FRANCISCO CHIQUETE
Tradicionalmente las instituciones más respetadas han sido las escuelas, pero incluso esa premisa ha cambiado o se ha devaluado. Ayer conocimos las declaraciones del representante de los locatarios del Mercado Hidalgo, Oscar Tirado, quien quiere que derriben un jardín de niños que por sesenta años ha educado a párvulos de la Juárez y ha dado identidad a esa colonia. Lo quiere derribar para que sus negocios ¡tengan estacionamiento!
Pero no se crea usted que el señor Tirado es un despiadado a quien no le importa la educación infantil, no, para compensar el derribo, ofrece una permuta. Tampoco es que esté sacrificando un terreno propio o se hay organizado una coperacha para comprar el nuevo espacio y hacer la nueva construcción, no. El señor está ofreciendo a cambio las viejas instalaciones de la Cárcel Municipal y luego Dirección de Seguridad Pública Municipal, como si se tratase de un bien propio o de algo que está a la disposición de cualquier ocurrente.
Es cierto que la falta de estacionamiento es un problema que ahoga a los negocios de muchos sitios, incluso de zonas de reciente creación y que lo empresarios sufren por eso, pero si a esas vamos, en unos cuantos años nos quedaremos sin escuelas para que los comerciantes dejen de sufrir. Ojalá el señor Tirado no vaya a tener intereses en el estadio Teodoro Mariscal, porque entonces se le va a antojar la Secundaria Federal Guillermo Prieto para ir a meter sus coches y los de sus clientes.
Por cierto hace tiempo se hizo un estudio para buscar soluciones a ese mismo problema, pero en el mercado Pino Suárez. Se contabilizaron los cajones de estacionamiento de los alrededores, se hicieron las investigaciones correspondientes, y se encontró que todos los espacios eran ocupados por locatarios del mercado y empleados, de suerte que cuando empezaban a llegar los clientes, ya no había un solo lugar disponible.
Un representante propositivo se habría ido a buscar un proyecto, presupuestos y socios entrones que abriesen un negocio de estacionamiento en los alrededores. Aunque al principio todos protestamos, al final se aprende de la cultura urbana actual y se procede en consecuencia, pero aquí no se trata de encontrar respuestas, sino de buscar que el gobierno les resuelva el negocio aun a costa de los edificios educativos.
Y ahí donde lo ve, con esa sensibilidad social, fue presidente de la Canaco y ha aspirado a la Presidencia Municipal, sólo que su partido no le ha dado chance o ya no se lo dio. ¿De qué tamaño sentiría el ladrillo en que se subiría si lo llegan a elegir?