ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ.
La segunda semana del confinamiento ha dado un giro en los hogares de entre 5 y 40 grados de alcohol. La compra de cerveza se ha disparado un 77,65% con respecto a la semana anterior, seguida del vino con un 62,7% y de un 36,58% de otras bebidas alcohólicas, según un estudio de la revista de Consumo Inforetai,l avalado por la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS).
Más allá del papel higiénico, cuyo consumo se ha estabilizado, es muy espectacular el salto que han experimentado también las botanas: las aceitunas (+93,82%), las patatas fritas (+87,13%), el chocolate (+79,04%), el helado (+76,19%) y las anchoas (+60%).
La ciudadanía ha optado por montarse un bar y una pastelería en casa para matar el tiempo. ¿Pero por qué se están produciendo estos cambios: ¿Existe alguna explicación sociológica o psicológica?
POR QUÉ EN VAZ DE BEBER AGUA, BEBEN VINO.
“De lunes a jueves nos tomamos -explica el matrimonio Claudia/Raúl- “Que se toman de lunes a jueves su cervecita y de viernes ,a domingo nos tomamos el vermú u otro tipo tipo de vinos, sobre todo cuando nos comunicamos con nuestros amigos a través videollamadas”.
Enseguida afirman que han vivido momentos de estrés y de ansiedad, y que ahora hacen sus compras una vez a la semana, que incluyeron un par de botellas de vino, cervezas, patatas fritas y chocolate, para compensar “que no podemos ir al cine, a cenar…
No es la única.
El sector del vino está experimentando una insólita subida de ventas en marzo en Madrid. Julián Ribalda, dueño de una “FIFÏ” dedicada a vender bebidas embriagante: “Hemos detectado un cambio: si nuestra franja habitual de compra eran vinos de entre 15 y 25 euros, ahora se compran más de la franja de 8 y 15 como Finca Resalso, Viña Real Crianza, Luis Cañas Crianza. ¿Hay alguna razón psicológica a este incremento? “Sí, Esto refleja el poder de darnos recompensas y caprichos en estos tiempos”.
LOS PSICÓLOGOS EXPLICAN EL PORQUÉ.
Carmelo Vázquez es catedrático de Psicopatología en la Universidad Complutense, explica que “Tras el 11-S y el 11-M elaboró numerosos estudios sobre el estrés postraumático que sufrieron los neoyorquinos y los madrileños; salvando las distancias -señala- tienen una cierta semejanza con el encierro que sufren los españoles”. “El pensamiento generalizado de que todo va a ir mal, hay mucha alarma; pero a pesar ello la gente está haciéndolo muy bien, porque en determinadas fases del trauma es necesario beber cervezas, alcohol o comer patatas fritas. Esto tiene un efecto terapéutico”.
Por el pasillo de los vinos de un supermercado camina sigiloso, con una mascarilla, Carlos Alonso, que ya frisa los 46 años, el cual señala: “Vine a comprarle un vino a mi madre, me ha escrito y me dice que quiere uno fino”. Y prosigue: “También compro para mí, trato de evadirme con alguna copa del aburrimiento en estos tiempos de encierro. Continúa: “En estas dos semanas sólo compro cervezas, vino, chocolate y golosinas”.
NOTA. Mexicanos, pongamos nuestro cañones al grito del guerra contra el virus. Esta gesta heroica implica no entrarle, como venidos de un desierto a la feria a la “Mexicana alegría”. Requerimos estar sobrios para tener la lucidez para derrotar al osado extraño enemigo.
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS…
Esta columna fue realizada gracias a las narrativas de diario El País de España y con los inigualables datos de la BBC de Londres.