El nuevo programa antidopaje sí analizarán los opioides, el fentanilo, la cocaína y el tetrahidrocannabinol sintético (THC).
Las Grandes Ligas de béisbol eliminarán la marihuana de su lista de sustancias prohibidas a partir de 2020, cuya disposición se tratará de la misma manera que los problemas relacionados con el alcohol. Los cambios al acuerdo conjunto de drogas entre los propietarios y el Sindicato de Jugadores también incluyen pruebas de opioides, cocaína y fentanilo.
«Esperamos que este acuerdo, que se basa en los principios de prevención, tratamiento, concienciación y educación, ayude a proteger la salud y la seguridad de nuestros jugadores», aseguró el comisionado adjunto de MLB, Dan Halem.
Hasta ahora, los jugadores que no cumplieron con su plan de tratamiento para el uso o posesión de marihuana, hachís o tetrahidrocannabinol sintético (THC) habían estado sujetos a multas de hasta 35.000 dólares por cada violación.
Quienes resulten positivos serán asignados a un plan de tratamiento voluntario, y aquellos que no cooperen con el tratamiento se enfrentarán a acciones disciplinarias. Los jugadores y el personal de los equipos también deberán asistir a programas de educación sobre drogas durante las temporadas 2020 y 2021.
LA MUERTE DE SKAGGS
El béisbol en Estados Unidos sufrió el pasado 1 de julio la muerte de Tyler Skaggs, lanzador de Los Angeles Angels, encontrado sin vida en su hotel de Dallas antes de un partido contra los Rangers de Texas. Skaggs, de 27 años, murió tras atragantarse con su vómito con una mezcla tóxica de alcohol, fentanilo y oxicodona.
El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, con sede en Bethesda, Maryland, asegura que más de 10 millones de estadounidenses entre 18 y 25 años consumen marihuana alguna vez a lo largo del año.
Si bien varios países han legalizado la marihuana, algunos estudios han demostrado que el consumo de cannabis puede estar relacionado con la ansiedad y poner a una persona en riesgo de desarrollar una depresión. Otros estudios sostienen que el uso de marihuana se asocia con una mayor probabilidad de trastornos por uso de sustancias.