Mientras que en Asia y Europa este mercado creciente se reconfigura, América Latina aparece en la foto como una de las alternativas para un menor consumo energético y a un costo más bajo.
Cuando alguien habla de criptominería, las primeras imágenes que se vienen a la mente son grandes maquinarias y personas dentro de una cueva buscando un metal precioso. No. A diferencia de la extracción de minerales, esta práctica se vale de grandes servidores, centenares de computadores y mucha, mucha energía para abrirle paso a la creación de nuevas monedas ¿Quiénes están y qué hay detrás de este negocio?
La criptominería, que es el secreto detrás de la infranqueable red de este universo, ha tomado fuerza en países como Estados Unidos, Rusia y China. Sin embargo, un nuevo jugador está apareciendo en la foto y promete volverse un protagonista: Latinoamérica.
¿Por qué? La energía y los menores costos están detrás de ello. Para ilustrarlo mejor, un informe de la firma de investigación noruega Arcane Research, que revisa cuáles son los países y las zonas donde es más barato hacer criptominería, señala que Venezuela, Paraguay y Surinam son las naciones en donde la energía es menos costosa para minar un Bitcoin, con un rango entre 880 y 10,000 dólares por Bitcoin.
También aparecen en un rango un poco más costoso países como Argentina, Ecuador y Costa Rica, donde minar un bitcoin puede salir entre 10,000 y 20,000 dólares. Seguido de estas naciones, los precios de la energía para minar bitcoin en Colombia, Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay, Chile y México oscilan entre 20,000 y 30,000 dólares (Ver gráfico).
Por eso es que varias organizaciones, y también mineros independientes, están poniendo los ojos en la región, teniendo en cuenta los problemas regulatorios y de precios por los que están atravesando Rusia y China.
Eso cuenta Theodoro Toukoumidis, CEO de Doctorminer, una compañía que se dedica a proporcionar la tecnología y la energía para minar criptomonedas en Venezuela, uno de los países en los que es más barato hacer esta práctica y donde ya está regulada a través de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos.
“La ‘latinominería’, que es un término que desarrollamos desde Doctorminer, es muy prometedor. Tenemos países como El Salvador, Guatemala, Venezuela, Argentina, Paraguay y México en donde podríamos aprovechar mucho más los recursos naturales, pues tenemos distintas fuentes de generación energética”, subrayó Toukoumidis a Forbes.
El directivo dice que el proceso de minar criptomonedas es el que explica que este sea el sistema financiero más seguro que todos los bancos del mundo juntos. “No es soplar y hacer botellas. Necesitas un capital humano bastante especializado en la parte eléctrica, de telecomunicaciones, ingenieros civiles, arquitectos, ingenieros electrónicos, etc… Al final, es una suma de muchos esfuerzos para hacer cada vez más seguro este mundo”, detalla.
Unos expertos de ESET, una firma especializada en seguridad y que ha alertado por los ataques que ha sufrido esta práctica, señalan que “los mineros no realizan operaciones inútiles, sino que estas son necesarias para mantener la estabilidad y la seguridad de la red”.
Según Cecilia Pastorino, investigadora de seguridad de ESET, “la minería consiste en validar y registrar las transacciones en la cadena de bloques (…) Este trabajo requiere esfuerzo y poder de cómputo, lo que asegura que sea complejo escribir nuevos bloques de transacciones en el registro y así evitar que un atacante genere un bloque falso y lo añada a la red, o que modifique un bloque existente”, dice.
Eso quiere decir, en otras palabras, que todos esos computadores y servidores que consumen grandes cantidades de energía son necesarios para darle vía libre a las millones de transacciones que se hacen a diario con criptomonedas en el mundo.
Panorama mundial
La criptominería y China eran prácticamente uno solo hasta mediados de 2021: ese país albergaba hasta 65% del hash rate mundial para ese entonces, según el Índice de Consumo de Electricidad de Bitcoin de la Universidad de Cambridge. Este indicador mide la potencia de procesamiento de la red Bitcoin.
