– No termina de detenerla el estero y el Campo Siete se resiste a irse.
– La avenida del mismo nombre, la sacó de halo prohibido y misterioso.
Alfredo Ramírez. Acudir al famoso “Campo Siete” estaba lleno de misterio y aventura. Ingresar a lo que hoy es la avenida Pino Suárez, en aquellos años mozos era entrar a una calle lodosa, llena de peligro, con baches, producto de las lluvias y en tiempo de secas un camino polvoso, falto de iluminación; sin embargo nomas cruzar la via del ferrocarril, o la zona de la Azteca, empezaba el trecho donde las luces multicolores llenaban de colorido el mundo perdido de la ciudad.
Hoy las cosas han cambiado; la avenida le ha dado otro rostro, a grado tal que los vehículos, que antes solo transitaban de noche, hoy lo hacen en gran número a todas horas del día. Sigue separando las colonias Azteca, Pino Suarez y la Francisco Indalecio Madero.
Ya no abundan las casa de palo parado o de capuchina; estas se han retirado más hacia la zona del estero y marisma, en lo que hoy se llama 5 de Febrero; para dar paso a construcciones de material, donde abundan todo tipo de negocio; como cualquier otra avenida ha perdido su vocación, llena de vendimias o vendutas, como dice Luis José Páez, el del “abarrote”. “Yo caí en el 81 y ese canal ya estaba con todas las latas que sigue dando, como el zancudero, la peste y la basura”, ¿Y eso, acaso no pasa la basura o la gente no lo cuida?. ¡Déjese de cosas, güero!.
La gente nunca cambia. Quizá la gente no, pero la zona si. De las viejas glorias burdeleras, solo quedan el mítico Drag Rojo, el Famoso, el Copacabana y el María Bonita.
El famoso “Los Dos Gordos”, que después fue “El Caballito” esta en lamentables ruinas. Era el primer burdel de la entrada. Además de la avenida Pino Suarez, solamente la calle Plan de Guadalupe es la única pavimentada.
Cerca está el Cedecom Fco Madero, la primaria Josefina Osuna Páez, y párale de contar. Abundan los perros. Las damas de la noche y las personas de condiciones sexuales alternativas, ya no abundan; solo de noche.
A un costado, recargado a la marisma, el sistema DIF y la empresa hotelera Emporio iniciaron la dignificación de la plazoleta, a un costado del contraste: si, el contraste entre casas bien construidas y una gran cantidad de viviendas de madera y lamina, a escasos metros de la marisma. No puede faltar el altar a la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.
La mayoría de las tiendas de abarrote, están herméticamente enrejadas, y solo se atiende por minúscula ventanilla. Las vecindades de cuarterones donde se asilaban las damas, están derruidas. La basura, siendo las ocho de la mañana está a las orillas de las banquetas, aunque en algunas ahí mismo las queman.
Un desfile incesante de jovencitas, madres con pequeños espera el camión Centro Colonias, mientras decenas de personas montadas en bicicletas transitan hacia diversos puntos de la ciudad. Se supone, si mal no recordamos, que de acuerdo a datos municipales ahí deben de habitar más de seis mil personas.
Hay un grupo de colonias colindantes en estrecho abrazo. No deja de sorprender, volviendo al tema del canal, que haya garzas blancas descansando ahí. Cosas de la pluralidad: dos súpers con venta de cerveza, de distinta marca, están pegados. Ahí no existe la sana distancia. Como no habrá de existir entre los amantes de la noche y las caricias que se ocultan a los ojos de las buenas costumbres, en la complicidad de sus propias soledades.