La doctora Jéssica Dávila se infectó y contagió a su familia por falta de equipo médico; su suegro murió.
La falta de equipo médico en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) provocó que la doctora Jéssica Dávila se infectara de covid-19. Lo peor, fue que llevó el virus a casa. Sus hijos y su suegro se contagiaron, y este último falleció. Por eso, dice que recibir la vacuna es una esperanza que los motiva a seguir después de meses de miedo, incertidumbre y pérdidas.
“Es una luz al final del túnel, es una luz al final de un año tan difícil para todos”.
La doctora Dávila trabaja en el IMSS de Nueva Rosita, Coahuila, es dentista pero ante la falta de personal fue asignada a la zona de filtro de covid, donde se contagió atendiendo pacientes. Lo que más le dolió, recuerda, es que contagió a sus seres queridos a pesar de tomar precauciones.
“Es muy triste llegar y que tu hijo quiera correr a abrazarte y decirle ‘espérame, detente y ahorita que me bañe y que me cambie, entonces regresas y me abrazas’, es complicado pero es lo que tenemos que hacer”.
Se recuperó luego de 21 días aislada, sus hijos se recuperaron pero su suegro no lo logró. Ella regresó a trabajar, al mismo lugar donde los primeros meses no contaban con equipo que les garantizara realizar su labor sin tener que arriesgar la vida.
“Yo tuve que llevar mi propio equipo porque sí era mucha la carencia para todos; actualmente tengo todo el equipo para recibir a cada paciente y ya estamos un poquito más seguros. Es muy pesado; es pesado en equipo, estar y lidiar con pacientes porque por más que hagas la lucha algunos pierden la batalla.
“Hemos pasado por todo: un tiempo en el que te da mucho miedo, un tiempo en el que nos da frustración porque no tienes equipo correspondiente ni la manera de ayudar al cien por ciento a un paciente, la frustración de no llegar a tu casa como antes y abrazar y besar a tus hijos como lo hacías y la alegría en estos momentos, cuando mi hija se enteró de la vacuna lo primero que hizo fue salírsele una lágrima y estar contenta y feliz porque ya nos iban a vacunar”.
Por esta razón, Jessica considera que la vacuna es la gran esperanza para acabar con esta pandemia que le ha arrebatado a colegas, compañeros, familiares y pacientes.
“Es una esperanza, pero tendremos que seguir cuidándonos como lo hemos estado haciendo hasta que estemos cien por ciento seguros de que esto va a funcionar; pero tener toda la esperanza y la fe puesta en Dios de que esto va a acabar con la pandemia”.