‘La información falsa también está presente’: la guerra en Ucrania llega a internet

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Los expertos dicen que historias como el Fantasma de Kiev y la Isla de las Serpientes, ambas de veracidad cuestionable, son propaganda o mensajes diseñados para levantar la moral pero, en el medio, están las audiencias que propagan información poco fiable.

Apenas unos días después de la invasión rusa de Ucrania, un piloto con un apodo misterioso comenzó a convertirse en el primer héroe de guerra del conflicto. Le dicen el Fantasma de Kiev y aparentemente había derribado, sin ayuda, varios aviones de combate rusos.

El domingo, la historia fue compartida en la cuenta oficial de Twitter de Ucrania en un emocionante video editado con música atronadora, que muestra al caza atravesando los cielos ucranianos mientras los aviones enemigos estallaban a su alrededor. El Servicio de Seguridad de Ucrania, la principal agencia de seguridad del país, también transmitió la historia en su canal oficial de Telegram, que tiene más de 700.000 suscriptores.

La historia de un solo piloto que vence a la superior fuerza aérea rusa encontró un gran atractivo en línea, gracias a las cuentas oficiales de Ucrania y muchas otras. Los videos del Fantasma de Kiev tuvieron más de 9,3 millones de visitas en Twitter, y el piloto fue mencionado en miles de grupos de Facebook alcanzando hasta 717 millones de seguidores. En YouTube, los videos que promocionan al luchador ucraniano acumularon 6,5 millones de visitas, mientras que los videos de TikTok con la etiqueta #ghostofkyiv alcanzaron los 200 millones de visitas.

Solo había un problema: es muy posible que el Fantasma de Kiev sea un mito.

Aunque hay reportes de algunos aviones rusos que fueron destruidos en combate, no hay información que los vincule a un solo piloto ucraniano. Uno de los primeros videos que se volvió viral, que se incluyó en el montaje compartido por la cuenta oficial de Twitter de Ucrania, fue una representación de computadora de un simulador de vuelo de combate subido originalmente por un usuario de YouTube con solo 3000 suscriptores. Y una foto que supuestamente confirmaba la existencia del luchador, compartida por un expresidente de Ucrania, Petro Poroshenko, era de una publicación en Twitter del Ministerio de Defensa de Ucrania hecha en 2019.

Cuando Snopes, el sitio web de verificación de hechos, publicó un artículo desacreditando el video, algunos usuarios de las redes sociales se negaron a creerlo.

“¿Por qué no podemos simplemente dejar que la gente crea algunas cosas?”, respondió un usuario de Twitter. “Si los rusos lo creen, genera miedo. Si los ucranianos lo creen, les da esperanzas”.

En la guerra de información sobre la invasión de Ucrania, algunas de las cuentas oficiales del país han difundido historias de veracidad cuestionable, difundiendo anécdotas, cautivadores relatos desde el frente e incluso alguna información no verificada que luego se demostró que era falsa, en un rápido revoltijo de hechos y mitos.

Las controversias de las informaciones de Ucrania no se comparan con las falsedades que difunde Rusia, que sentó las bases para una operación de “bandera falsa” en el periodo previo a la invasión, que el gobierno de Joe Biden trató de obstaculizar. A medida que se acercaba la invasión, Rusia afirmó falsamente que estaba respondiendo a la agresión ucraniana y liberando a los ciudadanos de los fascistas y neonazis. Y desde que comenzó el asalto, Rusia hizo afirmaciones infundadas de que los ucranianos bombardearon indiscriminadamente hospitales y mataron a civiles.

En cambio, la propaganda en línea de Ucrania se centra en gran medida en sus héroes y mártires, personajes que ayudan a dramatizar las historias de la fortaleza ucraniana y la agresión rusa.

Pero las afirmaciones de Ucrania en las redes sociales también han planteado preguntas difíciles sobre cómo se debe manejar el contenido falso, y las informaciones no verificadas, durante la guerra cuando hay tantas vidas en juego y un aliado occidental lucha por su supervivencia contra una poderosa fuerza invasora.

“Ucrania está haciendo una propaganda bastante clásica”, dijo Laura Edelson, científica informática que estudia la desinformación en la Universidad de Nueva York. “Están contando historias que apoyan su narrativa. A veces, la información falsa también está presente allí, y muchos datos se filtran debido al entorno general”.

Según los expertos, las anécdotas que detallan la valentía ucraniana o la brutalidad rusa son cruciales para el plan de guerra del país y forman parte de la doctrina de guerra que valora no solo ganar escaramuzas individuales sino también los corazones y las mentes de los ciudadanos y los observadores internacionales.

Eso es especialmente importante durante este conflicto porque los ucranianos intentan mantener la moral alta entre los combatientes y conseguir apoyo mundial para su causa.

“Si Ucrania no tuviera mensajes sobre la valía de su causa, la popularidad de su postura, el valor de sus héroes y el sufrimiento de su población, perdería”, dijo Peter W. Singer, estratega y miembro principal de New América, un grupo de expertos en Washington. “No solo la guerra de la información, sino que perdería la guerra en general”.

En guerras anteriores, los combatientes intentarían sabotear la comunicación enemiga y limitar la difusión de la propaganda bélica, incluso cortando las líneas de comunicación físicas como los cables del telégrafo. Pero en la era de internet hay menos cables, por lo que además de derribar torres de comunicación e interrumpir áreas de acceso a internet, la estrategia moderna implica inundar la web con mensajes virales que ahogan las narrativas opuestas.

Esa batalla digital se desarrolló a una velocidad sorprendente, señalaron los expertos, utilizando una variedad de cuentas de redes sociales, sitios web oficiales y conferencias de prensa transmitidas en línea para difundir el mensaje de Ucrania.

