SIN LÍNEA

0
98
  • Rocha-Zamora, quién miente?
  • Con AMLO… ¡hasta la ignominia!
  • Violencia electoral sube de tono

ROCHA-ZAMORA. ¿QUIÉN MIENTE?
Desde hace dos semanas Rubén Rocha Moya y Mario Zamora, como a nivel nacional el Presidente de la República, polarizan la elección del 6 de junio entre los votantes y quizás en la sociedad que está harta de escuchar el mismo estribillo en la boca de ambos: ¡Ya ganamos!, pero uno de los dos miente, uno y sólo uno será el gobernador, si es que la gente no sufraga de último momento por el tercero en discordia y de paso les dan una lección de democracia a los presuntos punteros.

Por ejemplo, ayer desde Mocorito el candidato de Morena-PAS, el Senador con licencia Rocha Moya, dijo que “ya ganaron la campaña, las encuestas y el debate, por lo que llamó a cuidar el voto el 6 de junio para concretar el triunfo”.

Con voz en cuello, el “moreno” dijo textualmente: “Ya hemos ganado la campaña; no es una falsa presunción, nos importa mucho que la sensación y la convicción del triunfo esté en nuestro equipo, en nuestro proyecto, importa mucho que todos tengamos la convicción de que en efecto vamos arriba y vamos a ganar la gubernatura, pero también las presidencias municipales y las diputaciones locales y federales; vamos a lograr el carro completo, eso es lo que dicen las encuestas”, afirmó.

Rocha Moya remata: “Nosotros tenemos el corazón alineado con el de nuestra gente que sufre, no vamos a batallar para voltear hacia donde está la pobreza, a nosotros nos llama el sentimiento y la hermandad con la gente que ha sufrido y sigue sufriendo, por eso no tengan la menor duda que los candidatos de Morena y el PAS vamos a servirles a ustedes”.

Por su lado, también Mario Zamora echa las campanas al vuelo y con datos de diferentes empresas encuestadoras, como la de Arias Consultores que en el último sondeo de las simpatías electorales le dan al priista un 42.6 por ciento contra un 39 por ciento del ex rector de la UAS.

Zamora ha expresado que todas las encuestas, con todo y sus diferencias, mantiene una constante: Va por Sinaloa y su candidato mantienen una tendencia ascendente, mientras que el candidato de Morena luce estancado o bajando en todas las mediciones.

El abanderado tricolor ha dicho que nadie detendrá su inminente triunfo gracias a su intensa campaña por todo Sinaloa, con propuestas y de contacto con la gente.

Precisamente estos dimes y diretes es a lo que en el argot electoral, político y periodístico se le llama “guerra sucia”; las descalificaciones y en ocasiones las denostaciones, sobre todo cuando van a la vida privada, personal de un personaje, para tratar de disminuirlo anímicamente y hacer creer a la ciudadanía, al electorado, que no tiene caso que votes por “ese candidato” porque va a perder y no malgastes tu voto, “mejor dámelo a mí”.

Es la lucha por el poder y en eso, pareciera, que se vale de todo, incluyendo el asesinato y que párrafos abajo vamos a retomar.

Entre Rocha y Zamora alguien habrá de ganar, pero quién y también quién es el que miente. ¡Claro!, nadie va a decir que va perdiendo, pero tampoco hay que faltarle el respeto al elector al decir que ya ganaron cuando faltan 10 días para la fecha de los comicios y decidir, ahí sí, quien será el nuevo gobernador de Sinaloa.

CON AMLO…¡HASTA LA IGNOMINIA!
En el priismo abyecto, sobre todo para no contradecir al Presidente de la República había una frase que sintetizaba al presidencialismo autoritario, omnímodo. Cuando el Presidente preguntaba: ¿Qué horas son? Y el funcionario respondía: “Las que usted diga Señor Presidente”.

