*Muertes que no debieron suceder
*Cruces, parte de la infraestructura
Son las cruces de la ciudad de Mazatlán. Pocos se dieron cuenta cuándo las pusieron; no son muchas, porque el crecimiento de la ciudad las ha ido quitando; esas cruces revelan la muerte de algún ser querido, hombre, mujer o infante; muertes por accidentes de tránsito, otras por la imprudencia de conductores, como aquel que hace 19 años se le atravesó al tren dejando una estela de 34 muertos a lo largo de la vía.
También hay cruces por la quinceañera que un día se la tragó el drenaje pluvial en la colonia Juárez o por el asesinato a quemarropa de una persona civil en la colonia Jacarandas y hasta los crímenes de dos policías en la avenida Insurgentes y Justo Sierra, hace 5 años.
Son las cruces que la mayoría de las personas no las ven; quizá cuando tienen flores frescas, la gente voltea con curiosidad o extrañeza. Son también epitafios que al tiempo se convierten en parte de la infraestructura urbana de la ciudad.
Son las cruces también que algunas familias llevan en sus mentes y corazones como tragedias imborrables que pudieron haberse evitado.
Parecen cruces olvidadas, porque están maltratadas por el tiempo, por la hierba y por el paso mismo del tiempo y de la gente, pero seguro que este 2 de noviembre, Día de Muertos, estas cruces tendrán sus flores.