“Tienes que tener el mensaje que sea más viral”, dijo Singer.

Ese fue el caso con otro informe de Ucrania que involucra una confrontación notable en la Isla de las Serpientes, un puesto de avanzada en el mar Negro. Según una grabación de audio publicada por Pravda, un periódico ucraniano, y que luego fue verificada por funcionarios de Ucrania, una unidad militar rusa que avanzaba ofreció un ultimátum aterrador a 13 guardias fronterizos: rendirse o enfrentarse a un ataque. Y los ucranianos respondieron con una grosería, antes de que aparentemente los mataran.

El audio del incidente se volvió viral en las redes sociales y el clip publicado el 24 de febrero por Pravda recibió más de 3,5 millones de visitas en YouTube. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, anunció personalmente las muertes en un video y dijo que cada guardia recibiría el título de Héroe de Ucrania.

Pero solo unos días después, los funcionarios ucranianos confirmaron en una publicación de Facebook que los hombres aún están vivos y son prisioneros de las fuerzas rusas.

Las redes sociales se han convertido en el principal conducto para propagar información, verificada o no, lo que también les da a las empresas tecnológicas un papel en la guerra de la información. El video falso del Fantasma de Kiev, por ejemplo, fue marcado con la etiqueta “fuera de contexto” por Twitter, pero el montaje publicado en la cuenta oficial de Ucrania no recibió esa aclaración. La foto falsa publicada por Poroshenko, el expresidente de Ucrania, tampoco tenía la etiqueta.

Aunque Twitter monitorea su servicio en busca de contenido dañino, incluidos videos manipulados o mal etiquetados, dijo que los tuits que simplemente mencionan al Fantasma de Kiev no violan sus reglas.

“Cuando identifiquemos contenido y cuentas que violen las reglas de Twitter, tomaremos medidas”, dijo la compañía.

Al ejercer discreción sobre cómo se modera el contenido no verificado o falso, las empresas de redes sociales han decidido “elegir un bando”, dijo Alex Stamos, director del Observatorio de Internet de Stanford y exjefe de seguridad de Facebook.

“Creo que esto demuestra los límites de la ‘verificación de hechos’ en una batalla rápida con vidas reales en juego”, dijo Stamos. Y agregó que las plataformas tecnológicas nunca crearon reglas contra la desinformación en general, sino que se enfocan en comportamientos, actores y contenido específicos.

Eso hace que la verdad quede rezagada frente a algunas narrativas de tiempos de guerra, como un aparente complot de asesinato contra Zelenski o simplemente la cantidad de tropas muertas en la batalla, que suele ser bastante vaga incluso cuando las cuentas oficiales y los medios de comunicación comparten la información.

Esas narrativas han continuado a medida que avanza la guerra, revelando una guerra de información dirigida no solo a las audiencias occidentales sino también a los ciudadanos rusos. En las Naciones Unidas, el lunes, el embajador de Ucrania, Sergiy Kyslytsya, compartió una serie de mensajes de texto que dijo que habían sido recuperados del teléfono de un soldado ruso muerto.

“Mamá, estoy en Ucrania. Aquí se está librando una verdadera guerra. Tengo miedo”, aparentemente escribió el soldado ruso, según el relato de Kyslytsya, que leyó en ruso. La historia parecía evocar una narrativa presentada por los funcionarios y compartida ampliamente en las redes sociales de que los soldados rusos están mal entrenados, son demasiado jóvenes, y no quieren pelear contra sus vecinos ucranianos. “Estamos bombardeando todas las ciudades juntas, incluso a los civiles”.

La historia, sea cierta o no, parece hecha a medida para los civiles rusos, en particular para los padres preocupados por el destino de sus hijos alistados, dijeron los expertos.

“Es una vieja táctica que los ucranianos están tratando de usar, y consiste en desviar la atención de las madres y las familias en Rusia de los objetivos más grandiosos de la guerra, hacia los costos humanos de la guerra”, dijo Ian Garner, un historiador centrado en Rusia que analiza la propaganda en idioma ruso durante el conflicto. “Sabemos que es realmente efectiva”.

Las cuentas oficiales ucranianas también han subido docenas de videos que supuestamente muestran a prisioneros de guerra rusos, algunos con vendajes ensangrentados cubriendo sus brazos o cara. En los videos se escucha a los presos denunciar la invasión. Los videos pueden generar dudas sobre si Ucrania está violando las Convenciones de Ginebra, que tienen reglas sobre compartir imágenes de prisioneros de guerra.

Rusia también se ha involucrado en su propia creación de mitos, pero los expertos dicen que esa estrategia ha sido mucho menos efectiva. En vez de dirigirse a los observadores internacionales con argumentos emocionales, Rusia se ha centrado en influir en su propia población para generar apoyo en las batallas, dijo Garner.

Como los medios estatales rusos todavía definen el conflicto como una “operación militar especial” y no una guerra, en línea con la descripción utilizada por el presidente Vladimir Putin, las emisoras estatales “tratan de hablar sobre una guerra que aparentemente no está ocurriendo”, dijo Garner.

El gobierno ruso “no puede jugar con sus narrativas más fuertes de sacrificio individual”, agregó, sino que se basa en historias de ucranianos que bombardean hospitales y civiles, sin proporcionar pruebas.

Los esfuerzos de Ucrania por amplificar sus propios mensajes también dejan poco espacio para que Rusia domine la conversación, dijo Singer, el estratega de New America.

“Una clave para la guerra de información en la era de las redes sociales es reconocer que la audiencia es tanto el objetivo como el participante”, dijo. Y agregó que los usuarios de las redes sociales estaban “compartiendo esos mensajes, lo que los convierte en una especie de combatientes”.