ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.
Pero más allá de la competencia y la libre concurrencia, con todo y que están como mandatos de ley en La Constitución, un ministro de la Corte también le pega , así sea provisionalmente, en la columna vertebral al gobierno, al recordarnos un compromiso que signó México en la Cumbre de París, cuyos antecedentes están en letras de oro en kioto (1997) y Copehague (1999), cuyas Cumbres, 14 y 15, versaron sobre el deterioro del medio Ambiente y sobre las estrategias a implementar para reducir los letales Gases de efecto Invernadero. En esos años sólo asistieron 36 mandatarios, que hoy en día por fortuna son por más de 187 jefes de Estado que asintieron en París que lucharían en sus territorios para revertir el cambio climático, entre ellos el mexicano.
“De mantenerse el ritmo actual de emisiones de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la quema de combustibles fósiles, la temperatura media de la Tierra puede aumentar entre 1,8 y 4 grados centígrados para 2100 y si supera los 2 grados las consecuencias ya serán incontrolables, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC en inglés) de la ONU”. Ese acuerdo de Kioto no ha cambiado, pero se ha vuelto muy urgente para que el planeta no quede devastado.
PESE A ESTOS ACUERDOS EL GOBIERNO MEXICANO OPTA POR MÁS DE LO MISMO.
En efecto, la política energética del actual gobierno vira y gira en razón opuesta a los acuerdos signados en Paris. Andrés Manuel a privilegiados el combustóleo y ha emprendido un salto al vacío en la búsqueda de petróleo en aguas someras, no sin antes hacer el intento de sacar a los empresarios que, amparados en la reforma energética del presidente anterior, buscaban el oro negro en nuestro territorio.
Esa lógica también ha iniciado la construcción de la refinería Dos Bocas y ha prometido que echará a andar la viejas refinerías que hoy lo hacen a paso de tortuga nuestro escaso petróleo y, al mismo tiempo, han procedido a cancelar las energías limpias, tanto solares como fotovoltaicas.
Pero la política energética de AMLO no sólo es nociva para el medio ambiente, es también nociva para las finanzas nacionales. Un poco de historia: Cuando México fue un país petrolero dilapidaron su riquezas, al convertir a Pemex en la fuente de los recursos hacendarios, en vez de realizar una reforma fiscal a la altura de necesidades de la inversión pública y también en la perspectiva de mitigar la desigualdad social que aún persiste en nuestro país, a lo hay que incluir la abusiva corrupción.
Hoy la PEMEX Y CFE tienen una deuda de 297,730 millones de pesos. Pemex es el más grande emisor deuda, con 191,675 millones de pesos de los bonos en circulación y la capacidad crediticia de la CFE , fue recortada por Fitch Rating a «BBB», desde «BBB+», al mismo nivel que la nota del soberano mexicano, y muy cerca de caer en «escala especulativa».
QUÉ HACER DE FRENTE EXIGENCIAS A LAS MUNDIALES Y LAS QUIEBRAS INTERNAS?
1.- Hasta ahora los acuerdos internacionales sobre mitigar los Gases de Efecto Invernadero son vinculantes, pero los dados las abruptas peligrosas asincronías del medio ambiente que están afectando al planeta seguramente las harán serán obligatorias, seguramente a través de presiones financieras, mediáticas y políticas, aunque será difícil hacerlo porque los país más fuertes en el mundo son los más contaminantes: China (26,6%), EEUU (13,1%), UE-28 (9,2%), India( 6,8%), Rusia (4,5%) y Japón (2,8%).
2.- El otro factor que detendrán los Gases de Efecto Invernadero será la propia evolución de la cuarta revolución industrial que hoy ya apuntan en esa dirección: las energías renovables, que hasta ahora son las Eólicas, las solares y la energía nuclear, ésta con todos sus asegunes. Pero también porque las industrias, los automóviles y las casas, también progresivamente, utilizarán energías limpias, además de renovables más baratas. El problema en este renglón es el tiempo que durarán para mejorarse y extenderse por los cinco continentes.
3.- Si este tipo de energías serán las que primen en el mundo no se entiende el porqué Andrés Manuel López Obrador está poniendo todos huevos del carbono en la canasta, al punto de pretender volver al pasado energético rehaciendo de los jirones de PEMEX y una CFE un trasnochado monopolio que ya es un lastre en el presente y una inyección de millones de dólares tan sólo para que bonos no se conviertan en basura, amén que se gasta miles de millones de pesos en la construcción de la refinerías Dos Bocas y otros adminículos adyacentes.
LA PELEA POR LAS ENERGÍAS LIMPIAS EN MÉXICO.
No sé cuantos cuantos años pasarán para que el petróleo sea desechado como el energético básico que mueve al mundo, pero ese destino se cumplirá. Lo que sí sé es que ya empezó la guerra por las energías limpias en nuestro país, aunque en un caso de aduzca a la competencia y a la libre concurrencia y el otro a la defensa empresarial para evitar, a partir de un decretazo, que los contratos hechos en en marco de la ley -y la ley del tiempo en que vivimos- sean rotos y echados a la basura, y por tanto las energías eólicas y solares se vayan más allá de nuestras fronteras.
En el primer caso, un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación paralizó la política energética de la Secretaria de Energía, cuya titular es Rocío Nahle, al concederle una suspensión provisional a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), organismo autónomo que interpuso una Controversia constitucional, pero como puede comprenderse el lItigio en la corte proseguirá.
En el segundo caso, la Secretaría de Energía (SENER), publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el Acuerdo para garantizar la eficiencia, calidad, confiabilidad, continuidad y seguridad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), publicado por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), con lo que tendrá validez jurídica. Dicho de otro modo, en aras de la seguridad, las energías limpias que se vayan al diablo. Por fortunas los representantes de energéticas obtuvieron en su defensa amparos y acuerdos de los jueces para evitar destrozar a las empresas de energías limpias. Ya veremos la semana que viene.