Sin embargo, esto comenzó a chocar con el objetivo de reducir las emisiones de carbono en China hasta 65% para 2030, debido al gran impacto de la criptominería en la energía barata, así como su huella en el medioambiente, por lo que la represión del gobierno central llevó a una caída de 15 puntos en el “hash rate” global, dejándolo en un nada despreciable 50%. No obstante, el tiro de gracia aún estaba por llegar.
Fue el 24 de septiembre de 2021, cuando el Banco Central de China declaró como ilegal todo intercambio de criptomonedas o cualquier práctica relacionada con las mismas, provocando que el valor del Bitcoin cayera hasta 50% y que la criptominería fuera incluida en un listado de industrias prohibidas por la institución.
A esto hay que sumarle el malestar global que se gestó sobre China, criticada por su intención de controlar el mercado y la red Bitcoin. Lo cierto es que, antes de que el país tuviera más del 50%, la red de los mineros estaba focalizada allí, pero después de la decisión del gobierno se extendió a otras partes del mundo, dejándola incluso más descentralizada de lo que era. Actualmente, ningún otro país tiene más de la mitad de la red global.
“Cuando pensamos en la red Bitcoin, una clave es descentralizar para asegurarse de que es robusta. Todos los mineros deben estar lo más dispersos posible, pues en la práctica van a lugares con energía no rival que, de otra manera, se desperdiciaría”, dijo a Forbes Drew Armstrong, presidente y COO de Cathedra Bitcoin, empresa minera de blockchain orientada a la tecnología.
Con este paso, China anunció una red de Bitcoin independiente, creando un panorama aún más robusto y resistente, sumada a las intenciones del gobierno para encontrar un uso más limpio de la energía. Esta misma estrategia está siendo impulsada por el gobierno ruso, gracias al mecanismo de suministro de energía renovable con el que cuenta en la actualidad.
De hecho, según la última subasta energética en Rusia, las energías renovables se están volviendo bastante competitivas frente a las tradicionales, y esa es probablemente una de las mayores ventajas del programa de localización ruso, ya que cuenta con algunas instalaciones que están localizando la producción de energía renovable, desde turbinas eólicas hasta paneles solares.
“El potencial es enorme a largo plazo. Podemos reducir las emisiones de CO2 en un tercio y el combustible en el espacio de la energía eléctrica. Así que ese es el objetivo, pero no sé si a largo plazo. Es difícil de cuantificar hoy en día, así que preferimos centrarnos en el período 2050-2060, en el que planeamos ser neutrales en carbono”, comentó a Forbes el director general adjunto de la Agencia de Energía de Rusia, Denis Deryushkin.
Tanto China como Rusia están impulsando esa misma estrategia. En el primer caso, se debe al anuncio de una red de Bitcoin independiente que contribuya a encontrar un uso más limpio de la energía, mientras que en el segundo se da gracias al mecanismo de suministro de energía renovable con el que cuenta dicha nación en la actualidad.
Dichos objetivos también vienen precedidos por la posibilidad de que el Banco Central de Rusia decida prohibir tanto la criptominería como el uso de Bitcoin y Ethereum. Si bien la medida no fue confirmada al cierre de esta edición, sí provocó un remezón importante en el mercado de criptomonedas el pasado 21 de enero, haciendo que el precio del Bitcoin cayera 8.57% y Ethereum tuviera un desplome de 10,55%.
A pesar de ello, los expertos no creen que la decisión tenga efectos a corto plazo, y para ello solo basta con analizar el caso de China, que ha sido una nación muy dura con la industria tecnológica durante los últimos cuatro años. Esto ha provocado que la mayoría de empresas, incluyendo las de criptominería, se deslocalizaran o diversificaran su huella global.
“Creemos que el impacto en la industria en su conjunto seguirá siendo mínimo, pues es sabido que la minería de criptomonedas es uno de los elementos clave para que el sector funcione”, explicó a Forbes el CEO y cofundador de Binance, Changpeng Zhao (CZ).
Pese a los argumentos de CZ, los mineros de Bitcoin se enfrentan a un escenario en el que deben elegir entre la consolidación de una metodología más sostenible, o enfrentar el hecho de que el mundo podría crear más obstáculos para la industria.