Después se acomodó otra frase: “Estoy con usted Señor Presidente hasta la ignominia”, lo que significaba que no importaba el exceso o las torpezas que cometiera el Presidente de la República, porque “siempre tenía la razón”; no preocupaba que fuera un equívoco total y esas políticas arrastraran a los mexicanos que pagan con sus impuestos el salario del Primer Mandatario y toda la recua que lo acompañan.

Así parece funcionar la realidad del México de hoy y más por la eventual caída de los otros dos “alfiles presidenciales”: Marcelo Ebrard, el canciller mexicano, y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, cuando el flamante senador y líder de la bancada de Morena, Ricardo Monreal Ávila, no abandona ni en el absurdo a López Obrador.

Por el contrario, dice el analista político Roberto Vizcaíno, a 10 días de que fluyan los votos en la elección del 6 de junio, la más grande de la historia del país, el zacatecano llamó a los electores “a reflexionar seriamente sobre el sentido de su voto” y confió que los resultados de este proceso serán “un ejercicio refrendatorio para la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados”.

Desde Mérida, Yucatán, donde ayer presentó su libro “Nulidades y procedimientos sancionadores en materia electoral”, Monreal confirmó su respaldo a las políticas públicas del Presidente de México.

“Lo que está en juego es la continuidad de la transformación de las instituciones y el cambio propuesto por él, o el retorno de la corrupción, de la frivolidad, de la descomposición social y de los privilegios para un sector muy reducido.
De ahí la importancia de obtener la mayoría legislativa en San Lázaro que representa gobernabilidad y opción de cambio. Esta, además, otorga confianza, equilibrio y gobernabilidad”, dijo el legislador.

No hay duda, Monreal en aras de ser el sucesor nacional le contesta a López Obrador: “Las horas que usted diga Señor Presidente”.

VIOLENCIA ELECTORAL SUBE DE TONO
Cuál es el límite…hasta dónde va a llegar la violencia electoral que estamos viendo y viviendo, como nunca, en un nuevo gobierno federal en el país. Dijo alguien en el pasado ¡los demonios andan sueltos!. Lo comentó al inicio de las campañas electorales la propia secretaria nacional de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, que se anticipaba que en varios estados de la República se podía dar la violencia electoral: ya van más de 90 muertos de candidatos que han sido asesinados desde septiembre pasado en que iniciaron las etapas de las elecciones del 2021.

Los datos señalan que la mayoría de los crímenes contra los aspirantes a cargos de elección popular, sean para diputados o alcaldes, han sido de otros partidos como el MC, PAN, PRI y Partido Verde, pero pocos, muy pocos contra los representantes de Morena, el partido en el poder presidencial. Tampoco deseamos que los “morenos” sean los agredidos; lo ideal es que nadie salga lastimado, muchos menos asesinado en la contienda electoral.

Pero es que en la lucha feroz por el poder entra la violencia y esos asesinatos comprueban el “poder de facto” de la delincuencia organizada y el narcotráfico por controlar regiones de México a base de la “plata o plomo”.

Aquí en Sinaloa y Mazatlán se habla de la violencia intimatoria, la amenaza y la destrucción de propaganda, incluso algunos candidatos han desertado de las candidaturas y se han ido a sus casas los aspirantes, por “asuntos familiares” y por otras razones ambiguas, aunque lo cierto es que no ha habido muertes de abanderados.

Ese riesgo de la violencia se advertía antes de las nominaciones, lo que aventuraba un panorama de interés por entrar en competencia 15 gubernaturas, 300 diputaciones federales de mayoría, 30 Congresos locales y cerca de dos mil ayuntamientos a elegirse el mismo día, y porque el crimen organizado iba a querer candidatos y luego gobernantes a modo.

Las muertes de candidatos se acumulan, los atentados se multiplican, la compra de candidaturas se suma y las declinaciones se presentan entre todos los partidos. La realidad es que el proceso electoral de 2021 es sumamente distinto al que se anticipaba.