistas han criticado por invertir en combustibles que, con la llegada de las energías renovables, tienden a la baja en su consumo. Mientras tanto, el presupuesto del Gobierno para el próximo año, el cual está actualmente en discusión y debe ser aprobado por el Congreso, incluye la desaparición de fideicomisos para el gasto social como el deporte, la cultura, el arte y la ciencia. El banco de inversión JP Morgan enfatizó en una nota a sus clientes el jueves, que tanto la refinería como los intereses de la deuda de Pemex, son preocupantes.
“En cuando al gasto público, nuestra principal preocupación es que la Secretaría de Hacienda dejó en claro que los proyectos favoritos del Gobierno seguirán siendo la prioridad, sobre todo los planes de infraestructura que han luchado por obtener financiamiento privado”, dice el texto firmado por el economista en jefe para México Gabriel Lozano. JP Morgan asegura que alrededor del 85% del presupuesto total del Gobierno para el 2021 tiene poca flexibilidad considerando la pesada carga de las transferencias estatales, el servicio de la deuda de las empresas del estado, como Pemex. “Además, el sector energético (incluida la nueva refinería Dos Bocas) y las transferencias al sistema de Seguridad Social absorberán más del 50% del presupuesto, dejando un espacio limitado para la educación, la conservación y construcción de carreteras y la seguridad, entre otros”, asegura la nota.
El Fondo Monetario Internacional también, en su reporte sobre México con fecha del 6 de octubre, destacó que la estrategia comercial de Pemex está desplazando recursos para gastos esenciales. “Dadas sus pérdidas cada vez mayores, es aconsejable enfocar la producción solo en campos rentables, vender activos no esenciales, frenar los planes para aumentar la producción de refinación con pérdidas y posponer nuevos planes de refinería hasta que sea rentable hacerlo”, dice el reporte. “Condicional a cambios en la estrategia comercial y reformas de gobierno, adquisiciones y supervisión, se podría considerar el apoyo fiscal que alivie las altas necesidades de financiamiento de Pemex,” apunta el texto.
Información por EL PAÍS