El pulso energético
Cabe mencionar que los proveedores de electricidad estatales de varias naciones han recibido la orden de realizar inspecciones a sus clientes y de interrumpir el suministro de electricidad a las instalaciones de minería de criptomonedas.
Esto se debe principalmente al hecho de que, aparte de la provincia de Sichuan (ubicada al suroeste de China), la industria de la criptominería se ha visto afectada en otras regiones populares, como el interior de Mongolia, por la falta de electricidad. Debido a ello, se utiliza la energía producida mediante fuentes altamente contaminantes, como el carbón.
De acuerdo con Armstrong, los mineros de Bitcoin están incentivados económicamente para minimizar sus costos, pues no saben a ciencia cierta cuántos ingresos van a obtener debido a la fluctuación de la misma industria (ver gráfico).
En ese intento de maximizar sus beneficios, la estrategia inmediata apunta a buscar la electricidad y energía más barata, que tiende a ser la que de otro modo se desperdicia.
Para aliviar este impasse, la minería de Bitcoin ha acudido históricamente a la energía hidroeléctrica, que en el caso de China apunta a la famosa presa de tres gargantas ubicada en río Yangtsé. Se trata de un implante hidroeléctrico de 600 km y 22 gigavatios catalogado como el más grande del mundo en extensión y capacidad instalada.
Debido a la capacidad mejorada de los criptomineros a la hora de aprovechar la energía, Armstrong confesó que, al pensar en el recurso de generación más denso que tiene el planeta, lo primero que viene a su mente es la energía nuclear.
“Si fuéramos capaces de adoptar la energía nuclear, que podría ser cada vez más posible ahora que tenemos herramientas como la minería de Bitcoin, puede ayudar a las plantas de energía nuclear a cambiar su relación con las redes energéticas. De hecho, necesitaremos más energía como especie en el futuro si pensamos en todo el planeta en su conjunto y en muchos de los países subdesarrollados”, sostuvo.
Hay algunos enfoques que las empresas están buscando para utilizar la energía nuclear y la forma de alimentar su minería Bitcoin de forma innovadora. Al respecto, el físico nuclear y asesor de comunicaciones de Generation Atomic, David de Caires Watson, dijo a Forbes que es posible “crear un centro de datos al lado de una planta nuclear y alimentarlo directamente desde la misma, lo que significa que obtienen un bajo precio de electricidad”.
Para Watson, es beneficioso que la energía nuclear sea estable y baja en carbono, lo que puede ayudar a la planta si se tiene en cuenta que puede haber momentos en los que, debido a la presencia de energía solar o eólica en la red, se obtiene un precio poco competitivo por la electricidad si se vende.
“Puede ser más rentable para su planta nuclear, pues en el mercado abierto puedes comprarlo, originar electricidad y decir: estoy cubriendo mi consumo usando energía nuclear de baja emisión de carbono”, señaló.
Tanto Armstrong como Watson coinciden en que la capacidad de reciclar los residuos nucleares es la solución a los problemas de esta clase de potencia, por lo que sus expectativas apuntan a que la minería Bitcoin logre incluso “desbloquear la fusión nuclear”, encaminando al mundo hacia un escenario donde sea capaz de utilizarla como una herramienta poderosa para generar energía en el planeta.
Sin embargo, aún existen retos en otras partes del mundo donde la transformación ecológica puede no ser suficiente para solventar la intensidad de un proceso energético como la criptominería, pues también se requieren avances en materia digital que, de momento, se mantienen fuera del alcance, pese a que existen planes al respecto.
La regulación europea
“El doble reto de la transformación ecológica y digital de Europa tiene que ir de la mano, pues la minería de criptoactivos puede ser un proceso muy intensivo en energía. Entendemos que la minería suele darse en lugares con electricidad barata o en exceso, y a menudo, con refrigeración natural para las unidades de procesamiento cercanas, por lo que ya hemos incluido los centros de datos en la Ley Delegada sobre el Clima. Si la minería de criptoactivos tiene lugar en centros de datos europeos, habría que cumplir los criterios de la taxonomía para que se le considere una actividad verde”, detalló a Forbes un portavoz de la Comisión Europea.
Los 27 estados miembros de la UE son conscientes de que el sector de las TIC también tiene que experimentar su propia transformación ecológica, pues su huella medioambiental está estimada entre 5 y 9% del uso total deelectricidad en el mundo y más del 2% de todas las emisiones.
A su vez, los objetivos a futuro apuntan a que los centros de datos y las telecomunicaciones tendrán que ser más eficientes energéticamente, reutilizando la energía residual y utilizando más fuentes de energía renovable para reducir emisiones hacia 2030 y 2050. Esto sin importar si se utilizan para la minería de criptomonedas o para cualquier otro fin.
Por otro lado, la Comisión Europea reveló a Forbes que la UE y los 27 Estados miembros están construyendo una red de blockchain para fines del sector público que se basa en tecnologías más sostenibles que la primera generación de blockchains que sustentan al Bitcoin.
Precisamente, la administración de Ursula von der Leyen está aumentando la financiación de la investigación y la innovación en este ámbito mediante subvenciones e inversiones de apoyo, incluyendo la investigación que hace avanzar la sostenibilidad medioambiental de blockchain. Esta cuestión también tiene una fuerte dimensión internacional si se tiene en cuenta que la mayor parte de la minería de Bitcoin se lleva a cabo fuera de la UE.
Según el último informe del Observatorio Europeo de Blockchain, la cadena energética cuenta con una gran escalabilidad, bajos costes de transacción y un bajo consumo de energía, por su mecanismo de consenso.
A diferencia del blockchain Proof-of-Work (PoW), como Bitcoin y Ethereum, que depende de mineros anónimos para operar la red a través de la minería de criptomonedas, consumiendo mucha potencia, la cadena energética utiliza un mecanismo de consenso Proof-of-Authority (PoA), en el que un grupo de ordenadores conocidos y de confianza, llamados nodos validadores, comprueban las transacciones y crean los bloques.
El mecanismo de consenso PoA de la cadena energética consume seis órdenes de magnitud menos de energía que Ethereum, al tiempo que ofrece “cierta seguridad, transparencia normativa y considerables ventajas de capacidad respecto a Ethereum”, de acuerdo con el reporte.
Hoy, las empresas que buscan innovación están poniendo en marcha emplazamientos de criptominería en zonas ricas en energías renovables, y en algunos casos, utilizan la criptominería para absorber la electricidad renovable que de otro modo se perdería.
Al mismo tiempo, y para acelerar aún más la transición hacia la sostenibilidad, la UE apunta a la posibilidad de utilizar tecnología de código abierto para medir e informar, de forma anónima, cuánta minería es verde.
Latinoamérica, en la foto
Con esos cambios en la regulación de la minería cripto en esos países, las energías alternativas lucen como la salida. Así, América Latina brilla por la riqueza de sus recursos naturales.
Para el CEO de Doctorminer, las movidas de China y Rusia y la lupa que le han puesto organizaciones internacionales al alto consumo de energía en esos países, hacen que Latinoamérica deba aprovechar el momento para entrar a regular esta industria y promover la minería cripto en la región.
“Hacer criptominería en Latinoamérica es increíble porque es considerada como una región pobre, con problemas políticos, culturales, sociales, económicos y educativos. Pero más allá de eso, con la tecnología tenemos la oportunidad de convertirnos más bien en una región que marque la pauta porque tenemos una cantidad de recursos naturales impresionante, que se traduce en algo muy importante: energía”, dijo Toukoumidis.
Mientras tanto, el ejecutivo explicó que los mineros están a la espera para que la regulación avance en América Latina teniendo en cuenta que Venezuela es, por lo pronto, el único país que regula la criptominería a través de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos, seguido de naciones como El Salvador, en donde el Bitcoin es la moneda nacional.
“Los mineros sabemos que esta es una industria necesaria y segura, que le podría traer mucho bienestar a países de América Latina. Estamos todos a la espera de que los gobiernos vean esto como una alternativa y que empiecen la regulación. Estamos listos”, concluyó.
Información por FORBES